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Crespo » Paralelo 32
Fecha: 23/10/2025 18:52
Por estos días abunda en los medios una apabullante cantidad de información -gran parte de ella especulativa- sobre el cometa que ingresó a nuestro sistema solar. Es el tercero en la historia que proviene de otro lugar de la galaxia y fue etiquetado como 3i/ATLAS. La comunidad científica internacional mantiene opiniones divididas en torno a este misterioso objeto, tipificado como cometa, aunque no cumple con las leyes de la mecánica cometaria. La NASA y el popular astrofísico Avi Loeb, de la Universidad de Harvard, discrepan. La agencia espacial divulga muy poco y lo trata como un cometa interestelar “interesante”, aunque con comportamientos irregulares. Según Loeb, quien el 17 de octubre publicó un artículo en El Confidencial en el que sugiere ocho comportamientos inusuales para un cometa, uno de ellos es que su cola apunta hacia el Sol. Cita a un “un observatorio español, que fotografió algo inexplicable en el objeto interestelar 3I/ATLAS”; es una anticola que desafía los vientos solares, los cuales deberían orientarla en dirección opuesta. “Es algo que nunca se ha observado en la historia y que no tiene explicación por ahora”, afirma Loeb, conocido en el mundo científico por sostener hipótesis audaces o controvertidas. En su nota, reclama respuestas a quienes disienten o guardan silencio: ¿Cuál es la naturaleza de la anticola? ¿Por qué los expertos en cometas ignoran esta anomalía mientras insisten en que 3i/ATLAS es un cometa conocido? Un sistema inteligente Siempre de acuerdo con la opinión de Loeb y su equipo, el objeto presenta características propias de un sistema inteligente, no natural, que podría haber sido enviado para recoger información y remitirla a una base. Fundamentan esta teoría en ocho observaciones muy llamativas, dos de las cuales ya mencionamos. Otra de ellas es su procedencia: el objeto llega desde la constelación de Sagitario, la misma desde donde, en 1977, el sistema terrestre captó la única señal inteligente registrada hasta hoy, conocida como Wow! (1), palabra escrita por el asombrado astrónomo de turno frente al radiotelescopio Big Ear. El sorprendente objeto interestelar, cuyo núcleo mediría entre 0,32 y 5,6 km. hará su perihelio alrededor del 30 de octubre, cuando estará más cerca del Sol. Luego, se ocultará a nuestros telescopios al pasar detrás del astro rey, para finalmente realizar -salvo nuevos cálculos correctores- su máxima aproximación a la Tierra dentro de 55 días, hacia fines de diciembre de 2025, en vísperas de la Navidad del mundo occidental cristiano. Anticipado hace ocho décadas Resulta curioso que la ciencia astrofísica parezca haber olvidado, o lo considere solo como historia, al chileno Carlos Muñoz Ferrada (1909–2001), visionario al que hoy ya no se menciona. El astrónomo Muñoz Ferrada -conocido en toda América por sus predicciones astronómicas y geofísicas- habló en las décadas de 1940 y 1950 de un cuerpo al que llamó “Planeta-Cometa Hercólubus” o “Cometa-Planeta”, de origen interestelar, al que atribuía una órbita elíptica muy alargada entre dos soles. En declaraciones y conferencias, sostenía que este astro ingresaría a nuestro sistema solar “en el siglo XXI”, sin dar una fecha exacta. Careciendo de la tecnología actual, se valió de la matemática para calcular la órbita elíptica del “cometa-planeta”, y afirmaba que viaja desde un “sol negro” (2), distante a 32 mil millones de kilómetros, hasta nuestro Sol. De hecho, en este momento el objeto está completando su vuelta detrás del astro rey para salir nuevamente del sistema. Muñoz estimó además que su paso anterior por nuestro planeta ocurrió hace 13.000 años, en tiempos de la Atlántida, civilización que habría padecido la destrucción causada por la proximidad de ese cuerpo celeste, capaz -según él- de alterar el eje terrestre debido a su enorme fuerza de atracción. En una entrevista televisiva, aún disponible en YouTube, ya en el final de su vida, fue apocalíptico: advirtió sobre el tremendo poder destructivo del “planeta-cometa” que, como en la primera ocasión, “a su paso afectará a la humanidad en su existencia, en su producción y en su subsistencia misma”. Datos recientes y nuevas sospechas A comienzos de octubre, este objeto interestelar, ahora visible y denominado 3I/ATLAS, con velocidad relativa al sol de 216.000 km/h (unos 60 km por segundo), habría atravesado la órbita de Marte. Desde allí, el rover Perseverance de la NASA y las sondas de la Agencia Espacial Europea (ESA) que orbitan el planeta rojo lograron obtener imágenes más nítidas. Sin embargo, Estados Unidos no divulgó los datos, lo que ahondó las sospechas de ocultamiento de un posible objeto inteligente. La explicación oficial de la NASA es que el Congreso no aprobó el presupuesto 2026 propuesto por Donald Trump y, como consecuencia, se paralizaron las funciones no esenciales, incluyendo la divulgación de información científica. “Una teoría en redes sociales sugiere que se trata de una excusa conveniente para evitar revelar información que podría confirmar las hipótesis más extremas”, publicó Perfil. Pero volvamos a aquel personaje de la astronomía que sus colegas del hemisferio norte subestiman. Muñoz Ferrada calculó, en los años 50, que el objeto pasaría a solo 14 millones de kilómetros de la Tierra, causando conmoción y estragos. Las fuentes acrtuales dicen que no se espera que 3I/ATLAS sea visible a simple vista. A menos que modifique nuevamente su trayectoria, pasará a 269 millones de kilómetros de nuestro planeta, a una velocidad de 92 km por segundo. No parece una distancia que invite a hacer una parada para recargar las baterías (si se nos permite el humor ante este serio debate internacional), de modo que podríamos tener una Navidad en paz. Ni siquiera el objeto será visible a simple vista, aunque algunos, para ganar lectores en las redes, aseguren que lo veremos poco menos que del tamaño de un pájaro de luminosa cola. Como sea, para la astronomía terrestre se trata de un acontecimiento único y cargado de información por investigar y aprender.
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