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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 22/10/2025 05:10
Susana Giménez y Nelson de la Rosa Medía 71 centímetros de altura. Era el actor más pequeño del mundo. Y muchos, tal vez de manera burlona, lo apodaban como “el hombre rata” haciendo referencia al papel que había interpretado en la película italiana Quella villa in fondo al parco, de 1988. Eran tiempos en los que era habitual reírse públicamente de quienes no encajaban en la “norma”. Y para eso, justamente, lo llevaban a los programas de televisión. Sin embargo, Nelson de la Rosa lo único que buscó a lo largo de su corta vida, fue poder ser feliz más allá de todo. Hasta que el 26 de octubre de 2006, con apenas 38 años de edad, murió. Oriundo de República Dominicana, más precisamente de San Francisco de Macoris, era el menor de seis hermanos. Había nacido el 21 de junio de 1968, después de una gestación sin inconvenientes. Por entonces no había ecografías ni estudios genéticos. Así que, recién cuando lo tuvo entre sus brazos, su madre notó que algo no estaba bien. Su bebé cabía en la palma de una mano. Y, finalmente, los médicos le diagnosticaron el síndrome de Seckel, un tipo raro de enanismo que incluye retraso del crecimiento en el útero y microcefalia. Los primeros meses pudo sobrevivir gracias a ser alimentado con un gotero. Pero, después, intentó tener la vida de cualquier chico y comenzó a ir a la escuela. Sin embargo, no llegó a terminar sus estudios. Siendo un niño, de la Rosa empezó a trabajar en circos “aprovechando” su condición física. De alguna manera, sentía que esa era la única opción que tenía en un mundo no pensado para las minorías. Pero al tiempo este tipo de actividades fueron prohibidas en su país por los maltratos a artistas y animales, así que él tuvo que buscar una salida laboral en otras latitudes. Nelson en la película RatMan Tenía una fisonomía que resultaba “atractiva” para los programas de humor de la época. Así que, a principios de los ‘80, comenzó a trabajar en distintos países de Latinoamérica. Estuvo, por ejemplo, en Venezuela, donde participó del ciclo Súper Sábado Sensacional de Venevisión. También estuvo en Univisión de México, donde trabajó en el clásico Sábado Gigante. Y, cuando menos se lo esperaba, recibió la propuesta de viajar a Europa para desembarcar en la pantalla grande. En Italia hizo la película Fuoco incrociato de Alfonso Brescia. Luego fue convocado para Quella villa in fondo al parco de Giuliano Carnimeo, film que en los Estados Unidos se conoció con el nombre de RatMan, es decir, El hombre rata. Y enseguida se le empezaron a abrir las puertas de otros países hispanos como Chile, Puerto Rico y Argentina, donde su presencia tuvo gran repercusión. Al día de hoy, se siguen recordando las entrevistas que le realizaba Susana Giménez en su programa de Telefé, donde en el año 1998 presentó a su esposa de 18 años, la dominicana Jennifer De Leonel, y a su hijo recién nacido, Cristian Alberto. En ese momento estaba en su pico de popularidad, ya que había llegado a trabajar junto con Marlon Brando en el filme La isla del Dr. Moreau de John Frankenheimer de 1996 por pedido del mismísimo actor de Hollywood. Y, a nivel local, tiempo después de aquella visita participó del videoclip del tema Coolo, de Illya Kuryaki & The Valderramas, de 1999. De la Rosa visitando un programa de televisión junto a su esposa y su hijo Pero lo cierto es que, entrados los años 2000, el furor por Nelson empezó a mermar. Su récord Guinness -oficialmente nunca certificado- como el hombre de más baja estatura había sido superado. Y su presencia en la pantalla chica había dejado de ser atractiva para los televidentes, que ya no se sorprendían al verlo y escucharlo hablar con su voz aflautada. De manera que se vio obligado a recurrir, nuevamente, a los circos donde bailaba para divertir al público en giras que apenas le alcanzaban para mantener a su familia. De esa época surge la lamentable anécdota que relató Guillermo Coppola en tono de humor y que, supuestamente, habría tenido lugar en la disco Buenos Aires News de la zona de Recoleta. Según contó el ex mánager de Diego Maradona, cuando el Diez volvía del baño hacia el VIP, alguien le habría querido presentar a de la Rosa. Y el astro, asustado al ver que le ponían a este pequeño individuo entre los brazos, “lo revoleó” por el aire haciendo que el ex arquero de Boca Juniors, Osvaldo Santos, se viera obligado a “atajarlo” para que no cayera en la pista de baile y todo terminara en una tragedia. Después hubo brindis con champagne, fotos y risas, según esta historia que bien puede haber sido fruto de la imaginación. Pero que, cierta o no, solo sirvió para humillarlo. Nelson volvió, sin embargo, a tener su minuto de gloria en la televisión norteamericana en el año 2004, cuando el jugador de béisbol Pedro Martínez, de los Red Sox de Boston, dijo que de la Rosa era su amuleto de la buena suerte. El equipo ganó el campeonato y llevó a Nelson a los festejos, por lo que Jimmy Kimmel lo invitó a Nueva York para que visitara su Late Night Show vestido de hombre araña. Pero lo cierto es que, en esa presentación, el hombre ya parecía haber perdido su alegría. Quizá, simplemente, estaba cansado de ser el hazme reír de todos. Y la realidad es casi ni habló durante todo el programa, contestando a cada pregunta con monosílabos. El dominicano en los brazos de Diego Maradona Dos años más tarde, en tanto, Nelson falleció como consecuencia de un infarto agudo de miocardio. Después de haber ofrecido diez funciones en cuatro días en Antofagasta, Chile, junto al circo para el que estaba trabajando, sufrió una descompensación en el avión que lo llevaba de regreso a Norteamérica. Apenas aterrizó, fue llevado a un hospital de Providence, donde finalmente murió. Sus restos fueron trasladados a su tierra natal, para ser sepultados en el cementerio Cristo Salvador de San Isidro. Y dicen que, a su despedida, asistieron solo su esposa, su hijo y unos pocos amigos. “Nelson era un alma de Dios y lo suyo era transmitir alegría y goce. De hecho, es un recuerdo tan importante que uno siempre lo lleva consigo. Que perdura”, dijo en una entrevista su hijo, que al momento de la muerte de de la Rosa tenía 9 años de edad y hoy es un adulto. Y reconoció que, aunque muchos trataban a su progenitor como si fuera un niño, él siempre sintió un profundo respeto por él. “Mi padre, en la familia, era la luz. Y después de su muerte cambió todo”, señaló con profundo pesar.
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