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Concordia » Hora Digital
Fecha: 20/10/2025 12:30
Aprovechando obras en la fachada del museo, tres ladrones ingresaron y robaron nueve piezas valiosas de las Joyas de la Corona Francesa en una operación rápida y planificada. El robo ocurrido este domingo en el museo del Louvre fue resultado de una operación cuidadosamente planificada que combinó velocidad, precisión y la explotación de vulnerabilidades específicas del edificio. En apenas siete minutos, un grupo de ladrones logró sustraer nueve piezas de las joyas de la corona francesa, dejando evidencias que revelan tanto su preparación como su audacia. Los delincuentes aprovecharon los trabajos de renovación que se realizan en la fachada que da al río Sena, un área que habitualmente recibe menor vigilancia debido a las obras. Este sector se convirtió en el punto débil del museo más visitado del mundo. Para acceder, utilizaron un montacargas o plataforma elevadora, similar a los equipos usados para transportar muebles, que les permitió llegar directamente al primer piso, donde se encuentra la Galería de Apolo, espacio que exhibe una selección de las Joyas de la Corona Francesa. El ministro del Interior, Laurent Nuñez, declaró en France Inter que “claramente era un equipo que había hecho reconocimiento previo”. La elección del punto de acceso fue estratégica, ya que les permitió llegar a su objetivo sin recorrer las extensas salas del museo. Una vez en posición, los ladrones usaron cortadoras de disco, también conocidas como amoladoras angulares, para romper los cristales de protección. Estas herramientas eléctricas, capaces de cortar vidrio reforzado en segundos, fueron clave para la rapidez del robo. Las autoridades informaron que el grupo estaba formado por al menos tres personas completamente encapuchadas. Dos ingresaron al museo para ejecutar el robo, mientras que una tercera permaneció en el exterior como apoyo. Esta división de roles indica un nivel de organización propio del crimen organizado. Las piezas sustraídas pertenecían a la colección de joyas de Napoleón y la emperatriz Eugenia, exhibidas en vitrinas específicas de la Galería de Apolo. Entre los objetos robados se encuentran collares, broches y diademas de un valor histórico incalculable. Una de las piezas, presuntamente la corona de la emperatriz Eugenia, fue hallada posteriormente fuera del museo, rota. Este hecho sugiere que, durante la huida apresurada, los ladrones pudieron perder parte del botín o decidir abandonar objetos que dificultaran su escape. Cabe destacar que el diamante Regente, una gema de más de 140 quilates y una de las joyas más valiosas de la colección, no fue sustraído. Nuñez calificó las piezas robadas como “de valor inestimable”, enfatizando que se trata de patrimonio histórico imposible de valorar económicamente. La fuga fue tan planificada como el robo: los delincuentes huyeron en un scooter TMax hacia la autopista A6, ruta que les permitiría salir rápidamente de París. La elección de este vehículo no fue casual; es maniobrable en el tráfico urbano, puede circular entre carriles y resulta difícil de seguir en una ciudad congestionada. Todo el operativo, desde la llegada hasta la huida, ocurrió entre las 9:30 y las 9:40 de la mañana, poco después de la apertura del museo. El horario elegido tampoco fue al azar, ya que a esa hora hay menos visitantes y las fuerzas de seguridad aún están desplegándose completamente. El asalto tuvo lugar a menos de 800 metros de la sede de la policía de París, lo que subraya la audacia de los perpetradores. Las autoridades han iniciado una investigación por “robo en banda organizada” y la Brigada de Represión del Bandidaje está a cargo del caso. El Louvre tiene una larga historia de robos e intentos de robo. El más famoso ocurrió en 1911, cuando la Mona Lisa fue sustraída por Vincenzo Peruggia, un extrabajador que se escondió dentro del museo y salió con la pintura bajo su abrigo. La obra fue recuperada dos años después en Florencia, episodio que contribuyó a convertirla en la obra de arte más conocida del mundo. En 1983, dos piezas de armadura del Renacimiento fueron robadas del Louvre y recuperadas casi cuatro décadas después. Además, la colección del museo lleva el legado de los saqueos de la era napoleónica, que aún generan debates sobre restitución. El Louvre alberga más de 33.000 obras que incluyen antigüedades, esculturas y pinturas desde Mesopotamia, Egipto y el mundo clásico hasta maestros europeos. Entre sus principales atractivos están la Mona Lisa, la Venus de Milo y la Victoria Alada de Samotracia. El museo puede recibir hasta 30.000 visitantes diarios.
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