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» Diario Cordoba
Fecha: 01/11/2025 10:23
"Rosalía conseguirá lo que no ha logrado mi abuela en su vida: que vaya a la Iglesia". Hace más de una semana que usuarios anónimos bromean -o no, veremos- en las redes sociales tras esa caótica aparición mariana que hizo una celestial Rosalía, de blanco impoluto y aureola sagrada tintada en la cocorota, para anunciar el lanzamiento de su cuarto disco, el iluminado 'Lux, en la madrileña plaza de Callao, convertida en un Times Square de bolsillo. La artista catalana es la última de una serie de autores españoles que han abrazado la iconografía católica y regado de fe y espiritualidad sus propuestas culturales, si bien es verdad que su obra ha estado siempre salpicada de todo eso. Anticipó eso Rosalía en su primera entrevista sobre el nuevo proyecto, en el pódcast ‘Ràdio Noia’ (Radio Primavera Sound), cuando compartió su necesidad de viajar hacia lo místico como respuesta a la frustración por lo terrenal. "Yo tengo un deseo que sé que este mundo no puede satisfacer. He pasado toda la vida con esta sensación de vacío, de sentir que este mundo no podrá llenar ese vacío", comentó la de Sant Esteve Sesrovires, de 33 años. Centenares de personas observan la portada del nuevo álbum de Rosalía, 'Lux', en la plaza de Callao, a 20 de octubre de 2025, en Madrid. / Carlos Luján / Europa Press Trabajos plagados de vírgenes, cruces, monjas y “canciones que se me meten por dentro”, como decía el personaje de Macarena García en la película ‘La llamada’, adaptación del musical también creado en 2013 por Los Javis (Javier Calvo y Javier Ambrossi) sobre una adolescente a la que se le aparece ni más ni menos que Dios. Esa misma obra se convirtió en fenómeno y fue dejando pequeñas las salas de teatro; pasó al cine y ese "musical sobre la fe, la amistad, el primer amor, el electro-latino y Whitney Houston que te llevará directo al cielo", según anunciaba el Teatro Lara de Madrid en su programación, se adjudicó reconocimientos, premios y público. "Yo tengo un deseo que sé que este mundo no puede satisfacer" Rosalía La película se estrenó en 2017, mismo año en el que Rosalía publicó su álbum de debut, ‘Los Ángeles’, junto a Raül Refree. Por entonces, en España se declaraba católica –practicantes y no practicantes- un 70% de la población, según los distintos barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publicados. Los estudios de los años sucesivos muestran cómo el porcentaje de creyentes fue disminuyendo hasta caer a un mínimo histórico en la penúltima ola de 2023: 51%. Por medio crecieron fenómenos como Rigoberta Bandini, con un cancionero cargado de mística, quien en su primera entrevista con este diario en 2020 decía: "Cuando empecé a escribir me hice un mantra que dice: 'he venido a conectar a la gente con Dios a través de mi música'. Dios es lo que tú quieras. Y, de alguna manera, se está cumpliendo". Su último trabajo, verán, se titula ‘Jesucrista Superstar’ (2025). También Los Javis volvieron a explotar la fe en esa disparatada y fanática historia familiar, esta vez en forma de serie, que narraba ‘La Mesías’ (2023). Otro fenómeno pop bendecido. La sensación general ahora, quizá marcada por esta ola de catolicismo pop, es que existe un repunte de la fe frente a los tiempos convulsos que vivimos. Y el refugio de la espiritualidad es muy grande y llamativo en tiempos de deriva autoritaria, crisis que se amontonan y futuro borroso. "La fe es muy libre y dúctil y se adapta moviéndose en diferentes canales, contextos, culturas y soportes. La fe mueve montañas y la espiritualidad emerge en productos culturales porque la cultura tiene también esta dimensión trascendente. Es una repuesta natural ante tiempos convulsos", reflexiona Míriam Díez, directora del Observatori Blanquerna de Comunicació, Religió i Cultura. A su manera, algo así decía la abuela de Rosalía en un audio en el que se dirigía a su nieta incluido en la canción ‘G3 N15’, el tema más hogareño de 'Motomami' (2022): "Me gusta pensar que, en momentos difíciles, siempre ayuda muchísimo tener una referencia a Dios. Siempre es la familia en primer lugar, y… No en primer