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  • Una vida detrás del mostrador: “Mando” cierra su ciclo en Casa Reisenauer

    Crespo » Paralelo 32

    Fecha: 23/10/2025 21:45

    En Crespo, decir Casa Reisenauer es hablar de un pedazo de historia. Por más de seis décadas, el tradicional almacén de ramos generales —fundado en 1959 por la familia Reisenauer— fue punto de encuentro de vecinos, anécdotas y costumbres de barrio. Hoy, ese histórico mostrador donde se mezclaban tornillos, herramientas y conversaciones cotidianas comienza a escribir un nuevo capítulo. La despedida llegó de la mano de Armando “Mando” Reisenauer, quien a sus 77 años decidió dar un paso al costado, luego de más de seis décadas al frente del negocio familiar. En diálogo con Valeria Torresín, en una entrevista realizada en dúplex por FM Boing y Paralelo 32, el querido comerciante compartió entre emoción y nostalgia los motivos de su decisión: “Ya no me siento capacitado para estar al frente. Estoy para vivir, tal vez hasta cuando no sé, pero quiero disfrutar una etapa más tranquila”, expresó. Armando contó que la decisión vino “de golpe”, motivada por cuestiones de salud y por las nuevas demandas del comercio moderno: “Hoy todo se maneja con tecnología, con Mercado Pago… y eso ya no lo hago, no me da”, confesó con honestidad. Sin embargo, la historia de Casa Reisenauer no se apaga. El emblemático local continuará en manos de Miguel, uno de sus hijos, quien planea modernizar el espacio sin perder la esencia de lo que representa para la comunidad. “Va a seguir siendo el mismo rubro, pero más completo, más moderno. El lugar va a quedar, se transforma”, contó Mando, dejando entrever el orgullo por la continuidad familiar. Detrás del cierre de una persiana hay mucho más que una cuestión comercial. Casa Reisenauer forma parte de la memoria colectiva de Crespo: de las compras fiadas, las charlas entre vecinos, el olor a madera y a historia viva. Mando lo sabe, y lo dice con la voz quebrada: “Agradezco a la sociedad de Crespo todo lo que me aportó, me ayudó… Tal vez yo también puse algo de lo mío para que la gente me retribuya algo”. El almacén, que comenzó con su padre y continuó junto a Irma —su compañera de vida—, pasará así a una nueva etapa sin perder su identidad. Porque las casas con historia no se cierran: se transforman, como los afectos. Y aunque el mostrador cambie de manos, el espíritu de “Mando” quedará para siempre entre las paredes de ese clásico local crespense, donde los recuerdos, al igual que los buenos clientes, nunca dejan de volver.

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