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  • «Tenemos que reconocer que hemos fracasado en el control y tratamiento de la hipertensión arterial»

    Concepcion del Uruguay » 03442noticias

    Fecha: 21/10/2025 16:15

    Los especialistas reunidos en Buenos Aires en el 51° Congreso Argentino de Cardiología, el más importante de habla hispana a nivel global y el 4o más grande del mundo en cantidad de inscriptos (aprox. 14 mil), no fueron optimistas al momento de abordar el tema de prevención y tratamiento de la hipertensión arterial, considerada el principal factor de riesgo cardiovascular. La información fue compartida en dos mesas científicas destinadas a tal fin, una denominada «Hipertensión Arterial, Guías y Consensos» y la otra que llevó el nombre premonitorio ‘En qué fallamos para lograr el control de la hipertensión arterial’. A más de 15 años del primer gran relevamiento nacional sobre hipertensión arterial (HTA), los números siguen siendo igual de preocupantes. Incluso la IV Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR), publicada en 2019, muestra que un 34,6% de la población adulta tiene presión alta según autoreporte. Esto implica que más de uno de cada tres argentinos adultos convive con un factor de riesgo que, si no es tratado a tiempo y de forma adecuada, puede derivar en infarto, ACV, insuficiencia renal o incluso la muerte. Según las estadísticas del Ministerio de Salud, solo en 2023 fallecieron en Argentina 99.454 personas por enfermedades cardiovasculares1. De ese total, prácticamente 1 de cada 3 decesos podría haberse evitado simplemente controlando la presión arterial. Son más de 33 mil muertes prevenibles al año, lo que equivale a unas 90 por día. El Dr. Pablo Stutzbach , presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología, fue contundente: «necesitamos un cambio de paradigma. Alrededor del 40% de las personas hipertensas no sabe que lo es. Entre quienes conocen su diagnóstico, muchos no reciben tratamiento, y de los que están en tratamiento, una proporción significativa no logra llegar a los valores objetivos recomendados. No hay mejoras sustanciales en los últimos 15 años, lo que indica un estancamiento crónico en la estrategia sanitaria para enfrentar este flagelo”. “Además, en los últimos años, señaló el Dr. Sergio Baratta , presidente electo de la SAC, comenzó a notarse otro fenómeno preocupante: cada vez se diagnostica hipertensión en personas jóvenes, muchas veces con daño en órganos blanco ya instalado. Incluso durante el embarazo es cada vez más frecuente la aparición de trastornos hipertensivos. En estos casos, se trata de pacientes que presentan factores de riesgo cardiovascular como sobrepeso, obesidad o sedentarismo, pero que no habían sido diagnosticadas previamente por falta de controles”. Los cardiólogos coincidieron en que el nuevo ‘Consenso Argentino de Hipertensión Arterial 2025’, en el que participó activamente la Sociedad Argentina de Cardiología y que será presentado oficialmente durante el Congreso, se plantea como una herramienta clara para el abordaje integral de la HTA: detección precoz, diagnóstico preciso, tratamiento efectivo y seguimiento sistemático. El documento insiste en que todos los adultos deberían medirse su tensión arterial al menos una vez al año. Medírsela solo en el consultorio (PAC) ya no es suficiente. Por eso, se prioriza la incorporación de herramientas como el Monitoreo Ambulatorio de Presión Arterial (MAPA) y el Monitoreo Domiciliario (MDPA), que permiten detectar fenotipos como la hipertensión de guardapolvo blanco (elevada en consulta pero normal en casa) o la hipertensión oculta (normal en consulta, pero elevada en la vida diaria), dos formas que pueden pasar inadvertidas si no se aplican estos métodos complementarios. En cuanto a los objetivos terapéuticos, se sugiere reducir la presión a menos de 140/90 mmHg en la mayoría de los pacientes, y a 130/80 mmHg en quienes lo toleren bien, especialmente si tienen alto riesgo cardiovascular. Se desaconseja llevar la presión diastólica por debajo de 70 mmHg para no comprometer la perfusión coronaria. En el terreno farmacológico, el Consenso mantiene como pilares los cinco grupos clásicos de medicamentos: inhibidores de la Enzima Convertidora de Angiotensina (IECA), antagonistas de los receptores de angiotensina II (ARA II), beta-bloqueantes, antagonistas del calcio y diuréticos tiazídicos. Se recomienda el uso de combinaciones desde el inicio, preferentemente en una sola píldora para mejorar la adherencia. Se desaconseja el uso de IECA y ARA II durante el embarazo por riesgo fetal. Para pacientes con diabetes tipo 2, enfermedad renal crónica o insuficiencia cardíaca, el Consenso incluye el uso de nuevos fármacos como los inhibidores de SGLT2 y los agonistas del receptor GLP-1, que además de mejorar la glucemia, tienen efectos beneficiosos sobre la presión arterial y los órganos blanco. El abordaje