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  • Graciela Alfano volvió a la carga contra Susana Giménez por sus problemas de salud: “Bajó mi sistema inmunológico”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 01/11/2025 18:33

    Las duras palabras de Graciela Alfano a Susana Giménez Las cámaras transmitían cada gesto, cada vibración contenida en la voz de Graciela Alfano. Frente a los micrófonos de Desayuno Americano (América), la diva de 72 años no tembló al denunciar lo que consideró una herida incurable: responsabilizó a Susana Giménez de sus graves problemas de salud. ¿Hasta dónde pueden dañar las palabras? ¿De qué modo el espectáculo, ese territorio de luces y sombras, traspasa el límite de la pantalla para instalarse en el cuerpo? Visiblemente sensibilizada, soltó: “Si hay algo espantoso, es el herpes zóster. Todos los que tuvimos varicela lo tenemos acá atrás, en un ganglio que se despierta cuando el sistema inmunológico baja. Así que en esta oportunidad -en otra oportunidad me dio en el cuerpo, bastante más tolerable- esto fue en la cara, en los nervios faciales, auditivo, ocular, fue realmente lo peor”, explicó, con los recuerdos de noches interminables y molestias punzantes todavía presentes. “Ya estoy saliendo, es un dolor espantoso, pero por suerte estoy saliendo. Lo que saqué como conclusión es que yo dejé... ustedes saben que hubo un episodio ahí con una mujer muy famosa, qué sé yo, ya... olvidable”, dirigiéndose sin nombrarla a Susana Giménez. Susana Giménez habló luego de su cruce con Graciela Alfano Quienes conocen a Alfano saben que no suele dramatizar pequeños dolores. Pero esta vez la angustia tenía raíces profundas. No se trató, según su testimonio, de un simple episodio médico aislado. La raíz, insistió una y otra vez, tenía nombre y apellido. Y el detonante de su estado, una violencia que la obligó a repensar toda su historia reciente con los medios y con la Su. “Las palabras lastiman. Esto bajó mi sistema inmunológico”, relató. La vedette sentía que la exposición mediática, la ronda interminable de programas, el tener que dar explicaciones sin haber hecho nada, ejercieron sobre ella un desgaste emocional que la desbordó. “Para mucha gente debe haber sido hasta gracioso escucharla, pero a mí me dolió, a mis nietas les dolió, les valió una burla en el colegio, van al jardín de infantes. Y todo eso a mí me bajó la energía, tuve que contestar a cinco millones de programas sin comerla ni beberla, sin haber hecho nada. Estas cosas dañan”, continuó Le preguntaron si imaginaba a la conductora lamentando el episodio, pero Graciela no dudó: “Calculo que esta señora debe estar riéndose: ‘Ah, ja, ja, le dio el herpes zóster’. Bueno, ok, reíte. Pero eso lo único que hace es burlarte de alguien a quien le generaste un daño así, es convertirte en una basura. Ojalá tenga un poco de sentido común y deje de hacer esas cosas porque son lamentables", disparó, al dejar flotando una verdad amarga. Las palabras, dijo, pueden agrietar no sólo el alma sino también la carne. “No podemos tolerar ni validar la violencia, se llame como se llame. No es gracioso y tenemos que poner un punto final si queremos avanzar como sociedad”, reclamó. Era un llamado colectivo, dirigido a todo un ambiente capaz de transformar cualquier gesto en una burla y cualquier desacuerdo en un show interminable de dimes y diretes. Terminó su testimonio con un cierre filoso, del que no dejó margen a la reconciliación: “Con Susana no quedó nada pendiente, no me importa y no me importará jamás”. Pero el eco de sus palabras quedó en el aire, pesando sobre la audiencia y sobre ella misma. Una enfermedad forzó el freno. El dolor físico y emocional la llevó al límite, la obligó a mirarse en el espejo con una pregunta incómoda: ¿qué precio tiene la exposición? ¿Qué heridas pueden curarse y cuáles quedan para siempre? La herida, por ahora, sigue abierta. Y la historia, aún sin cierre.

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