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» Misioneslider
Fecha: 31/10/2025 15:07
Un mercado cambiario en calma aparente No parece Argentina: escaso volumen operado en el mercado cambiario -un tercio de lo que se veía la semana pasada-, tipo de cambio que vuelve a caer a la zona de $1.430, cotizaciones del mercado de futuros que vuelven a ubicarse debajo del techo de la banda de flotación. Y, para alegría del mercado financiero, una fuerte baja de las tasas de interés, con la caución en torno a 26% -después de haber pasado 80% antes de la elección-. Los traders, acostumbrados a bruscas variaciones en las cotizaciones dentro de una misma jornada, ironizaban este jueves sobre el aburrimiento de un mercado que ya no parece una montaña rusa. Todo esto aconteció al día siguiente de que, en la licitación del Tesoro, el ministro Toto Caputo, dejase «sueltos» $4,5 billones, para devolver liquidez a la plaza, y enviando el mensaje tácito de que, a partir de ahora, subirá la demanda de dinero. En otras palabras, que no teme que la liquidez inyectada al mercado corra a cubrirse en el dólar. Un cambio estructural o un efecto pasajero Ese mensaje parece confirmarse por el anuncio de un afloje gradual en los encajes obligatorios de los bancos, que llegaron a un 53%. Era uno de los principales reclamos del sistema financiero, que se quejaban de las dificultades en su operatoria cotidiana y de los niveles de tasa incompatibles con el crédito. Mientras tanto, los economistas celebraron el hecho de que el Banco Central anunciara su intención de comprar reservas dentro de la banda de flotación, cumpliendo así con otro reclamo generalizado, desde las gremiales empresariales hasta el Fondo Monetario Internacional. En ese contexto de optimismo se plantea el nuevo debate: ¿se trata de un cambio estructural, en el que la escasez de dólares ya no será el principal tema de preocupación? ¿O el país está viviendo un efecto pasajero, destinado a terminar pronto cuando el verano llegue con su masiva demanda de dólares del turismo y bajón exportador? La incertidumbre del verano Los más entusiastas miran con alegría cómo los precios agrícolas volvieron a subir, tras la «tregua» comercial entre Estados Unidos y China. La soja, que buena parte del año se situó debajo de u$s360, se disparó nuevamente a la zona de u$s400, lo cual generó expectativa sobre un mayor aporte de dólares por parte del campo. Y, además, hay muy buenos datos sobre la campaña de trigo, de la cual se esperan 22 millones de toneladas, un 18% superior a la cosecha del año pasado. El trigo es el principal aportante de dólares durante el verano, a diferencia de los otros grandes cultivos, que tienen su momento de exportación en el otoño. La previsión es que gracias a la venta de trigo ingresen u$s2.300 millones, lo cual favorecería las condiciones para que el BCRA compre «reservas genuinas» y que no dependa únicamente de los aportes de organismos de crédito. El regreso de la deuda empresarial En el plano financiero, hay quienes se entusiasman por la perspectiva de un ingreso masivo de divisas como consecuencia de la caída en el índice de riesgo país. Y la expectativa no sólo está puesta en la capacidad de Caputo para buscar crédito con bancos internacionales, sino que también recaen sobre las emisiones de deuda de las empresas argentinas. Ese fenómeno se había notado con fuerza hace un año, tras el blanqueo de capitales, cuando hubo una ola de emisión de Obligaciones Negociables en dólares, dirigidas al público local. Esto fue lo que ayudó a consolidar los meses de tregua cambiaria del último verano. Ahora también se generó esa expectativa, sobre todo por la salida de grandes empresas energéticas al mercado de capitales. En realidad, ese movimiento ya empezó con las emisiones de títulos de YPF por u$s430 millones y de Tecpetrol por u$s750 millones. Dólar: Caputo sondea el mercado Hay, además, versiones en el sentido de que Caputo podría volver a colocar bonos, luego de haber suspendido su estrategia por el encarecimiento de las tasas de interés. A principios de año, había colocado u$s3.000 millones en modalidad «repo» -con bonos como garantía- a un grupo de bancos internacionales. Varios de los que participaron en aquella ocasión, se mostraron favorables a prestarle a Argentina para una operación de recompra de deuda. Además, Caputo había iniciado la colocación de Bontes, títulos pagaderos en pesos, pero que se suscriben con dólares. Su plan original era hacer emisiones mensuales de u$s1.000 millones, pero tras dos licitaciones debió suspender el plan, por el encarecimiento del crédito para el país. Aquellas colocaciones se habían hecho con un índice de riesgo país en torno de 550 puntos, que es el nivel que, en la expectativa de Caputo, tendría que alcanzarse en poco tiempo. El desafío de la demanda de pesos Las advertencias, sin embargo, no vienen tanto por un eventual cuello de botella con los dólares, sino sobre qué tan segura es la demanda de pesos por parte del público. El gobierno, tras su última licitación de deuda, parece dar por obvio que la dolarización extrema del mercado se reducirá a niveles más «normales». En términos técnicos, esto implica que los bajísimos niveles de monetización actuales -la base monetaria es 4,5% del PBI- no podrán sostener sin que haya problemas en la cadena de pagos. Esto es lo que lleva a la presunción de que ahorristas y empresas venderán dólares y demandarán pesos. El promedio de monetización 2005-2018 fue de 9%, es decir el doble de pesos que actualmente circulan en la economía. Según estimó la consultora 1816, eso equivaldría a un potencial aumento en la demanda de pesos por el equivalente a u$s25.000 millones. En resumen, el mercado cambiario argentino ha experimentado una aparente calma luego de diversas medidas tomadas por el gobierno y el Banco Central. Sin embargo, las expectativas para el próximo verano siguen siendo inciertas, con señales mixtas sobre el flujo de divisas y la demanda de pesos. La economía se encuentra en un punto de inflexión donde la estabilidad actual podría verse amenazada por factores externos e internos.
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