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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 26/10/2025 10:40
Investigadores comprobaron que compuestos naturales del orégano y la canela no generan resistencia bacteriana y podrían mejorar la producción animal de forma sostenible (inta) Mientras el mundo busca soluciones al problema creciente de la resistencia a los antimicrobianos, un grupo de investigadores argentinos decidió mirar hacia los compuestos naturales. En los aceites esenciales del orégano y la canela encontraron una pista prometedora: sustancias capaces de cuidar la salud animal y, al mismo tiempo, mantener la eficacia de los tratamientos del futuro. El trabajo fue realizado por el Instituto de Patobiología Veterinaria (IPVet) del INTA y del Conicet, en articulación con una empresa privada. El objetivo era claro: comprobar si el uso prolongado de dos compuestos naturales —el carvacrol, presente en el orégano, y el cinamaldehído, en la canela— podía generar resistencia bacteriana, como sucede con algunos antibióticos tradicionales. Los datos sugieren que, incluso tras una exposición prolongada, las bacterias no desarrollaron resistencia a los aceites esenciales (Freepik) Resultados alentadores Los ensayos se llevaron adelante en el Laboratorio de Bacteriología General del IPVet y mostraron resultados muy positivos. Los compuestos analizados no generaron clones resistentes ni modificaron la sensibilidad de las bacterias frente a los antibióticos de uso veterinario. “Los datos sugieren que, incluso tras una exposición prolongada, las bacterias no desarrollaron resistencia a los aceites esenciales”, explicó Johana Domínguez, investigadora del Conicet en el IPVet. Según señaló, estos fitoquímicos pueden incorporarse a la alimentación animal de forma continua, mejorando el rendimiento y garantizando la inocuidad de los productos. Además, destacó que los aceites esenciales actúan como aliados del bienestar animal: modulan la microbiota intestinal, fortalecen las defensas naturales, mejoran la digestibilidad y funcionan como antioxidantes. Más allá del laboratorio El potencial de estos compuestos también se comprobó en experiencias con pollos de engorde, donde se observaron mejoras en el crecimiento y en la sanidad general de los animales. “La inclusión de cinamaldehído y carvacrol en la dieta de pollos de engorde mejora la ganancia de peso corporal y contribuye a mantener sistemas productivos sostenibles”, indicó Natalia Casanova, investigadora del IPVet. Para la especialista, estas sustancias naturales, combinadas con probióticos y bacteriófagos, “forman un conjunto de soluciones de bajo impacto ambiental que ayudan a sostener la productividad sin comprometer la eficacia terapéutica futura”. Ciencia que colabora El proyecto se desarrolló en conjunto con una empresa privada que propuso la hipótesis inicial, bajo un diseño experimental in vitro. La articulación permitió aprovechar la experiencia y los protocolos del laboratorio del INTA para validar científicamente los resultados. Desde el equipo investigador destacaron que esta cooperación entre la ciencia y el sector productivo “muestra que es posible generar innovaciones concretas que aporten valor, mejoren la salud animal y fortalezcan la sostenibilidad de los sistemas de producción”. Un futuro más natural El estudio abre la puerta a una nueva generación de productos basados en compuestos vegetales, capaces de reemplazar o complementar a los antibióticos tradicionales. En un escenario donde la resistencia antimicrobiana avanza, la naturaleza vuelve a ofrecer una respuesta: simple, eficaz y al alcance de la ciencia Fuente: Inta
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