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  • El exceso puede ser perjudicial

    » Diario Cordoba

    Fecha: 02/11/2025 03:08

    Los italianos tienen una expresión que le va como anillo al dedo a la sesión de la comisión de investigación del Senado que convocó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para tratar el denominado caso Koldo. Troppo stroppia, dicen los italianos, cuya traducción literal sería demasiado suele ser perjudicial, y cuyo sentido más amplio es el de que insistir en algo de modo desmedido puede acabar estropeando el propósito que se persigue, por legítimo que este sea. Algo de esto ocurrió durante las más de cinco horas que duró la sesión de la citada comisión. Hasta el extremo de que Sánchez, pese a contar con casos graves de supuesta corrupción en sus gobiernos y en su partido, salió relativamente airoso del trance y se pudo permitir el comentario irónico de que le había ido mejor a él que a la oposición del Partido Popular, Vox y UPN. No empezó mal la sesión, con la intervención de la senadora de Unión del Pueblo Navarro, María Caballero, con preguntas concretas sobre el conocimiento que Sánchez tiene de los hechos que la justicia investiga a estrechos colaboradores suyos, en particular, los dos últimos secretarios de organización del PSOE, José Luis Ábalos y Santos Cerdán. Sin embargo, sea por la falta de respuestas precisas del presidente del Gobierno, o por lo que fuere, Caballero y otros senadores que le siguieron pasaron a utilizar un lenguaje impropio de una comisión de investigación y a formar un totum revolutum con otros temas de dudosa o nula relación con el caso Koldo. Ello permitió a Pedro Sánchez descalificar a la comisión, a la que llegó a calificar de comisión de difamación, y a tachar de circo la sesión del Senado. Expresiones que fueron rebatidas, como es lógico, por el presidente de la misma, el senador Eloy Suárez, pero que reflejaban los excesos formales de algunos interrogatorios. Se trataba de aportar algo nuevo a lo que ya se sabía sobre la posible responsabilidad del propio Sánchez, por acción u por omisión, sobre la trama que urdieron Koldo García, Ábalos y Cerdán. No de sacarle el máximo partido público a intervenciones que tenían un alto seguimiento en televisión y en las redes sociales. Pedro Sánchez eludió responder a la mayoría de las preguntas que se le formularon y abusó de la fórmula no me consta, cuyo propósito evidente era el de no incurrir en mentiras que le pudieran llevar ante la justicia. Una actitud que no contribuye, por supuesto, a despejar su responsabilidad. Otra cuestión es si las comisiones parlamentarias son el foro apropiado para interrogatorios que emulan a series norteamericanas, donde la verdad se dirime ante un juez y un jurado. Si la Justicia es la que debe determinar responsabilidades penales, una comisión como la del Senado debería estar más enfocada a las políticas. Del caso Koldo, sin mezclarlo con la suerte judicial del hermano o la esposa del presidente del Gobierno. Es lo que enseña la historia de la corrupción en España, que ha implicado a los dos principales partidos políticos: mientras las responsabilidades judiciales han acabado con importantes cargos políticos en la cárcel, las políticas deben sustanciarse políticamente. En las cámaras y en las urnas. Transgredir esta norma lleva inevitablemente a excesos de los que acaban siendo víctimas la verdad y quienes los protagonizan.

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