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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 23/10/2025 19:49
Las postales de Celeste Cid y Santiago Korovsky en Puerto Madryn (Video: Instagram) A tan solo unas semanas de haber retornado de su viaje por Croacia, Santiago Korovsky y Celeste Cid volvieron a hacer las valijas, esta vez para embarcarse en una nueva aventura, pero en territorio argentino. La pareja eligió Puerto Madryn, en plena Patagonia, como el escenario de esta experiencia nacional y se sumergió en paisajes abiertos, climas intensos y una naturaleza en estado puro. Lejos del ritmo de las grandes ciudades, ambos buscaron la tranquilidad y la sorpresa de encontrarse con rincones poco explorados y la fauna típica de la región, compartiendo postales que transmiten tanto la vastedad patagónica como la intimidad de sus trayectos juntos. El primer tramo del recorrido los llevó por caminos de ripio abrazados por arbustos bajos, vegetación propia de la estepa y luz patagónica a pleno. En uno de esos trayectos rurales, la cámara retrató a una pareja de guanacos cruzando la ruta, moviéndose tierra adentro sobre la pendiente, con el horizonte despejado y la intensidad solar protagonizando la escena. Este intercambio con la vida silvestre marcó el tono del viaje: observación pausada y atención al entorno. La escena en sí refleja el espíritu auténtico del sur argentino, donde animales y viajeros comparten el mismo territorio sin apuros. Santiago y Celeste aprovecharon para conocer el hábitat de los pingüinos de Magallanes La nostalgia también tuvo su lugar en el itinerario. El auto compacto que los acompañó quedó grabado en una imagen estacionado sobre pasto seco, frente a una construcción de madera y con un molino de viento recortado en la distancia. El cielo azul profundo y finas nubes extendidas reforzaron el aire melancólico. Sobre la foto, un guiño a otros tiempos con el texto “Volver a los 80s”, evocando los tradicionales viajes por la Patagonia y esa búsqueda deliberada de desconexión y sencillez que propuso la travesía. El paisaje invita a imaginar largas charlas en rutas poco transitadas y silencios interrumpidos solo por el viento y el crujir de la grava. La costa atlántica sumó otro capítulo excéntrico al viaje de la pareja. La presencia de pingüinos de Magallanes capturó su atención y su lente. Una de las imágenes documenta a dos ejemplares sobre la playa de canto rodado, recortados contra el mar brillante y las olas en movimiento. Cada uno de los animales mira en distintas direcciones, acentuando la espontaneidad y la autonomía del momento. Más adelante, un pingüino adulto inclinado en el borde de un nido, en plena tarea de acomodar un pequeño palo junto a un huevo blanco, evidencia el ciclo vital que late cerca de la orilla. Apenas se percibe la silueta de otro pingüino desplazándose entre la vegetación baja, sumando dinamismo a la serie de fotos. Estas escenas no solo muestran la riqueza natural de la Patagonia, sino también el compromiso de los protagonistas de vivir la experiencia desde la observación respetuosa y cercana. Celeste tuvo la oportunidad de acercarse a uno de los pingüinos (Foto: Instagram) En medio de estos paisajes, Celeste encontró la oportunidad de acercarse a la fauna local. Vestida con abrigo y gorro oscuros, se agachó para observar de cerca a uno de los pingüinos, rostro a rostro sobre el terreno árido y bajo un cielo semidespejado. La sonrisa abierta y la postura relajada reflejan la cercanía sin artificios propia del contacto espontáneo con el ambiente natural. Esos momentos, capturados en instantáneas, transmiten la mezcla de asombro y tranquilidad que sólo se experimenta en territorios tan amplios y diversos. La serie de imágenes y postales atestigua que la travesía por Puerto Madryn representó para Korovsky y Cid mucho más que una simple escapada: significó un diálogo continuo con la Patagonia, sus animales y su impronta nostálgica. Desde el cruce inesperado de guanacos hasta el asombro frente a los pingüinos en plena actividad, cada instante vivido y fotografiado confirmó la riqueza de explorar los contrastes de un paisaje único, donde el silencio, la fauna y la memoria convergen para regalar nuevos recuerdos de viaje y afianzar el lazo de una pareja en constante búsqueda de nuevas experiencias.
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