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  • Escándalo: el secretario de Políticas Universitarias de Milei no tiene título universitario

    » Misionesparatodos

    Fecha: 27/10/2025 08:29

    El escándalo estalló en pleno aire de Argenzuela, cuando el periodista Mauro Federico reveló que Alejandro Álvarez, designado por Javier Milei como secretario de Políticas Universitarias, no posee los títulos académicos que aseguró tener en entrevistas y documentos oficiales. El hombre que lidera el ajuste sobre la universidad pública no sería, paradójicamente, universitario. La propia Universidad de Buenos Aires lo desmintió: no figura como profesor titular, ni su nombramiento fue por concurso, tal como había declarado. Álvarez, uno de los funcionarios más influyentes del área educativa, venía mostrándose como docente e investigador con vasta experiencia en la UBA. Sin embargo, un pedido de informes interno confirmó que solo ocupa un cargo de adjunto interino en una cátedra, sin título habilitante de grado ni posgrado registrado. La revelación no solo deja en evidencia un caso de falsedad institucional, sino que expone el doble discurso del gobierno libertario: quienes impulsan auditorías y recortes en las universidades públicas, ni siquiera cumplen con los estándares mínimos del sistema que pretenden “reordenar”. El dato corrió como reguero de pólvora en redes sociales. Las críticas apuntaron al corazón del relato mileísta sobre la “meritocracia” y la supuesta “excelencia” de su equipo. ¿Cómo puede un funcionario sin título dirigir la política universitaria nacional, decidir sobre presupuestos, programas de investigación y becas de formación académica? La contradicción es brutal: un improvisado a cargo del futuro educativo de millones de estudiantes. Desde el entorno de Álvarez intentaron relativizar el hecho. Sostienen que “no es un requisito excluyente” tener título para ocupar el cargo político. Pero el problema va más allá de la legalidad: se trata de la legitimidad ética y académica de quien, sin haber atravesado la vida universitaria completa, impone recortes, despidos y cierres de programas científicos. Las universidades nacionales, que durante meses vienen denunciando el vaciamiento del sistema y la persecución a docentes críticos, hoy se enfrentan a la conducción de alguien cuya propia formación es opaca. Otro escándalo en el Gobierno: el funcionario universitario sin título Gravísimo. La persona que Javier Milei designó como Secretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, no tiene los títulos correspondientes para ocupar el cargo. Lo desmintió la propia UBA. El… pic.twitter.com/ttKekcGolg — El Prensero (@El_Prensero) October 23, 2025 El diputado Gabriel Solano ya presentó una denuncia penal contra Álvarez por falsificación de información pública, tras detectar inconsistencias en su currículum. En paralelo, desde sectores docentes exigen su inmediata renuncia. “Es inadmisible que quien niega los derechos de los trabajadores universitarios ni siquiera haya acreditado su propio paso por la universidad”, expresó un comunicado de la FEDUN. La Federación también recordó que Álvarez es uno de los responsables de frenar la ejecución del presupuesto universitario 2025 y de haber bloqueado la actualización de salarios docentes bajo el argumento de “racionalizar gastos”. El escándalo impacta directamente en la imagen del gobierno de Milei, que ya enfrentaba múltiples cuestionamientos por su política educativa. Desde la suspensión de obras en universidades nacionales hasta el veto a la Ley de Financiamiento Universitario, el Ejecutivo acumula decisiones que configuran un ataque sistemático al sistema público. Con esta nueva denuncia, el relato de la “gestión eficiente” se derrumba en su propio campo: el de la educación superior. A medida que se conocen más detalles, crece el desconcierto entre funcionarios y rectores. Nadie entiende cómo pudo pasar el filtro administrativo un nombramiento tan irregular. Ni siquiera el Ministerio de Capital Humano, del que depende la Secretaría, emitió un comunicado aclaratorio. El silencio oficial contrasta con el repudio público. En redes, estudiantes y docentes multiplicaron el hashtag #ElFuncionarioSinTítulo, mientras otros recordaron el antecedente del secretario de Trabajo, también cuestionado por irregularidades en su formación profesional. La crisis de credibilidad es profunda. Porque si el propio encargado de definir la política universitaria miente sobre su trayectoria, ¿qué confianza puede generar en la comunidad académica? La educación no puede ser administrada como una empresa privada ni dirigida por improvisados que desconocen su valor social. Las universidades públicas no solo forman profesionales: garantizan pensamiento crítico, ciencia, innovación y soberanía. Y ese tejido está hoy en manos de alguien que no puede acreditar ni su propio título. El ministro de Milei, @AleCiroAlvarez falsifica públicamente información de su propio currículum. Álvarez es el ministro de políticas universitarias del gobierno nacional, uno de los responsables directos del ajuste brutal que estan sufriendo las universidades desde que asumió… pic.twitter.com/v4veJdwvME — Gabriel Solano (@Solanopo) October 1, 2024 Lo de Álvarez no es un hecho aislado: es el reflejo de un gobierno que desprecia el conocimiento, vacía la educación pública y reivindica la ignorancia como bandera ideológica. Un gobierno que confunde autoridad con autoritarismo y gestión con marketing. Mientras Milei promete “revolucionar la cultura” desde su cruzada antiuniversitaria, sus propios funcionarios encarnan el fraude intelectual. No se trata solo de un error administrativo. Es la prueba concreta de que el Estado argentino está siendo dirigido por impostores que no creen en la educación, la ciencia ni el mérito real. El escándalo apenas comienza. Habrá que ver si la Justicia y el Congreso avanzan en las investigaciones o si el tema se diluye en la agenda mediática. Pero el daño ya está hecho: la credibilidad del gobierno ante el sistema universitario quedó reducida a cenizas. Y una pregunta retumba en los claustros: ¿cómo puede Milei hablar de “excelencia” académica si su secretario de Políticas Universitarias ni siquiera tiene un título que lo respalde? Por Nicolás Valdez -En Orsai

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