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Gualeguaychu » El Dia
Fecha: 02/11/2025 01:47
Según el Comité de Vigilancia de Morbimortalidad Infantil de nuestra ciudad, año a año han disminuyendo los nacimientos en Gualeguaychú. Es así como en 2023 hubo 1.052 nacidos, 132 menos que en el 2022. La comparación con 2014 es aún más llamativa: 783 nacimientos menos, ya que hubo 1.835. Desde ese año fueron descendiendo los nuevos bebés, y acentuando esa tendencia en los últimos 5 años. Esta tendencia coincide con el escenario nacional y provincial. Un “Monitor de Nacimientos”, presentado por el Ministerio de Salud de Entre Ríos revela un hallazgo que llama la atención: la edad de las madres. En este sentido, ha bajado la cantidad de madres menores de 20 años, pero ha aumentado el número de madres mayores de 35 años. ¿Qué está provocando este cambio y cuáles pueden ser sus efectos locales? Para intentar responder estas preguntas, Ahora ElDía dialogó con el antropólogo y profesor titular de la Facultad de Bromatología de la UNER, Gerardo Rossini y con el sociólogo Juan Pablo Castillo. “Es un fenómeno que está presente en todo el mundo occidental”, introdujo Castillo, poniendo en primer plano el cambio del rol de la mujer en nuestra sociedad: “Tradicionalmente ‘asignado’ como cuidadora del hogar, se ha modificado sustancialmente al punto tal que hoy vemos muchas mujeres que eligen, ya que pueden hacerlo, no ser madres”. El sociólogo continuó: “Instituciones que nunca habían sido cuestionadas, tales como la familia, hoy son repensadas a la luz de los nuevos tiempos. Lo que estamos observando, en definitiva, es una reconfiguración de roles en donde los proyectos de vida familiares se reemplazan por proyectos de vida individuales”. Puede interesarte “La satisfacción inmediata, el aquí y ahora, es más importante que las expectativas de futuro; la inmediatez prima sobre el largo plazo, la responsabilidad que significa hacerse cargo de los hijos es algo que no todos quieren asumir, no obstante, este es un fenómeno típico de las clases medias donde el factor económico gravita a la hora de pensar en ser padres”, agregó. Ante la consulta, Gerardo Rossini comentó que la caída de la natalidad se explica por una combinación de factores estructurales y culturales. Uno de ellos es la situación económica y costos crecientes: “En la Argentina, la inflación, el desempleo, la inestabilidad de los trabajos, los costos cada vez más altos, hacen que tener un hijo sea una decisión muy difícil de tomar”. “Hace ochenta años atrás, los niños se conformaban con unas alpargatas, unas bombachas de campo y listo”, ilustró el antropólogo: “En el mundo moderno, el mundo del consumo conlleva otros gastos. Pensemos que antes al hijo no había que comprarle celular, no había que tener Internet, no necesitaba computadora, no necesitaba zapatillas de marca”. Otro aspecto nombrado por Rossini es el aumento del nivel educativo: “Con el acceso al nivel secundario y al nivel universitario, se posterga el tener hijos. En adición, la búsqueda del desarrollo profesional también posterga tener hijos. Especialmente, en las mujeres que, en los últimos tiempos, han salido del rol tradicional, lo que implica un cambio muy importante. La mujer que debía ocuparse solamente de sus hijos, ahora piensa también en su desarrollo personal. Esto, obviamente, posterga la maternidad y, al retrasar la maternidad, también reduce la posibilidad tener muchos hijos”. Según el profesional, el mayor conocimiento de los métodos anticonceptivos también permite planificar conscientemente la cantidad de hijos. El cambio en los espacios en los que viven las personas, por el proceso de urbanización, también cumple un rol importante: “Ese paso del campo a la ciudad, ha llevado directamente una reducción de la cantidad de hijos. Pensemos nosotros en Argentina: nuestros bisabuelos vivían en el campo y tenían doce hermanos. Cuando se vinieron a la ciudad, con nuestros padres, se redujeron a dos hijos”. “Eso es porque la vida en la ciudad se hace más costosa y los espacios son más chicos. No es lo mismo vivir en un campo que vivir en un departamento”, ejemplificó Rossini, nombrando con este factor uno muy relacionado: la pérdida de las redes familiares, ya que “No hay quien ayude y acompañe en la crianza de los hijos. Es muy difícil para los padres ir a trabajar, ocuparse de la crianza, la educación, etcétera”. En adición, el profesor coincidió con Castillo: “Hay una priorización de la desarrollo y felicidad personal, que se puede ver claramente cuando la gente prioriza los viajes antes que el trabajo o la estabilidad. Muchos jóvenes prefieren viajar trabajando de cualquier cosa, lo cual es muy difícil hacer con hijos. La independencia es una cuestión muy valorada”. Rossini añadió a la lista los cambios culturales de las últimas décadas, que tienen que ver con los roles y mandatos familiares: “La idea de familia cambió fuertemente, ya no se considera un solo tipo de familia, los mandatos tradicionales se han debilitado, como el tener hijos o casarse. Esto se puede ver, por ejemplo, en la gran cantidad de hogares unipersonales. En la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, cerca de cuarenta por ciento de los hogares son unipersonales. Y eso también se da en las capitales más importantes del mundo”. Puede interesarte Finalmente, en cuanto a las causas, el profesional trajo a colación la movilidad social ascendente: “No es lo mismo tener hijos en una sociedad como la de gran parte del siglo XX en la Argentina, que cuando esa movilidad social ascendente se rompe. Entonces, los padres de hoy no tienen la visualización clara de que los hijos van a poder ir más lejos que ellos. En principio es porque, por ejemplo, acceder a una vivienda hoy en día es muy difícil”. Las consecuencias de esta baja de natalidad, acarrea un gran problema, según el antropólogo: el envejecimiento de las poblaciones. Esto genera una cadena de efectos graves: una gran presión sobre los sistemas previsionales (si hay cada vez menos aportantes en edad activa, menores son los recursos para sostener a toda la población que está jubilada), y sobre los sistemas de salud, además de una falta de mano de obra. “Es una tendencia mundial muy difícil de revertir. Realmente es como un barco que va hacia la deriva en una situación muy difícil de recausar”, declaró Rossini, y teorizó posibles soluciones: “Se podrían pensar políticas de subsidios, asignaciones sobre cada hijo, que permitan ayudar a llevar adelante la familia con hijos. Pero las ayudas económicas solamente no sirven, tienen que ser un paquete de medidas”. Otra cuestión, especialmente para la Argentina, “es favorecer un sistema de educación gratuita, pública, de calidad. Y asegurar jardines maternales, para que las madres y los padres puedan trabajar y asegurarse el cuidado de sus hijos. No tengan que elegir entre trabajo y maternidad, como pasa muchas veces en la Argentina”, sugirió Gerardo, y agregó: “En adición, son necesarias políticas laborales que permitan licencias por maternidad y paternidad más amplias, políticas de vivienda bien activas, y un apoyo a la inserción laboral de los jóvenes, entre otras cosas”.
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