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» Elterritorio
Fecha: 02/11/2025 04:42
Leena y Matti Heinonen viajaron desde Helsinki y permanecerán en Misiones hasta el 15 de noviembre. Dictan clases de finés a un grupo de nueve estudiantes. domingo 02 de noviembre de 2025 | 2:30hs. La pareja finlandesa llegó a Oberá el 2 de septiembre. //Foto: Natalia Guerrero. Viajar desde el norte de Europa hasta el corazón de Misiones no fue una simple travesía para Leena y Matti Heinonen, ambos de 71 años. La pareja finlandesa, jubilada hace ocho, eligió venir a la provincia tras leer que en Oberá aún vive una colectividad con raíces nórdicas. Movidos por la curiosidad y el deseo de ser útiles, decidieron acercarse para conocer de cerca esa historia y, durante su estadía, comenzaron a enseñar su lengua materna a quienes desean aprender finés. En abril tomaron contacto con la colectividad finlandesa de Oberá, después de leer que muchos descendientes ya no hablaban la lengua de origen. El secretario de la organización asumió la organización de las clases y se apoyaron en la referencia de Graciela Niskanen, quien había enseñado finés y ya no podía continuar. El 2 de septiembre viajaron desde Helsinki, tras 38 horas de trayecto, y se instalaron en la ciudad. Desde su llegada se hospedan en la casa de Annette Gradeneker, una vecina de Oberá que los recibió y acompaña durante su estadía. Las clases se dictan los martes y jueves, de 18 a 20, con un grupo de nueve alumnos abierto a cualquier interesado. “Queríamos pasar el otoño fuera de Finlandia porque es una época muy oscura y lluviosa. Pensamos que podíamos aprovechar ese tiempo para seguir aprendiendo español, hacer algo útil y vivir una experiencia distinta. Y cuando supimos que aquí había familias con raíces finlandesas, sentimos que este era el lugar indicado para hacerlo”, relató Leena El camino con el español comenzó hace quince años en cursos para adultos desde el nivel A1. Al principio tuvieron profesoras finlandesas y más adelante notaron un salto al estudiar con un docente nativo. También sumaron vacaciones en España, practicaron oído y trabajaron la pronunciación, aunque el ritmo acelerado del habla les exigió adaptación. “El subjuntivo fue lo más difícil porque no existe en ninguna de nuestras lenguas. Pero cuando empezamos a escuchar cómo hablan los españoles, todo cambió. Al principio parecía imposible entender, ahora nos comunicamos y eso nos abrió muchas puertas”, explicó Matti. En un año especial por sus cuatro décadas de matrimonio, Leena y Matti buscaron una experiencia significativa. Ella trabajó como florista y él se formó en el ámbito empresarial con desempeño en compañías finlandesas. Ya jubilados, eligieron la provincia para compartir el finés durante su estadía. “Hemos querido hacer algo especial por nuestros 40 años juntos. Enseñar aquí, tan lejos de casa, nos dio alegría, una nueva energía y la sensación de que cada viaje puede tener un sentido diferente. Sentimos que estamos devolviendo algo de todo lo que aprendimos”, sostuvo Leena. Experiencia El vínculo con la enseñanza se fortaleció hace tres años, cuando pasaron tres meses en Perú realizando voluntariado y, por coincidencia, ayudaron en lectura a niños hispanohablantes. Aquella experiencia los impulsó a seguir combinando los viajes con el trabajo educativo y les mostró que podían adaptarse a distintos contextos. “Fue un desafío porque nunca habíamos enseñado a niños, pero fue muy gratificante. Ellos eran tímidos al comienzo, pero poco a poco se animaron y nosotros también aprendimos mucho de ellos. Al final, fue una de las experiencias más lindas que tuvimos en Sudamérica”, contó Leena. En Oberá organizan las clases con láminas grandes y carteles que cuelgan y despegan en cada encuentro. Los alumnos fotografían ese material, reciben fotocopias y arman dos carpetas: una con los impresos y otra con