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CABA » Plazademayo
Fecha: 27/10/2025 11:51
El 27 de octubre se cumplen quince años del fallecimiento del expresidente Néstor Kirchner, quien marcó una etapa de reconstrucción política, económica y social en la Argentina post-crisis. Su legado aún resuena en la memoria colectiva del país y en los debates sobre el rumbo nacional. Un aniversario que invita a pensar el país Este 27 de octubre se cumplen quince años del fallecimiento de Néstor Kirchner, el expresidente que asumió en 2003, en medio de la mayor crisis institucional de la historia reciente argentina. Su gestión marcó un punto de inflexión tras el colapso de 2001, al promover la recuperación económica, la reconstrucción del empleo y la reafirmación de los derechos humanos como política de Estado. Durante su gobierno, el país logró salir del default, reestructurar la deuda y cancelar la totalidad del crédito con el Fondo Monetario Internacional (FMI), medidas que simbolizaron un giro soberano en la política económica. Kirchner impulsó también una activa política de memoria, verdad y justicia, reabriendo causas contra los responsables del terrorismo de Estado y restableciendo la vigencia de los juicios por delitos de lesa humanidad. El sueño de una Argentina con movilidad social y soberanía En su discurso de asunción, el 25 de mayo de 2003, Kirchner pronunció palabras que aún se recuerdan como un manifiesto de reconstrucción nacional: “Vengo a proponerles un sueño: reconstruir nuestra propia identidad como pueblo y como Nación. Quiero una Argentina unida, quiero un país más justo”. El exmandatario planteó la necesidad de “reinstalar la movilidad social ascendente” y de promover “un capitalismo nacional con progreso social”, apostando por un modelo de desarrollo que priorizara la producción, el empleo y la inclusión. A su vez, reafirmó la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas y proyectó una política exterior latinoamericanista, basada en la integración regional y la defensa de la justicia social. Legado y memoria colectiva Quince años después de su partida, el legado de Néstor Kirchner continúa siendo objeto de análisis y debate. Para muchos sectores populares, su figura simboliza la recuperación del rol del Estado, la dignidad del trabajo y la ampliación de derechos sociales. En contraste, otros sectores lo identifican como el origen de un ciclo político que reconfiguró el mapa del poder y las tensiones en la Argentina contemporánea. Lo cierto es que su impronta marcó una época. Desde Santa Cruz al escenario nacional, Kirchner reintrodujo en la agenda pública la idea de un proyecto nacional con mirada federal, inclusiva y soberana. En palabras del propio expresidente, se trataba de “sumar, no dividir; de avanzar, no retroceder”.
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