lugar, diría que, en primer lugar, siempre es Dios y después la familia". Desde la caída de creyentes de 2023, el porcentaje se ha mantenido por encima siempre del 54% y, en el último barómetro del CIS, el de octubre de este año, escaló hasta el 56%. A la espera de datos, de vuelta a las conjeturas, ya que, precisamente, este pasado miércoles el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, aseguró en unas jornadas celebradas en Salamanca que percibe “un renovado interés juvenil por lo espiritual” al ser preguntado por ‘Lux’. La cantante Madonna, en un concerto en Río de Janeiro (Brasil). / André Coelho / EFE La Virgen y las “ciudadanas celestiales” Desde otra óptica históricamente explotada, adoptando la iconografía religiosa para transgredir, la cantante Zahara se vistió de Virgen, con un pitillo en la boca, para la portada de su álbum ‘Puta’ (2021). Algo parecido a lo que ya hizo, por ejemplo, la mismísima Madonna –sí, precisamente, la Virgen- en 1989 con la pecadora ‘Like a prayer’. A Zahara le costó ser perseguida por la ultraderecha en España. Ahora algunos, en el gran debate iniciado por las 'señales' primarias de 'Lux', han lamentado, quizá prematuramente, que Rosalía no utilice todo este imaginario para la disrupción y apunte hacia otra dirección. "La fe, como provocación y como esperanza, es un recurso muy utilizado por los artistas: a veces es un impulso interior propio, otras veces es un guiño a la sociedad en la que viven. En otras ocasiones, es puro escándalo", defiende Díez, también investigadora principal del grupo de investigación STREAM de la Facultat de Comunicació i Relacions Internacionals Blanquerna Ramon Llull. Lo que resulta evidente, sentencia Díez, es que los símbolos religiosos siguen significando algo. "Si no fuera así, no provocarían ninguna reacción, y sería lo mismo ver a Rosalía con un rosario que verla con cualquier colgante". La portada del cuarto disco de Rosalía, 'Lux'. / Sony Music La artista catalana se presenta en la portada de ‘Lux’, que se publicará el 7 de noviembre, como una monja, a quien ella definió como "ciudadanas celestiales" en la mencionada entrevista en ‘Ràdio Noia’. Por un par de semanas el lanzamiento de su álbum no coincide con el estreno en cines de la película ganadora de la Concha de Oro del Festival de San Sebastián, ‘Los domingos’. Un revelador y oportuno filme que cuenta la historia de una joven formada en un colegio religioso que quiere ser, oh sorpresa, monja de clausura y las tensiones que eso crea en su familia. "Es una niña vulnerable, que ha crecido sin madre y que no obtiene de su padre el soporte que necesita. En situaciones como la suya, el amor de Dios se presenta como algo absoluto, que es seguro y que no falla. ¿Qué niña o adolescente no va a querer algo así? Pero hay que preguntarse si eso es verdadera fe", planteaba en conversación con este diario su directora, Aladua Ruiz de Azúa. "Hacerse monja es hoy una provocación delante de un mundo que vive en la materia, y menos en el espíritu" Míriam Díez A todo esto, en los últimos años un pódcast ha emergido como fenómeno con el Barroco y, ¡tachán!, las monjas como objeto de estudio, Las Hijas de Felipe, de las doctoradas en Literatura barroca en la Universidad de Brown (EEUU) Ana Garriga y Carmen Urbita. Y de la radio íntima al furor literario: su libro -aun sin escribir- causó una expectación inaudita Feria de Fráncfort de 2023 y verá la 'lux' en España el 21 de enero con el título ‘Instrucción de novicias' y editado por Blackie Books. La editorial barcelonesa, por cierto, publicó este mes en su colección de ‘Clásicos liberados’ "el libro más influyente de la cultura occidental". ¿Adivinan? Sí, ‘Evangelio’. Alauda Ruiz de Azúa en el rodaje de 'Los domingos'. / EPC Pero, ¿por qué ahora esa fascinación por las monjas? "Las monjas son figuras contraculturales hoy. No solo las religiosas de vida activa, que son admirables (enfermeras, educadoras sociales, misioneras...), sino las monjas, las contemplativas, las de clausura. Hacerse monja es hoy una provocación delante de un mundo que vive en la materia, y menos en el espíritu", ilumina Díez.
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