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» Santafeactual
Fecha: 23/10/2025 19:34
Un informe internacional ubicó al país entre los principales consumidores de tratamientos no quirúrgicos. El ácido hialurónico, la toxina botulínica y la hidroxiapatita de calcio lideran las preferencias por sus resultados naturales y rápidos. La Argentina se posiciona entre los países con mayor consumo de medicina estética a nivel mundial, destacándose por su preferencia hacia técnicas no quirúrgicas y mínimamente invasivas. Según un informe de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS), el país ocupa el quinto lugar global en la aplicación de ácido hialurónico, con más de 233.000 procedimientos que representan el 4,2% del total mundial. En el caso de la hidroxiapatita de calcio, Argentina figura en el sexto puesto con más de 48.000 aplicaciones, mientras que con la toxina botulínica alcanza 208.000 intervenciones, equivalentes al 2,3% del total. Estas cifras consolidan al país como un referente regional en el uso de tratamientos estéticos que priorizan la naturalidad y la recuperación rápida. Las razones detrás de este fenómeno combinan factores culturales, médicos y tecnológicos. “Argentina siempre ha tenido una fuerte tradición en materia de belleza, estética y cuidado de la imagen, y esto se refleja en la demanda constante de tratamientos faciales y corporales”, explicó Diego Martínez, CEO de PH, distribuidor oficial de la marca brasileña Rennova en el país. A diferencia de las cirugías plásticas tradicionales, los procedimientos mínimamente invasivos no requieren internación ni largos períodos de recuperación. El ácido hialurónico, por ejemplo, hidrata profundamente la piel, aporta volumen y suaviza arrugas de manera natural. La hidroxiapatita de calcio estimula la producción de colágeno, mejorando firmeza y textura, mientras que la toxina botulínica (bótox) relaja los músculos responsables de las líneas de expresión, logrando un aspecto más descansado y juvenil. Estos tratamientos ganan popularidad por sus resultados progresivos, reversibles y naturales, así como por la posibilidad de retomar la rutina cotidiana inmediatamente después de la aplicación. Desde Rennova destacaron además la versatilidad de estas técnicas, que “pueden adaptarse a las necesidades específicas de cada paciente y aplicarse en distintas zonas del rostro”. La edad de inicio de estos procedimientos depende más de las necesidades individuales que de un número preciso. Muchos profesionales recomiendan comenzar con toxina botulínica desde los 25 o 30 años como método preventivo, mientras que el ácido hialurónico suele indicarse a partir de los 30 o 35 para mantener la hidratación y el volumen facial. La hidroxiapatita de calcio, en cambio, es más frecuente en pieles maduras que buscan recuperar firmeza y tonicidad. Sin embargo, junto con la expansión del mercado, también crecen los riesgos asociados a prácticas no reguladas. Los especialistas advierten que la aplicación de productos no aprobados o la intervención de personas sin formación médica puede generar complicaciones graves. Por eso, remarcan la importancia de acudir a profesionales certificados y centros habilitados, garantizando seguridad, higiene y resultados óptimos.
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