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  • El crudo relato de Jazmín, otra sobreviviente de la tragedia del arroyo Yazá

    » Elterritorio

    Fecha: 28/10/2025 06:41

    La joven, de 22 años y oriunda de Eldorado, narró mediante un video en sus redes sociales, cómo vivió en primera persona la colisión y posterior rescate del interior del colectivo. “Con el celular usé la linterna y alumbraba para dar algún tipo de consuelo a las personas y que supieran que estaba ahí”, narró la joven sobre la caída al arroyo de más de 15 metros que tuvieron tras el siniestro. lunes 27 de octubre de 2025 | 20:18hs. Con el correr de las horas, y mientras sigue latente el dolor y la conmoción en toda la provincia por la muerte de nueve personas como consecuencia del choque frontal entre un micro de la empresa Sol y Norte y un Ford Focus durante la madrugada de ayer en Campo Viera, se siguen conociendo nuevos y crudos relatos de sobrevivientes de la tragedia vial del arroyo Yazá. Mediante un video que publicó durante las últimas horas a través de sus redes sociales, Yasmín Fernández (22), narró en primera persona cómo vivió el trágico accidente ocurrido en la madrugada del domingo sobre la Ruta Nacional 14, a la altura de Campo Viera. “Quiero agradecerle mucho sus mensajes, por su preocupación, porque estoy bien, realmente muy bien, solamente tengo dos puntos en las piernas, muchos raspones y dolor del golpe. Gracias a Dios fui muy bendecida, estaba en un lugar donde no tuve tanto impacto realmente”, relató la joven oriunda de Eldorado, quien a través de sus palabras buscó solidaridarse por las demás víctimas del tremendo siniestro. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por El Territorio (@elterritoriooficial) En relación a las circunstancias del choque, la joven revivió: “Chocamos con el auto, después nos fuimos a la banquina, directamente nos estrellamos y caemos 15 metros. Nos caímos y a los dos segundos se llenó de agua, el agua me empujó hacia afuera, fui expulsada del colectivo”. Luego, una vez consumado el hecho y en medio de la desesperación que había en el lugar, Yasmín conto: “Me acerqué a una chica, todo el mundo estaba gritando. Sentí impotencia, realmente estar tan consciente, estar bien, me di cuenta que no estaba golpeada”. A su vez, agregó: “Ella tenía un golpe fuerte en el pecho, estaba agarrando su mochila y otra que encontró, se concentró en eso, entonces yo le decía que se quede tranquila, que estaba con ella”. “Pasó un cuerpo y lo primero que se me vino a la cabeza es que no puede estar muerto. En ese momento estaba parada, ya tenía estabilidad y el agua no me llevaba, pero cuando lo vi me tiré y nos llevó costa abajo. Me raspé mucho porque me fui con el chico con la corriente, no lo iba a soltar y no lo iba a dejar ir”. En otro tramo de su relato, la sobreviviente fue más allá y describió: “Cuando lo agarré al chico me costó, nos fuimos con la corriente, él no podía moverse del cuello para abajo. Cuando lo tenía abrazado realmente lo sostuve, me planté sobre las piedras y nos quedamos ahí un rato, porque no tenía fuerzas para llevarlo. Lo agarré fuerte y cuando empezó a sentir su lado derecho del cuerpo, después también su lado izquierdo, pero tenía dislocado el hombro. Ahí empecé a moverme a la orilla, después él empezó a ayudarme porque no tenía tanta fuerza para llevarlo”. “Pedí ayuda a un señor para sacarlo afuera, pero era una pendiente muy inclinada, entonces me dijo que lo dejara en la costa. Lo dejé en la orilla con sus pies en el agua. Yo tenía mucho frío, lo que hice fue quedarme a su lado. El chico se llama Gustavo Báez, de 31 años. Lo trasladaron a Posadas, le mando muchísima fuerza, sé que va a mejorar, va a estar bien”, indicó. En medio de sus esfuerzos por asistir a los heridos, recordó: “Estaba temblando de frío, la chica a la que me había acercado primero le pedí que se acercara, nos quedamos los tres juntos. En ese momento agarré su celular porque yo perdí todas mis cosas, me quedé con lo puesto, todas mis cosas se perdieron, pero no es lo importante”. “Con el celular usé la linterna y alumbraba para dar algún tipo de consuelo a las personas y que supieran que estaba ahí. Me sentía muy impotente por estar dentro de mis facultades y no poder verlos así, me daba impotencia no poder ayudarles. Todo el mundo gritando y pidiendo auxilio, me dolió que solamente pude ayudar a dos personas y no poder ayudar a más, sobre todo siento que ayudé más a una que a otra, porque la otra persona estaba dentro de todo bien, aunque le costaba respirar y solamente le di mi compañía. Al otro chico pude ayudarlo más, hice lo que pude realmente”. “Por eso fue que me llevaron al hospital de Oberá y no al de Campo Viera, porque lo mío era leve, pero yo no iba a dejar solo al chico. Hasta lo último me quedé con él hasta que llegó su familia al hospital, desde que fui con él en la ambulancia”. Por último, Fernández agradeció el apoyo recibido y reflexionó sobre lo ocurrido: “Quiero pedir perdón por preocupar a todos, muchas gracias por todo el amor y cariño. No tenía pensado viajar ese día, fue una cosa de último minuto, esa madrugada preparé mis cosas y me fui. Yo sé que tenía que estar ahí para ayudar a ese chico. Dios me puso ahí, me cuidó y me puso ahí para poder ayudar a ese chico”.

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