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    Parana » AIM Digital

    Fecha: 02/11/2025 06:32

    En 2017 apareció en los telescopios un objeto raro, Oumuamua, el primer cuerpo interestelar detectado, que entró y salió del sistema solar mostrando anomalías sorprendentes. Su aceleración era extraña y su actividad impropia de los cometas. Los astrónomos trataron de explicarlo con hipótesis a veces fantásticas, siempre dentro de la credibilidad científica. Oumuamua podía ser un fragmento de un planeta como Plutón, una nube de polvo de muy escasa densidad compactada por medios desconocidos, o un témpano de hidrógeno. Pero entonces un científico estadounidense de origen israelí hizo oír algo nuevo: Oumuamua era una vela fabricada por extraterrestres, impulsada por luz. Abraham "Avi" Loeb fue en su juventud, con alrededor de 20 años, miembro de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), que a pesar de su nombre suelen aplicarse como las de otros países más al ataque que a la defensa, considerando quizá que la mejor defensa es un buen ataque. Esa doctrina militar se podría rastrear en Israel hasta Zeev Jabotinsky y David Ben Gurión, e implica una concepción en que cada uno o cada grupo está solo en un mundo hostil. Loeb es ahora profesor de Harvard, la universidad estadounidense más prestigiosa, y no conductor de tanques del ejército israelí, como suele ser el caso de los egresados como él del programa militar Talpiot, que recluta jóvenes prometedores. Las incógnitas vienen de lejos Oumuamua fue el primer cometa en su tipo. Hace poco apareció el tercero, detectado por un telescopio instalado en Chile, todavía más intrigante: 3I Atlas, que provocó otra reacción de Avi Loeb: sería una nave espacial alienígena que se está desacelerando a medida que se acerca al Sol. 3I Atlas viaja a 60 kilómetros por segundo, y su mayor acercamiento a la Tierra se producirá el 19 de diciembre, sin peligro de choque. Loeb quiere encontrar pruebas de civilizaciones extraterrestres, pero no para mostrar fraternidad ni aumentar su felicidad sino para desconfiar y prevenir, porque un objeto como 3I Atlas puede ser un enviado de mundos hostiles. 3I Atlas es posiblemente una cápsula de tiempos remotos, quizá de hasta 10 000 millones de años, que permitiría estudiar la química ancestral del universo. Tiene una órbita hiperbólica que sugiere origen interestelar; pero está alineado con el plano de la eclíptica, el plano imaginario de la órbita de la Tierra, y se acerca a Venus, Marte y Júpiter. Loeb sospechó que esta órbita facilita la llegada de una nave extraterrestre a la Tierra. El trasfondo de esta idea es que los seres humanos no están solos en el Universo. La llamada "paradoja de Fermi" invita a pensar en el contraste entre la gran probabilidad de que haya otras civilizaciones en el cosmos y la total falta de conocimiento de ellas que tenemos hasta ahora. En síntesis, Loeb, quizá expresando con sus vastos conocimientos científicos actuales la mentalidad que le inculcaron cuando era tanquista del ejército israelí, supone que el cometa 3I Atlas podría ser una nave alienígena hostil. En sus palabras: "el objeto ha mostrado varias características anómalas y presentamos la hipótesis de que pueda tener origen tecnológico y posiblemente hostil”. Loeb confesó con picardía que busca inteligencia en el espacio exterior porque a menudo no la encuentra en la Tierra, pero parece que si la encuentra en otros mundos será para huir o parapetarse contra ella. "A lo largo de la historia de la humanidad veo a personas peleándose entre sí, tratando de sentirse superiores, y eso tiene muy poco sentido en el gran esquema del universo. Podríamos comportamos de manera mucho más inteligente antes de ser admitidos en el club de la inteligencia, así que espero que la posibilidad de vida extraterrestre nos convenza de actuar juntos y tener un futuro mejor que nuestro pasado". No obstante, si 3I Atlas fuera una nave enviada desde otra galaxia con fines agresivos, muy poco podríamos hacer si se proponen destruirnos en vista de la gran superioridad técnica que evidenciarían sus presuntos constructores. Loeb, como no podría ser de otra manera para el llamado “materialismo científico”, entiende que una civilización es inteligente si sigue los principios de la ciencia, el intercambio de conocimientos basados ??en la evidencia. Dando una precisión matemática, recordó que hay quizá en el universo un número de planetas similares a la Tierra igual a 10 a la potencia 21 (un número con 21 ceros), más que los granos de arena de todas las playas de la Tierra. Frente a este número enorme Loeb considera un atrevimiento suponer a los humanos únicos y especiales. Advierte que la civilización humana se hizo tecnológica desde hace apenas un siglo; pero es posible que las extraterrestres que busca y teme hayan comenzado mucho antes y puedan estar mucho más avanzadas. Abrió un crédito para los humanos: "nuestras tecnologías están avanzando exponencialmente, así que las tecnologías que desarrollaríamos dentro de un millón de años parecerían magia, o milagros". Pero entonces, los que dispongan de semejante tecnología podrían parecer dioses a la humanidad actual. El bosque oscuro Otra idea para explicar la paradoja de Fermi es explícitamente sombría: la hipótesis del bosque oscuro, propuesta por Cixin Liu, autor chino de obras de ciencia ficción. El universo sería como un bosque oscuro en el que las civilizaciones se ocultan y se cazan unas a otras. Vuelve la idea de que un buen ataque es la mejor defensa. Cada civilización es un cazador armado que recorre el bosque intentando moverse sin emitir sonido. Si da con otra forma de vida abre fuego y la elimina. En este bosque, el infierno son los otros. El relato de un soldado austríaco bajo la lluvia interminable en las trincheras de Verdún, en la guerra de 1914, puede servir como un ejemplo en pequeño del drama astronómico que presenta Loeb: el hombre estaba hundido hasta las orejas en el barro, sin poder distinguir amigos de enemigos. Entonces, la única posibilidad de mantenerse vivo era disparar a todo lo que moviera, francés, alemán o lo que sea. Era un cazador en la desesperación. La idea en el bosque oscuro es que cada civilización sufrirá un déficit de satisfacción de sus necesidades a largo plazo, porque el universo no tiene recursos para requerimientos infinitos. Entonces, si una civilización encuentra a otra, debe compartir recursos y reducir las posibilidades de supervivencia. La mejor alternativa es ni siquiera buscar la interacción entre civilizaciones, y esa sería otra respuesta a la paradoja de Fermi. De la Redacción de AIM.

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