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Parana » El Once Digital
Fecha: 26/10/2025 20:30
La participación en las elecciones legislativas alcanzó apenas el 66 %, lo que implica que más de 12 millones de argentinos decidieron no concurrir a las urnas. El fenómeno que ya había anticipado la baja movilización en los distritos que desdoblaron los comicios. La jornada electoral evidenció una de las más bajas participaciones desde el retorno de la democracia. Según datos oficiales publicados tras el cierre del escrutinio, la concurrencia fue del 66 % del padrón nacional, lo que marca una caída significativa en relación con promedios históricos. Sobre un total de 35.987.634 personas habilitadas, el ausentismo alcanzó los 12.235.796 electores. Votó el 66% del padrón en el país: baja participación en el debut de la BUP y expectativa por los resultados Tendencia confirmada por elecciones previas Este nivel de participación no sorprendió a los analistas. En los diez distritos que desdoblaron los comicios provinciales entre abril y septiembre se observó una clara caída en la movilización electoral: en seis de esas provincias, la concurrencia no superó el 60 %. Por ejemplo, en el distrito de Chaco, la participación fue apenas de la mitad del padrón. Los valores específicos registrados en esas 10 provincias fueron los siguientes: Corrientes 70,95 %, Jujuy 68,1 %, Formosa 65,8 %, Buenos Aires (Provincia) 60,98 %, San Luis 59,8 %, Salta 57,8 %, Misiones 55,4 %, Santa Fe 55,4 % (para convencionales constituyentes) y Ciudad Autónoma de Buenos Aires 53,3 %. Los datos confirman que la baja participación no es un hecho aislado, sino parte de una tendencia nacional. Votó el 73% del padrón electoral en Entre Ríos, según la Justicia Electoral Factores que explican la caída El malestar social generalizado y el hartazgo frente al deterioro económico fueron señalados por diversos consultores políticos como claves para la alta tasa de ausentismo. A ese malestar se suman otros elementos: la desconfianza hacia las instituciones y los partidos políticos, la percepción de corrupción, la falta de propuestas que conecten con las necesidades ciudadanas, y la sensación de que el voto no genera cambios reales. También influyeron el cansancio ante campañas negativas o de polarización extrema, la proliferación de noticias falsas y un desencanto acumulado por promesas incumplidas. Elecciones 2025: cómo se realiza el escrutinio provisorio con Boleta Única de Papel Antecedentes históricos y comparación reciente El promedio de participación desde 2011 (a partir de la implementación de las PASO) fue del 77 %, mientras que en las legislativas de 2021 fue del 72 %, posiblemente por los efectos de la pandemia. En 2023, para cargos legislativos nacionales, todas las provincias superaron el 70 % de participación, siendo la más baja en Santa Cruz con 72,71 % y la más alta en Tucumán con 83 %. En términos históricos, entre 1983 y 1989, en elecciones presidenciales, la afluencia superó el 85 %; durante los años ’90 se mantuvo cerca del 82 %, y los niveles altos se mantuvieron hasta 2015. Desde entonces, salvo por la general de 2019 (80 %), el techo no volvió a alcanzarse con regularidad. El peso de la provincia de Buenos Aires y su impacto En los comicios provinciales desdoblados de septiembre pasado, la provincia de Buenos Aires —que representa alrededor del 37 % del padrón nacional— fue clave. Allí la participación fue del 60,98 %, lo que implicó un ausentismo de 39,02 % sobre un padrón de 14.376.592 personas. Esto implicó que 5,5 millones de electores bonaerenses no concurrieron a votar. Estos números sirvieron como anticipación de lo que sucedió a nivel nacional. Reflexiones y consecuencias políticas Una participación del 66 % confirma que la ciudadanía ha relajado su vinculación electoral en contextos de elección de medio término, lo cual plantea preguntas centrales para el sistema político: ¿se sienten los ciudadanos representados? ¿Los partidos y candidatos logran movilizar o están orientados solo a las bases? La tendencia al descenso plantea que la obligatoriedad del voto —aunque vigente en Argentina— no garantiza movilización, cuando existe desencanto y el diseño de la elección es interpretado como de menor relevancia por los electores. Para los partidos y coaliciones, este escenario implica un desafío: movilizar a los no votantes —que en esta elección superaron los 12 millones— podría determinar los equilibrios de poder. Al mismo tiempo, un ausentismo elevado reduce la legitimidad aparente de los mandatos que se generan, y puede profundizar la brecha entre ciudadanos y representantes. (Con información de Infobae)
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