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» Diario Cordoba
Fecha: 27/10/2025 18:15
Aprender idiomas va más allá de traducir palabras, implica conectar con otras personas, entender culturas y comunicarse con confianza. Las aplicaciones para aprender una lengua, los traductores automáticos en tiempo real o incluso la inteligencia artificial no pueden sustituir la interacción humana ni la comunicación real. En eso coinciden las academias de idiomas en Córdoba, que lejos de notar una bajada de alumnos por el uso de estas tecnologías, que ahora están al alcance de todos, notan un incremento en el interés de aprender directamente en el aula. La atracción por lo tecnológico entre las nuevas generaciones ha impulsado el interés por aprender idiomas. Así lo asegura Victoria de las Eras, CEO y fundadora de Albany School, que no ha notado una bajada de alumnos por el auge de las aplicaciones o traductores automáticos; al contrario, asegura que ha crecido la demanda. Desde la Academia Británica la experiencia es similar, pues tampoco han notado menos interés, afirma su director, Marco Cremades Schulz. Una experiencia real «Una traducción automática es útil, pero no te enseña ni a pensar, ni a sentir, ni a negociar en un idioma diferente al tuyo», explica De las Eras y Cremades Schulz la secunda: «Aprender un idioma va mucho más allá de traducir palabras: se trata de conectar con otras personas, de entender su cultura y comunicarse con confianza. Eso no se consigue con una aplicación». Así, aprender un idioma sigue siendo un proceso humano, cultural y emocional, en el que juega un papel muy importante el contexto, la actualidad, el país o incluso la ciudad en la que estás o a la que vas, aunque sea de visita, y para las academias esa realidad es difícil de conseguir con una aplicación, aunque valoran su utilidad para ciertas tareas. Alumnos de la Academia Británica / A.J.González Por todo ello, tanto desde Albany School como desde la Academia Británica no creen, en absoluto, que aplicaciones como Duolingo, el traductor de Google o la inteligencia artificial vayan a sustituir el aprendizaje en las academias. «El móvil no deja de ser una herramienta, pero eso no tiene nada que ver con tener la capacidad de comunicarte entendiendo los matices culturales, la ironía, las emociones», agrega Victoria de las Eras, mientras Marco Cremades Schulz añade que «la tecnología es un complemento perfecto, pero nunca podrá reemplazar la relación humana, la motivación ni la interacción que se da en el aula». Para ella, «un profesor siempre será más inspirador que una app». En este sentido, ambas subrayan que las nuevas tecnologías no pueden sustituir el acompañamiento que ofrece una academia, ni la formación personalizada, humana y con compromiso docente, elementos que ayudan a mantener la constancia y la ilusión durante el proceso de aprender un idioma, que no tiene atajos ni fórmulas de tiempo. «El corazón del aprendizaje real es el deseo del alumno y la academia es la que aviva ese deseo», expresa Victoria y afirma que para Albany «la clave está en el hecho de compartir la experiencia y el compromiso de un equipo especializado con cada alumno que confía en nosotros». «Nuestros profesores no solo enseñan inglés, sino que abren las puertas al mundo a través de la cultura de distintos países. Aprender en grupo, rodeado de personas con los mismos intereses, motiva mucho más que hacerlo en solitario con una pantalla», explica Marco, que agrega que «cada alumno es único y la IA puede medir el progreso, pero no tiene empatía ni la experiencia de un profesor que sabe adaptar su enseñanza a cada ritmo y necesidad». El uso de la tecnología Aún así, las academias no renuncian al uso de la tecnología, que se convierte en un aliado para mejorar y simplificar procesos. En la Academia Británica cuentan con pizarras interactivas, plataformas digitales y herramientas de diagnóstico de nivel y seguimiento personalizado del progreso. También usan sistemas de corrección automática y generación de exámenes distintos para cada grupo. Además, han incorporado un agente de inteligencia artificial llamado Brita, que permite resolver dudas y ofrecer información sobre la academia. Albany también integra la tecnología a su favor, sin perder el componente humano, y lo hacen a través de una potente plataforma de clases on line. «La tecnología para nosotros siempre ha sido una aliada, nuetras plataforma permite clases en directo con profesores nativos y seguimiento personalizado». En su modelo, el futuro no es IA o profesor, sino una combinación de ambos trabajando juntos. La academia Albany enseña principalmente inglés y también francés, con alumnado desde los 3 años hasta adultos y destacan los jóvenes adultos que buscan certificación, mientras la Academia Británica el inglés sigue siendo el idioma más demandado, seguido por el español, el francés y el alemán, estos dos últimos han bajado algo su demanda y la academia aprovecha para hacer un llamamiento «para recalcular la importancia de un segundo idioma y el gran punto diferenciador que es». Su alumnado es muy diverso y va desde bebés de seis meses en el programa Baby Music hasta personas jubiladas que quieren mejorar o retomar el idioma.
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