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» Diario Cordoba
Fecha: 20/10/2025 14:40
En plena pandemia, el gigante del textil y la moda Inditex empezó a cerrar muchas de sus tiendas. El grupo liderado por Marta Ortega tenía una estrategia en mente: quitarse de en medio locales relativamente pequeños y abrir un único espacio significativo, diferente y muchísimo más grande por ciudad. Esos nuevos espacios son los denominados buque insignia o flagship, tiendas grandes, ubicadas incluso en espacios arquitectónicamente de más valor y donde la ropa, por seguir con el caso de Inditex, no es lo más importante. Gema Gómez, del área de Economía Aplicada de la Universidad de Córdoba (UCO) y miembro del grupo de investigación SEJ-670 Métodos Cuantitativos en Economía, Finanzas y Empresa, explica sobre este modelo que «se trata de una estrategia de marca que ya han establecido otras empresas y que conlleva dar más valor a lo que se denomina experiencia de marca». Dicha experiencia, detalla Gómez, «va más allá del simple objetivo de vender productos, se trata de crear una fuerte conexión emocional entre la marca y el consumidor». Cinco años después de que Inditex iniciara esta estrategia, las consecuencias han llegado a Córdoba. Zara ha abierto hace un mes su flagship de Córdoba, una tienda de 2.600 metros cuadrados en la céntrica calle Jesús y María. La apertura ha supuesto el cierre de sus tiendas de Gondomar y del centro comercial La Sierra, una bajada de persianas que también llegó a Bershka (cerró la de Concepción y la del mismo centro comercial para abrir junto al nuevo Zara) y que, como una sucesión de fichas de dominó, también se ha llevado por delante a otros negocios del grupo, como Zara Home o Massimo Dutti. «El cierre de locales y la reducción de plantilla afectan negativamente a la experiencia del cliente, ya que habrá menos personal para atenderle, por lo tanto, menor calidad de servicio, mayor tiempo de espera y necesidad de buscar alternativas. Por ello, la decisión de compra puede verse redirigida hacia plataformas online, el consumidor puede adoptar nuevos hábitos de compra online, influenciado por la comodidad y la variedad que ofrecen las plataformas digitales», apunta Gómez. Las consecuencias de estos cambios de modelo tienen más aristas aún. El cliente o el trabajador se ven directamente interpelados por las nuevas estrategias, pero hay otro sector que observa atento estos movimientos: el comercio de cercanía. ¿Cómo afronta la tienda pequeña estas modificaciones? ¿Qué armas tiene un pequeño negocio ante las maniobras de los gigantes comerciales? A esta pregunta, Gema Gómez responde que la clave estará en que ese comercio de cercanía «ponga en valor su esencia». Frente a los «aspectos negativos» de las grandes marcas, que pasan por «el debilitamiento de la conexión comunitaria y la identidad local», el arma del pequeño comercio pasa por «acercarse al consumidor y hacer la experiencia más memorable para el cliente de forma personalizada», dice la profesora del área de Economía Aplicada de la UCO. Las consecuencias El presidente de Comercio Córdoba, Rafael Bados, apunta también hacia esas consecuencias directas de los movimientos de las grandes marcas. Y las hay positivas, pues como cuenta Bados, el cierre de tiendas implica que «locales muy interesantes se quedan disponibles en buenas zonas». También hay algo directamente bueno en el cambio de ubicación de Zara, por ejemplo, y es, básicamente, que no se ha ido lejos. «Siempre hemos estado en contra de las grandes superficies comerciales, pero lo que no queremos es que un gran grupo grande se vaya a los Patios de Azahara, por ejemplo», ejemplifica el presidente de Comercio Córdoba. El hecho de que en lugares donde hay mucho comercio de cercanía también se note la presencia de marcas más grandes suponen que estas últimas actúan como tractor para atraer a los clientes, que van a estar más cerca de las tiendas pequeñas. Por eso en el Centro Comercial Abierto del Centro el cambio no ha sido profundo, sin embargo, sí que puede notarse en La Sierra, donde ya se afanan en una estrategia de atracción de grupos fuertes para no perder trasiego de clientela. Y a lo positivo se añade otro efecto más, una posible bajada de precios de los locales. Como recuerda Bados, pasó con Cruz Conde, donde hace años varias marcas importantes se marcharon y los locales se quedaron vacíos durante mucho tiempo porque nadie podía asumir su coste, lo que a largo y medio plazo provocó una bajada de los alquileres en la zona. «Nada que ver» Por su parte, el presidente de Centro Córdoba, Manuel Blasco, sobre esa estrategia del flagship, comenta que «no tiene nada que ver con el comercio de cercanía», que busca locales, a lo sumo, de 300 o 400 metros cuadrados, 500 como mucho, y no los grandes espacios a los que aspiran esas grandes marcas. Frente a los efectos que este modelo puede tener en el comercio de barrio, Blasco apunta que en la zona centro no llegan a ser excesivamente negativos. El presidente de Centro Córdoba sí pide, por otro lado, que al sector se les den «las mismas armas» y que la llegada o la salida de los negocios grandes no termine por perjudicarlos.
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