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» SL24
Fecha: 22/10/2025 17:00
Facebook Twitter LinkedIn WhatsApp La sentencia se dictó tras una extensa investigación del Ministerio Público Fiscal que permitió desbaratar una estructura delictiva con un alto grado de profesionalismo, logística y conocimiento tecnológico. El tribunal, integrado por los jueces Eugenio Martínez (presidente), Mario Gambacorta y Osvaldo Facciano, dio a conocer el veredicto el pasado 3 de octubre y publicó los fundamentos el 14 del mismo mes, en un fallo de casi 300 páginas. Las penas más altas recayeron sobre Claudio Daniel Coto (63), comerciante, condenado a 19 años y 6 meses de prisión como jefe ideológico de la banda; y Néstor Adrián Santabaya (61), mecánico, considerado jefe operativo, quien recibió 17 años y 6 meses de prisión. Ambos fueron hallados culpables de asociación ilícita, secuestros extorsivos agravados, robos y amenazas. También fueron sentenciados Emiliano Mario Andrés Acuña (38) y el cerrajero Sebastián Ezequiel Pugliese (47), ambos a 14 años de prisión como coautores de los secuestros; mientras que el remisero Nicolás Adrián Santabaya (32), hijo del jefe operativo, y Silvia Beatriz López (44), pareja de Pugliese, recibieron 5 años de prisión. Las condenas coincidieron con las penas solicitadas por el fiscal general Federico Reynares Solari, quien encabezó la acusación junto al auxiliar fiscal Rodrigo Romero y la fiscal coadyuvante María Virginia Sosa. El caso contó además con el acompañamiento del Área de Atención y Acompañamiento a Víctimas, a cargo del fiscal Andrés Montefeltro. Los secuestros El primero de los hechos ocurrió el 24 de enero de 2023 en Villa Ramallo. Un empresario fue interceptado por falsos policías federales y trasladado a San Nicolás. Sus captores exigieron un rescate de un millón de dólares, y tras el pago de 580 mil dólares, fue liberado en Theobald, cerca de Rosario. Días después, la banda intentó secuestrar a una mujer en Rosario, pero el hecho se frustró cuando la camioneta de los captores quedó atascada en un garaje. Cinco días más tarde, la víctima y su hijo de 13 años fueron capturados en el mismo lugar y llevados a una vivienda alquilada en San Nicolás. Allí permanecieron cautivos mientras los delincuentes exigían 3 millones de dólares por su liberación. Finalmente, madre e hijo fueron liberados ilesos en una zona rural sin que se pagara rescate. Las víctimas fueron sometidas a cautiverios planificados con minuciosidad: se las mantenía con los ojos cubiertos, atadas con precintos y eran liberadas en caminos rurales. Los lugares de reclusión fueron alquilados a través de plataformas digitales con identidades falsas. Una organización con logística “de fuerza de seguridad” El fiscal Reynares Solari destacó que la banda actuaba con una “logística digna de una fuerza de seguridad paralela”, utilizando celulares de distintos niveles extorsivos, operativos y personales y recurriendo a tecnología antigua para evitar rastreos. La investigación logró reconstruir los movimientos de los acusados gracias al análisis de más de 2,5 millones de registros telefónicos, geolocalización de dispositivos y peritajes de voz. Uno de los elementos clave fue la detección del “teléfono acompañante” del líder, que permitió establecer su rol en la planificación. Los investigadores determinaron además que los delincuentes reutilizaban vehículos, alteraban patentes y llegaban a disfrazar una camioneta Renault Trafic como ambulancia. Una estructura profesional y estable En su fallo, el tribunal consideró probado que se trató de una organización “compleja, profesional y estable”, con roles claramente diferenciados. La investigación, liderada por los fiscales Javier Arzubi Calvo (Rosario) y Matías Di Lello (San Nicolás), con apoyo de la UFECO y del Departamento Antisecuestros Norte de la Policía Federal, permitió desarticular una estructura que actuaba con frialdad, planificación y precisión. Las pruebas, los testimonios de las víctimas y el cruce de datos tecnológicos fueron determinantes para llegar a las condenas que cerraron uno de los casos de secuestros más resonantes de los últimos años en la región.
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