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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 21/10/2025 14:48
Un nene llamado Santino recibió la ayuda de un amigo, quien usó su talento musical para juntar el monto destinado al tratamiento (Buenas noches Familia – El Trece) Una vez más, el estudio de Buenas Noches Familia (El Trece) se transformó en escenario de historias de lucha y esperanza bajo la conducción de Guido Kaczka. Lejos de los shows superficiales, la programación apostó por las vidas reales, los sueños y los desafíos de personas que pelean cada día contra la adversidad, convocando a la audiencia a sentir, empatizar y comprometerse con quienes más lo necesitan. La historia de Santino, un niño guerrero que venció la leucemia y ahora enfrenta una deuda médica imposible, conmovió a todos y se volvió centro de la noche, marcando un nuevo capítulo donde la empatía, la amistad y la música son protagonistas. Santino es un niño que padecía leucemia, lo que lo llevó a realizarse un tratamiento en Singapur. Ante la conmoción que causó su caso, Guido compartió con detalle el largo recorrido de su recuperación. “Hospital Gutiérrez, 2024. El primer tratamiento, que dura dos años y tenía una leucemia. Con su primer trasplante todo marchaba bien, pero esto que pasa con los trasplantes, que el primero no es y entonces se intenta con otro...”, contó para dar contexto a los televidentes. El conductor continuó: “En febrero de 2025 Santi inició un tercer tratamiento, pero no tuvo los resultados esperados. Fueron tres intentos. Y entonces, necesitaba lo que a veces se requiere y que cuesta tanto: un tratamiento en el exterior...”. Luego aclaró cómo llegaron a esta situación económica y la participación del amigo del pequeño “Uno de los donantes fue el papá, el tratamiento fue exitoso, esto es lo bueno. ¿Pero qué pasó? Tienen una deuda con el hospital de Singapur que no pueden afrontar y para eso sería el premio, entonces él se pone para que ellos paguen la deuda al hospital de Singapur...”, explicó Kaczka. Luego del tratamiento exitoso de Santino, su familia adquirió una deuda médica (Captura de video) La madre del nene sostuvo en el programa que, tras regresar hace tres semanas de Singapur, no pudieron cubrir aún el saldo final de la deuda, que asciende a 110 mil dólares. Por eso, tanto el amigo como el propio Guido y el público se embarcaron en la misión de ayudar a Santino y su familia a reunir el dinero, y Julián, el amigo, se animó a cantar en vivo “Que se vengan los chicos” de Los Arroyeños, buscando movilizar a quienes veían la emisión y demostrando una vez más el poder de la amistad pese a las adversidades. La historia de Santino no es la única que este año tocó el corazón de los televidentes en Buenas Noches Familia. Semanas atrás, fue el turno de Alma, una adolescente de 13 años que enfrentó a cámara su diagnóstico: “Yo tengo escoliosis severa, de casi 130 grados, y mi meta es comprar la prótesis para poder salir de acá”, narró con voz decidida en un video que fue pasado en el programa antes de su ingreso al estudio. La adolescente también compartió cómo su enfermedad limita su vida diaria. “Y no puedo ir a la escuela porque me agito, me falta el aire, y tengo internación domiciliaria, así que la profesora viene acá. Muchas gracias por escuchar”, cerró, dejando un mensaje lleno de esperanza a los televidentes. La joven fue a contar su historia de vida y emocionó al público del programa (Buenas noches, Familia – El Trece) Alma, apasionada por el violín, llegó al programa acompañada de su grupo de orquesta. Juntos, ofrecieron una interpretación que emocionó no solo a los presentes en el estudio, sino también a quienes siguieron el especial desde sus hogares. Esa escena se convirtió en un poderoso recordatorio de que, incluso en contextos difíciles, el arte y el sentido comunitario pueden abrir puertas reales y cambiar vidas. Así, entre sonrisas, canciones, relatos y el compromiso de un conductor como Kaczka, la televisión local volvió a abrir un espacio genuino para las historias que valen la pena ser escuchadas y las causas por las que vale la pena involucrarse. Entre premios, deudas, sueños y batallas, lo más valioso es convertir la empatía en motor de cambio; al menos por una noche, Santino, Alma y muchos más encontraron allí la posibilidad de una vida mejor.
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