no farmacológico también ocupa un lugar central. Cambios en el estilo de vida como la reducción de peso, la restricción de sodio, la incorporación de frutas y verduras, la actividad física regular, la mejora del sueño, la disminución del estrés, la cesación tabáquica y la reducción de la exposición a ruido y contaminación son intervenciones fundamentales que deben promoverse desde el primer contacto con el paciente. La Dra. Mirta Diez , presidente del Comité Científico del Congreso, sostuvo que “la adherencia al tratamiento es uno de los puntos más débiles del manejo de la HTA. Muchos pacientes abandonan los medicamentos o no cumplen con las recomendaciones higiénico-dietéticas. Esto se debe, en parte, a que la HTA no genera síntomas directos y, por ende, el paciente no percibe beneficio inmediato. Pero también es consecuencia de la falta de seguimiento adecuado: los controles se espacian demasiado, no se ajustan dosis ni se detectan efectos adversos a tiempo. La falta de tiempo en la consulta médica limita la posibilidad de educar al paciente y generar conciencia sobre el daño acumulativo de la HTA mal tratada”. La falta de conciencia en la población va acompañada por una alarmante desatención en los consultorios médicos. En muchos casos, la presión arterial no se mide durante la consulta. Las razones pueden ser varias: falta de tiempo, escasa formación específica o incluso una minimización del riesgo. Pero la realidad es contundente: un número considerable de pacientes afirma que su médico no le toma la presión en las consultas de rutina. Esto compromete no solo a los cardiólogos y a los médicos clínicos, sino a un conjunto de especialidades como la ginecología, la nefrología, la endocrinología y la neurología, entre otras. ‘Esta omisión se traduce en miles de diagnósticos tardíos o inexistentes, con las consecuencias que eso implica’, consignaron los expertos durante el Congreso. La hipertensión arterial es el principal factor de riesgo cardiovascular por su prevalencia y porque genera un daño progresivo sobre todo el sistema. “Si imaginamos al sistema cardiovascular como una bomba con cañerías, una presión excesiva hará que la bomba (el corazón) trabaje más, se hipertrofie y eventualmente falle. Las arterias pierden elasticidad, se endurecen y se deterioran. Esto impacta sobre órganos vitales como el cerebro, los riñones y el propio corazón, generando eventos como infartos, ACV, insuficiencia renal y demencia vascular”, explicó el Dr. Baratta. «La hipertensión es silenciosa, pero sus consecuencias no. No se trata sólo de cifras, sino de vidas que pueden salvarse si actuamos a tiempo. Pocas enfermedades permiten una medición tan sencilla, ya que el propio paciente puede evaluar sus niveles de tensión arterial en su domicilio con la ayuda de un tensiómetro digital hogareño. Pero no lo hacemos y, en contrapartida, el estilo de vida actual contribuye a que se disparen cifras alarmantes de presión arterial, incluso en personas jóvenes, y nosotros tenemos que reconocer que hasta ahora hemos fracasado en el control y tratamiento de la hipertensión arterial», concluyó el Dr. Stutzbach. Acerca de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) Fue fundada en 1937, sus líderes provenían de renombradas universidades nacionales (Universidad de Buenos Aires, Córdoba y de Rosario), así como de prestigiosos hospitales públicos; este origen se refleja en su sólido compromiso con la calidad de la educación médica y la investigación clínica. La herencia intelectual de la SAC está íntimamente ligada a Bernardo Houssay y se manifiesta en sus fundadores y presidentes, entre los que se destacan Braun Menéndez, Oscar Orías y Alberto Taquini. Estos referentes demuestran que la esencia de nuestra institución radica en la educación y la investigación. Cuenta con más de 6.500 miembros incorporados en las siguientes categorías: titulares, activos, adherentes, adscriptos, correspondientes nacionales, correspondientes extranjeros, honorarios, vitalicios, benefactores y asistentes. Posee 25 Consejos Científicos que representan a cada una de las subespecialidades y 35 Distritos Regionales distribuidos a lo largo del país. Entrena y capacita a enfermeros y técnicos. Lleva adelante tareas de formación continua desde las etapas iniciales de la residencia hasta en las subespecialidades. El Instituto de Educación Médica Continua se encarga de coordinar la docencia en función de la realidad epidemiológica argentina y de la región hasta en los últimos avances, ofreciendo diversas modalidades de actualización. La SAC organiza simposios, jornadas, reuniones científicas y encuentros nacionales, internacionales y regionales en todo el país. Además de su afamado Congreso SAC que reúne a más de 14.000 profesionales de la cardiología de Sudamérica y el Caribe, con la visita de referentes de USA y de la Comunidad Europea.

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