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» Solochaco
Fecha: 01/11/2025 15:00
El exgobernador Jorge Capitanich volvió a mover las piezas dentro del Partido Justicialista del Chaco, donde no sólo mantiene su liderazgo indiscutido sino que además comienza a escribir su testamento político, con su hija Guillermina Capitanich como principal beneficiaria. Según reveló el portal HDP Noticias, el PJ provincial prorrogó el mandato de sus autoridades y reprogramó la elección interna para el 16 de noviembre, aunque en los hechos no habrá competencia real. El acuerdo impulsado por Capitanich se traduce en una conducción “de unidad”, armada a su medida, donde Guillermina ocupará la vicepresidencia primera del Consejo Provincial, acompañando a su padre en la presidencia. Una sucesión en marcha El gesto tiene lectura política inmediata: Capitanich le impone su hija al peronismo chaqueño y prepara el terreno para un recambio generacional controlado. En los hechos, Guillermina se transforma en la heredera política del coquismo, la encargada de continuar su legado en un movimiento donde pocos se animan a discutirle liderazgo al exgobernador. El acuerdo deja fuera a sectores que esperaban renovar su representación, como la intendente de Barranqueras Magda Ayala, una figura con respaldo territorial que había ganado peso propio en los últimos años. La decisión de Capitanich confirma que el PJ chaqueño no atravesará un proceso de democratización interna, sino más bien un cierre de filas en torno a su conducción. El testamento político de Capitanich La incorporación de Guillermina en la cúpula partidaria no es un gesto simbólico. Representa el inicio de una transferencia de poder dentro del peronismo provincial, donde Capitanich busca asegurar que su proyecto trascienda su figura. En ese marco, su hija aparece como el eslabón de continuidad y resguardo, una mezcla de confianza personal y proyección de apellido. “Capitanich escribe su testamento político con su hija Guillermina como principal beneficiaria”, resumió un dirigente del PJ que observa desde afuera el armado. La movida combina cálculo, poder y herencia, en un partido que no logra recomponerse tras la derrota electoral y que ahora se encierra sobre sí mismo. Unidad o verticalismo El nuevo esquema partidario se presenta bajo la consigna de la “unidad”, aunque en la práctica consolida un verticalismo interno sin fisuras visibles. El liderazgo de Capitanich, intacto pese a los traspiés electorales, se impone sobre cualquier intento de renovación autónoma. En ese sentido, el peronismo chaqueño parece ingresar en una etapa de transición controlada, más orientada a preservar un legado que a debatir ideas o liderazgos. Mirada hacia adelante De cara al futuro, la figura de Guillermina Capitanich empezará a ocupar mayor espacio político y mediático. Si logra construir identidad propia o queda atada al rol de “hija del jefe”, dependerá de su capacidad de gestión y de la apertura del entorno coquista. Mientras tanto, el mensaje de fondo es claro: el PJ chaqueño sigue siendo propiedad política de Capitanich, y el apellido, más que un símbolo, es hoy la llave de continuidad del poder interno.
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