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» Elterritorio
Fecha: 01/11/2025 10:01
sábado 01 de noviembre de 2025 | 6:00hs. El Catolicismo como religión en ascenso se fue afianzando a partir del siglo I, a medida que las fiestas paganas perdieron popularidad, ganaron adeptos y territorio, en ese contexto surgió el Día de Todos los Santos en Antioquía –Turquía–, el domingo anterior a la celebración de Pentecostés, durante el mes de mayo, como jornada dedicada exclusivamente a honrar al número creciente de asesinados por profesar esas creencias, a los que posteriormente se denominó mártires; esos primeros cristianos eran ajusticiados generalmente en grupos, práctica adoptada luego de la llamada “Gran Persecución”, aquella incursión llevada adelante por el emperador romano Diocleciano en el año 313 en contra de feligreses cristianos con un saldo de cientos de muertos, fue de tal magnitud la ferocidad manifestada que a través de varios edictos se prohibieron estas prácticas. La conmemoración fue trasladada al 1° de noviembre por el Papa Gregorio III, en pos de desestimar la celebración del Año Nuevo Celta que se llevaba adelante en esa fecha; la santidad que se homenajea incluye a personas declaradas beatos, santos y a aquellas otras que, superada la etapa del Purgatorio, se encuentran en comunión con Dios. Por otra parte, el Día de los Fieles Difuntos nace en la tradición cristiana también en los primeros siglos de esta era, cuando los creyentes naturalizaron el rezo por las almas de los muertos a modo de colaboración para acceder a la “vida eterna”; fue el abad Odilón de Cluny, hacia el año 1000, quien dedicó con los monjes benedictinos, un día especial para la oración dedicada a los fieles difuntos, recién en el siglo XIII la Iglesia Católica la incluyó en sus efemérides regulares. Estas dos celebraciones tienen mucho que ver con una de las instituciones locales surgida en la etapa correntina: el Cementerio La Piedad. Resulta que para el año 1872, en Posadas –que entonces se llamaba Trinchera de San José– existían varios cementerios, por ejemplo, el “de los paraguayos” en inmediaciones de la Plaza 9 de Julio, otro en cercanías de la actual Escuela Normal Mixta Estados Unidos de Brasil –que supo ser una de las cuatro plazas delimitadas en la primera mensura del pueblo– y otro más hacia el río, aproximadamente donde mucho tiempo después se construyó la Estación del Ferrocarril. Todo parece indicar que el único que estaba en funcionamiento, era el mencionado en primer término ya que, a poco de constituirse el Concejo Municipal del poblado en octubre de 1872, uno de los temas tratados en las primeras sesiones fue el traslado del “camposanto” que se encontraba en cercanías de la Plaza, ya que había quedado en medio del pueblo después de los trabajos realizados por el agrimensor Francisco Lezcano. Meses más tarde se aprobó la Ordenanza para trasladar el Cementerio a la Chacra N°42 o 47 dado que, debido al crecimiento constante de la población, el mismo se situaba en la zona céntrica –de acuerdo al Libro de Actas Históricas N° 1, se firmó un contrato para realizar el traslado de los restos del cementerio, en el renglón donde se anotó el número de chacra, el espacio de la unidad quedó en blanco–. Se organizó la mudanza con carruajes, con un costo total de veinte patacones, con el debido cuidado y extremando las medidas de respeto se efectuó el traslado al nuevo emplazamiento; una vez finalizada esta etapa se procedió a impulsar los trabajos necesarios para emparejar el terreno antes ocupado; dos años más tarde la Corporación Municipal volvió a tratar el tema del cementerio en las sesiones del Concejo debido al “estado ruinoso” que presentaba, se dispusieron fondos para concretar arreglos y reparaciones, pero la falta de espacio para las inhumaciones visibilizó la necesidad de un nuevo emplazamiento. En el mes de marzo de 1877, se comenzó a hablar sobre una nueva mudanza del cementerio, decisión tomada casi sin oposición; se invitó a los vecinos a trasladar los restos de sus familiares al nuevo emplazamiento, hecho que se llevó a cabo en el mes de octubre de 1879, el traslado fue a la Chacra N° 60 –hoy delimitada por las avenidas Almirante Brown, Tomás Guido, Martín Fierro y Santa Catalin –; de esta manera el 1° de noviembre de 1879 se inauguró oficialmente el Cementerio La Piedad de la ciudad capital y se libró el servicio al día siguiente. En setiembre de 1896, la Municipalidad llamó a licitación para erigir una Sala Mortuoria, al año siguiente se encaró la construcción de una Capilla y un Depósito de Cadáveres; también se dispuso ampliar el sector destinado para sepulturas y se destinó la chacra completa para este servicio, para optimizar el espacio el Concejo Municipal modificó la ordenanza sobre enajenación de sepulturas lo que permitió un manejo más ordenado y “moderno” de las instalaciones. En 1934 el arquitecto Alejandro Bustillo realizó el proyecto del Pórtico del Cementerio, materializado años después durante la gestión del Comisionado Municipal Ingeniero Luis S. E. Coll, que le dio el aspecto señorial que conocemos. En esa administración municipal se realizaron los trabajos de construcción del Pórtico –declarado Patrimonio Histórico local posteriormente–, se cubrió una superficie de doscientos veinte metros cuadrados, repartidos en el hall de entrada, con dos cuerpos laterales donde se alojan la necrópolis y las oficinas de la administración. Esta obra se efectuó bajo la dirección de la Oficina Técnica capitalina; los cielorrasos se hicieron en yeso reemplazando el metal desplegado de la subestructura por cañas tacuara. Se inauguró en el sexagésimo sexto aniversario de la necrópolis, rápidamente se constituyó como una característica importante del Cementerio La Piedad, una fachada imponente, un magnífico frente de estilo ecléctico, cuatro columnas toscanas con capiteles circulares, arcos laterales, cornisamento recto con remate horizontal, en contraposición con la idea del clásico tímpano, y se constituyó como el nuevo acceso al sitio. En esa época se sumó la Cruz Mayor de mampostería en reemplazo de la de madera existente, también afectada por el paso del tiempo. En 1992, el Concejo Deliberante aprobó la construcción de un crematorio en el predio del cementerio, infructuosas tratativas de la curia católica de entonces demoraron primero y lograron fuera desestimado el proyecto después. No creo en brujas, pero… que las hay, las hay. ¡Hasta la semana próxima!
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