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» Santafeactual
Fecha: 22/10/2025 16:51
Un nuevo libro y una minuciosa investigación histórica demuestran que miles de habitantes escaparon de la erupción del 79 d.C. y fueron "borrados" de la narrativa oficial, rehaciendo sus vidas en otras ciudades del Imperio Romano. Cuando se evoca la tragedia de Pompeya, la imagen predominante es la de una aniquilación total, una ciudad congelada en el tiempo por la furia del Vesubio en el año 79 d.C. Sin embargo, una reciente investigación está reescribiendo este capítulo de la historia, sugiriendo que la erupción no fue una sentencia de muerte universal, sino el inicio de un éxodo masivo y exitoso. El historiador y especialista en el mundo clásico Steven Tuck, a través de su libro Escape from Pompeii: The Great Eruption of Mount Vesuvius and Its Survivors (lo que puede traducirse como: Escape de Pompeya: la gran erupción del Vesubio y sus sobrevivientes), revela que miles de personas lograron huir y reconstruir sus vidas en otras comunidades del Imperio. La verdad detrás de las cifras que no cuadraban La narrativa histórica se centró durante siglos en los restos hallados bajo las capas de ceniza: edificios, objetos y, crucialmente, cerca de 1.500 restos humanos, publica Muy Interesante. No obstante, esta cifra es ínfima si se compara con la población estimada de la región, que alcanzaba las 40.000 personas. Según Tuck, esta disparidad numérica es la primera evidencia de supervivencia. El "vacío" arqueológico en la ciudad revela que muchos escaparon a tiempo: Altares vacíos: Más del 95% de los santuarios domésticos estaban vacíos, lo que indica que las familias se llevaron consigo las estatuillas de sus dioses del hogar. Ausencia de objetos de valor: Arcas metálicas y cofres fueron hallados abiertos y vacíos. Éxodo animal: Apenas se encontraron restos de animales en los establos, y las embarcaciones del puerto habían desaparecido. Estos indicios sugieren que la erupción fue terrible, pero no inmediatamente letal. De acuerdo con la investigación, el tiempo transcurrido entre la primera explosión y la llegada de las olas piroclásticas más destructivas fue de hasta 18 horas en algunas zonas, tiempo suficiente para que quienes reaccionaron con rapidez pudieran escapar. Fuente: Agencias
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