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  • Brasil en alerta por lo que pueda suceder tras la “Operación Contención” de Río de Janeiro

    Concordia » Diario Del Sur Digital

    Fecha: 31/10/2025 13:08

    Tras el recuento de los muertos, más de 120, para todo el país ha comenzado el tiempo de la espera, marcado por una pregunta: “¿qué pasará ahora?” El temor, que aumenta con el paso de las horas, es el de una posible represalia del Comando Vermelho. Uno de los principales líderes del grupo y primer objetivo de la operación del martes en el complejo de favelas do Alemao y da Penha, Edgar Alves Andrade, conocido como Doca da Penha o Urso, sigue prófugo. Nadie sabe dónde se esconde ni quién lo protege. Se teme que sea el primero en presionar para que se produzca una venganza, reavivando una mecha que Brasil ya conoció en 2006 en San Pablo. En aquel momento, fue el principal grupo criminal del país, el Primer Comando de la Capital (PCC), el que obligó a la capital financiera del país a un confinamiento forzoso durante una semana tras sembrar la muerte y el caos, atacando comisarías y matando a decenas de policías. El balance fue dramático, con más de 500 muertos. El motivo en 2006 fue la decisión de la Secretaría de Administración Penitenciaria del Estado de San Pablo de trasladar a 756 reclusos del PCC a la prisión de máxima seguridad de Presidente Venceslau, en el estado de San Pablo. También en Río de Janeiro, en las últimas horas, las autoridades han decidido trasladar a los reclusos que forman la cúpula del Comando Vermelho, la llamada “Comisión”, en total una decena de personas, a una prisión estatal de máxima seguridad en Río de Janeiro, Bangu 1, a la espera de trasladarlos posteriormente a una de las prisiones federales del país consideradas más seguras. Entre los reclusos que figuran en la lista se encuentran Marco Antonio Pereira Firmino, o My Thor, considerado uno de los principales líderes, y Rian Maurício Tavares Mota, también conocido como Da Marinha, famoso por ser un experto operador de drones. El objetivo es impedir la comunicación con los grandes jefes del Comando Vermelho, que ya se encuentran en prisiones federales, como Fernandinho Beira-Mar y Márcio dos Santos Nepomuceno, conocido como Marcinho VP, y sobre todo con el exterior. Fuentes de la investigación han declarado a Infobae que la reacción del Comando Vermelho a la operación policial de ayer, con drones bomba y armas de alto calibre, fue ordenada desde el interior de la prisión de Bangu III. El Comando Vermelho, al igual que el Primer Comando de la Capital (PCC), es una organización criminal que nace en las cárceles sobre las que, al igual que el PCC, ejerce un control interno. Ahora se teme que desde las cárceles pueda comenzar una serie de revueltas para desestabilizar el país. Una cuenta de Instagram, gestionada por personas cercanas a Marcinho VP, criticó la operación. “Hoy Río se ha convertido en escenario de luto e indignación. La favela pide paz”, se lee en la publicación, que incluye una foto con los muertos en la operación. En otra publicación compartida, el comentario es más duro. “Lo que ha ocurrido en Complexo do Alemão y Penha tiene un nombre: ¡masacre!”. La posibilidad de una venganza del Comando Vermelho en Río en las próximas horas y días es alta, también porque el gobierno de Río, a pesar de la polémica, sigue defendiendo la operación. El gobernador, Cláudio Castro, del Partido Liberal (PL) de Jair Bolsonaro, declaró que “la operación ha sido un éxito”, y añadió que “las víctimas solo han sido los policías”, que han sido cuatro. El secretario de la Policía Civil, Felipe Curi, también ha anunciado que investigará por fraude procesal a quienes retiraron los cadáveres de las personas fallecidas en la zona boscosa alrededor de las favelas afectadas por la operación. Más de 70 cadáveres han sido trasladados en las últimas horas y expuestos públicamente en una plaza del Complexo da Penha. “Vale la pena recordar, para desmentir ciertas narrativas, que parece haberse producido una especie de milagro con estos cadáveres. Estas personas se encontraban en el bosque, equipadas con trajes de camuflaje, chalecos antibalas y armas. Ahora, muchos de ellos aparecen solo en calzoncillos o pantalones cortos, sin ningún equipo, como si hubieran atravesado un portal y se hubieran cambiado de ropa”, dijo Curi. Mucho dependerá también de cómo actúen los demás grupos criminales y de cómo pretendan sacar partido de lo ocurrido. El territorio de Río es desde hace tiempo objeto de disputa con las milicias, grupos paramilitares formados por antiguos agentes de policía convertidos en narcotraficantes que tienen todo el interés en ocupar ahora el espacio dejado por sus enemigos. La decisión del PCC también podría influir en la evolución de los acontecimientos. A principios de año, el PCC firmó una tregua con el Comando Vermelho, que posteriormente se disolvió, pero aun así podría beneficiarse de la inestabilidad actual. Si las autoridades federales concentran sus esfuerzos en Río, esto podría aliviar la presión sobre San Pablo. El impacto político de la operación tampoco debe descuidarse, sobre todo a largo plazo. De hecho, el enfrentamiento con el Gobierno federal no cesa. Castro ha vuelto a criticar su falta de apoyo diciendo que ahora espera “integración y financiación”. “No responderemos a ningún ministro o autoridad que quiera convertir este momento en una batalla política. El mensaje es: o se unen a la lucha contra la delincuencia o desaparecen”, afirmó. Apenas unas horas después de la conclusión de la operación, Castro había polemizado diciendo que el Gobierno de Lula le había negado en tres ocasiones los blindados militares de la Marina brasileña. Según el sitio web de noticias Poder 360, entre los motivos del rechazo se encontraba el temor a que pudieran ser robados por los narcotraficantes.

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