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» Diario Cordoba
Fecha: 01/11/2025 10:25
El ictus o accidente cerebrovascular (ACV), patología de la que esta semana se ha celebrado el día mundial, ha dejado de ser una amenaza latente para convertirse en una cruda realidad y un desafío de salud pública ineludible. "Las cifras, proporcionadas por la Sociedad Española de Neurología (SEN), son contundentes: no solo es la segunda causa de mortalidad en nuestro país, sino que se estima que al menos un 25% de los españoles lo padecerá a lo largo de su vida. Ante esta magnitud, es imperativo que nuestra respuesta asistencial y de tratamiento evolucione a la misma velocidad que el problema crece", señala la directora de Fepamic Salud, Raquel Osuna. El ictus no es comparable a una lesión física común. Las secuelas van más allá de un problema de movilidad o de lenguaje; tocan la esencia misma de la persona, alterando sus dimensiones física, emocional, psicológica, laboral y familiar. El rol vital del paciente, su autonomía y su identidad sufren un giro de 180 grados, requiriendo un enfoque que mire a la persona con perspectiva y no se limite al objetivo simplista de «volver a caminar», destaca la directora de Fepamic Salud. El factor ‘Tiempo es Cerebro’ La neurociencia lo confirma: el principio de ‘Tiempo es cerebro’ no se aplica solo a la fase de urgencia y al código ictus, sino también a la fase de rehabilitación. Una vez estabilizado el estado de salud del paciente, la maravillosa capacidad de la plasticidad neuronal exige una intervención rehabilitadora intensiva y temprana. Cada día cuenta para aprovechar esa ventana crítica y maximizar la recuperación de las funciones cerebrales. La atención al ictus requiere de un enfoque multidisciplinar. / CÓRDOBA Modelo hiper-personalizado «Aquí es donde los modelos convencionales de rehabilitación fallan. Un programa eficaz post-ictus debe ser, ante todo, totalmente personalizado a la afectación única de cada paciente», recalca Raquel Osuna. «En Fepamic Salud hemos adoptado este principio como nuestra prioridad. Nuestro equipo, compuesto por 10 especialistas en neurología (terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, logopedas, neuropsicólogos y psicólogos clínicos), trabaja de forma coordinada bajo un prisma integral. Este enfoque multidisciplinar garantiza que abordamos las secuelas en su totalidad, desde la disfagia y la afasia hasta los complejos trastornos neuropsicológicos y emocionales que a menudo se subestiman», añade. Fepamic Salud se ha dotado de la última tecnología para atender a pacientes que han sufrido ictus. / CÓRDOBA Robótica y nuevas tecnologías El futuro de la rehabilitación neurológica reside en la intersección entre la experiencia clínica y la tecnología más avanzada. Fepamic Salud asegura que está firmemente comprometida con la inversión continua en robótica y nuevas tecnologías. Dispositivos de asistencia robótica, exoesqueletos y plataformas de realidad virtual no solo permiten una mayor intensidad y repetición de los ejercicios, cruciales para el reaprendizaje motor, sino que también añaden un elemento diferenciador de motivación y precisión en el tratamiento. «Esta apuesta por la innovación es la que nos permite trascender los límites de la terapia convencional, brindando a las personas con secuelas de Ictus una cobertura asistencial de presente y futuro. Abordar las consecuencias del ictus es una obligación social. Requiere de un plan de intervención global donde la investigación, la atención urgente y, crucialmente, la rehabilitación de calidad converjan», asegura esta entidad. El seguimiento a los pacientes debe ser muy personalizado. / CÓRDOBA «Fepamic Salud se posiciona como un referente en este camino, ofreciendo un tratamiento especializado que ve a la persona de forma integral y utiliza la tecnología como motor de la recuperación. La calidad de vida de quienes han sufrido un ictus es una prioridad y la innovación es la mejor herramienta para garantizarla», concluye la directora de Fepamic Salud
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