apuntes, porque el ritmo hace que se pase rápido de un tema a otro. Entre los asistentes hay universitarios, trabajadores y una alumna sin raíces finlandesas cuya casa perteneció originalmente a un finlandés; además, dos estudiantes viajan desde Ruiz de Montoya para sumarse. “Nos gusta preparar las clases con materiales visuales grandes. Así todos pueden ver las palabras y repasar cuando lo necesitan. Los alumnos tienen muchas ganas de aprender, incluso vienen desde lejos, y eso nos motiva a seguir mejorando cada clase”, explicó Leena. En la provincia encontraron un entorno amable y tranquilo. Les gusta la selva, el aire puro y el agua de arroyos y saltos, paisajes que les generan calma y por momentos les recuerdan a su país, aunque con árboles distintos. Tienen pendiente visitar Moconá, plan que se postergó por la lluvia. “Nos gusta el verde, el aire limpio y los arroyos. Todo nos resulta muy relajante. Los paisajes son diferentes, pero la sensación de tranquilidad es parecida a la de Finlandia”, expresó Matti. En Finlandia el porcentaje de población que vive de la agricultura es menor, y las chacras son más grandes, mientras que en Misiones predominan parcelas pequeñas. Durante la estadía visitaron entre seis y siete chacras, conocieron métodos de trabajo y conversaron con familias sobre su vida cotidiana. “La agricultura aquí es esencial. Nos impresionó ver cómo cada familia trabaja su tierra y cuida sus cultivos. En Finlandia sólo entre el 5% y el 8% de la gente vive de eso, y las chacras son mucho más grandes. En Misiones hay muchas más pequeñas parcelas, y eso nos llamó la atención”, explicó Leena. La mesa local también los sorprendió. Esperaban un protagonismo casi exclusivo de la carne y encontraron variedad de verduras y frutas, además de chipas, mandioca, tartas y más consumo de pescado que en sus hábitos. La mandioca la habían probado por primera vez en Perú y aquí volvió a convertirse en favorita; también sumaron el dulce de leche a la lista de hallazgos, aun cuando no suelen inclinarse por los postres muy dulces. “Pensábamos que todo giraba en torno a la carne, pero encontramos muchas comidas con verduras y mandioca. Nos gusta mucho la cocina local, es variada y natural. El dulce de leche es algo completamente nuevo para nosotros”, remarcó Matti. A su vez, subrayaron que el finés pertenece a la misma familia lingüística que el estonio y que es totalmente distinto del español en vocabulario y gramática. Aun así, consideraron que con constancia se puede avanzar. “El finés es diferente en todo, pero con paciencia se progresa. Aquí pudimos reunir un grupo y eso nos hace sentir felices de estar en Argentina”, sostuvo Leena. En sintonía, compartieron una idea que repiten a sus alumnos: para un viaje breve a Finlandia no es imprescindible aprender el idioma porque casi todos hablan inglés, pero nunca es tarde para estudiar una lengua nueva. Ellos comenzaron a los 55 años y destacan que aprender idiomas favorece el cerebro. Permanecerán en Misiones hasta el 15 de noviembre y luego pasarán una semana en Buenos Aires antes de regresar a su país. “Nunca es demasiado tarde para empezar. Aprender lenguas mantiene la mente activa y te conecta con otras culturas. Nosotros empezamos a los 55 años y seguimos disfrutando de aprender cada día”, afirmó Matti. Como cierre, expresaron la emoción de haber vivido todo lo que imaginaron al planear el viaje. Querían conocer familias con raíces finlandesas, visitar chacras, ver cómo se trabaja en el campo y hablar con la gente local. “Cuando pensábamos en venir a Misiones, dijimos: si tenemos suerte, conoceremos gente del campo, podremos visitar chacras y hablar sobre la vida. Todo eso pasó, todo se cumplió. Fue una experiencia maravillosa para nosotros”, expresó Matti. Noticia Relacionada “Aprendemos el idioma, su cultura y su historia”
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