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  • Un crimen contra la clase obrera

    » El Ciudadano

    Fecha: 20/10/2025 13:17

    La crónica dice que el 20 de 0ctubre de 2010, en la mañana de un caluroso miércoles, cerca de la estación Kosteki y Santillán (ex Avellaneda) del ferrocarril Roca, se produjo un violento enfrentamiento entre militantes del Partido Obrero (PO) que habían ocupado las vías del tren y sindicalistas de la Unión Ferroviaria que intentaban desalojarlos. Como consecuencia de los disparos de armas de fuego, murió de un balazo en el pecho, el joven dirigente de la Federación Universitaria de Buenos Aires (Fuba) y tornero, Mariano Ferreyra, de 23 años de edad y los militantes Elsa Rodríguez, Nelson Aguirre y Ariel Puntos fueron alcanzados por las balas de los gremialistas Cristian Favale, barrabrava del club Defensa y Justicia y Gabriel Sánchez. Hasta allí la crónica que repitieron casi todos medios de comunicación. Pero, que paso aquel 20 de octubre. Hace 15 años Ferreyra, militante del PO, acompañaba la marcha de trabajadores ferroviarios tercerizados que decidieron ocupar las vías del Ferrocarril Roca, a la altura de la estación Avellaneda. La protesta había sido convocada para reclamar el pase a planta permanente de 1500 empleados y la reincorporación de algunos despedidos. Pero una “patota” de la Unión Ferroviaria, reclutada en talleres de ferrocarriles y en Constitución, atacó a los manifestantes, que fueron agredidos a balazos mientras se desconcentraban. Ferreyra fue baleado por Cristian Favale y Gabriel “Payaso” Sánchez, condenados en el juicio como autores materiales del homicidio a 18 años de prisión, e igual pena para el jefe de la patota, Pablo Marcelo Díaz. Pero José Ángel Pedraza, secretario general de la Unión Ferroviaria por entonces, siempre fue identificado como el cerebro del crimen. En enero del 2011 fue detenido y en abril de 2013, el Tribunal Oral en lo Criminal 21 de la Capital Federal lo condenó a 15 años de prisión por el delito, aunque la fiscal María Luz Jalbert y la querella del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que representaba a la familia de Ferreyra, había pedido perpetua para Pedraza, Fernández, Favale y Sánchez y Díaz. Cuando comenzó el proceso judicial, el histórico líder de los ferroviarios fue detenido por la policía en un piso 17 de una torre de lujo en Puerto Madero. Todo una triste y trágica metáfora. Lo ordenó la jueza Wilma López, quien hizo una investigación exhaustiva junto con la fiscal Cristina Caamaño. Los allanamientos a su casa y a sus oficinas, el análisis de las llamadas, revelaron que Pedraza había tenido un rol activo como autor intelectual del ataque a los tercerizados aquel caluroso miércoles de octubre. Y el dato no es para soslayar, fue una de las pocas veces que, en casos similares, se condenó a los autores intelectuales del crimen. La paradoja es que Pedraza, hijo de un peón ferroviario, con una infancia de privaciones, fue parte de las corrientes renovadoras del movimiento obrero contra la burocracia sindical. En esa época era cercano al marxismo y a las organizaciones juveniles de izquierda, formó parte de la Confederación General del Trabajo (CGT) de los Argentinos, sufrió cárcel en la dictadura de Juan Carlos Onganía. Participó del Grupo de los 25 que enfrentó a la ortodoxia de Herminio Iglesias y Lorenzo Miguel, fue de los sectores combativos contra la dictadura y en los 80 estuvo entre los más radicalizados de la CGT de Saúl Ubaldini. Sin embargo, militante y dirigente de la clase trabajadora, en los 90, fue cooptado por las patronales: de esa historia en la calle, Pedraza pasó a ser de los sindicalistas cómplices con las privatizaciones menemistas e inauguro el estrato vulgarmente conocido como la “Aristocracia Obrera” que lo llevaron a ser un cuasi empresario. El periodista Mario Wainfeld señalo en aquel momento que la palabra que describe la trayectoria de la vida de Pedraza es la de la degradación. Pasó de ser un sindicalista combativo durante la última dictadura a ser un entreguista en los 90 y, finalmente, a orquestar un ataque a los tercerizados de su gremio, que culminó con la muerte de un joven militante. Murió a los 75 años, el día 23 de diciembre de 2018, en una clínica, mientras cumplía prisión domiciliaria. Y tras su muerte es recordado como un criminal. La sentencia La lectura de la sentencia estuvo a cargo del presidente del Tribunal Oral Criminal 21 de la Capital Federal, Horacio Días, y condenó a 15 años de prisión al exsecretario de la Unión Ferroviaria, José Ángel Pedraza, al igual que a Juan Carlos Fernández por ser instigadores del crimen de Mariano Ferreyra, mientras que Cristian Daniel Favale y Gabriel Sánchez a 18 años como autores materiales de la muerte. También fue condenado a 18 años de prisión Pablo Marcelo Díaz; a 11 años de prisión a Jorge Daniel González y Salvador Pipitó, y a 8 años de prisión Claudio Alcorcel. Además, 10 años de prisión para Luis Mansilla y Jorge Ferreyra, y 2 años de prisión de ejecución condicional a Hugo Lompizano, Luis Echavarría y Gastón Conti. David Villalba fue condenado al pago de una multa, y fueron absueltos Guillermo Uño, Juan Carlos Pérez y Rolando Garay. Pedraza, en sus últimas palabras durante el juicio, se declaró inocente, “Jamás promoví ni tuve nada que ver con el crimen de su hijo”, le dijo a la madre Ferreyra del joven. Nadie le creyó.

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