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Parana » Paginajudicial
Fecha: 20/10/2025 08:04
El plenario del Consejo de la Magistratura de la Nación dictó la caducidad de las denuncias por mal desempeño que tenían en la parrilla al juez federal Daniel Edgardo Alonso. El rol clave de un consejero en el salvataje. Juan Cruz Varela De la Redacción de Página Judicial El Consejo de la Magistratura archivó las denuncias contra el juez federal de Paraná, Daniel Edgardo Alonso, que enfrentaba un proceso disciplinario por haber intentado frenar el cumplimiento de un fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. El plenario del organismo dispuso la caducidad de las seis denuncias por haber transcurrido tres años sin avances desde su radicación y el magistrado ya fue notificado de la resolución que deja limpio su legajo. En abril de 2022, a instancias del entonces diputado nacional Marcelo Casaretto (PJ), Alonso dictó una medida precautelar prohibiéndole al Congreso nombrar a sus representantes para integrar el nuevo Consejo de la Magistratura, en contra de lo que había dispuesto la Corte Suprema. A los pocos días, el máximo tribunal declaró nulo todo lo actuado por Alonso; aseguró que “el magistrado se alzó de manera flagrante y directa contra un pronunciamiento firme pretendiendo imposibilitar su cumplimiento”, lo acusó de actuar “con una notoria ignorancia del derecho vigente” y lo denunció por mal desempeño. Detrás cayeron otras cinco denuncias contra Alonso, que por esos días esperaba la aprobación del pliego que lo promoviera como juez de la Cámara Federal de Apelaciones de Rosario, que luego fue retirado por Javier Milei. Lo denunciaron el senador Alfredo De Angeli, el diputado Pedro Galimberti, ambos de Juntos por Entre Ríos; el contador Alfredo Popritkin; el presidente del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, Alberto Garay; y los diputados de la Coalición Cívica Juan Manuel López y Mariana Stilman, que fueron más allá y también promovieron una denuncia penal por los delitos de asonada (sedición), prevaricato y abuso de autoridad. El 15 de octubre último, tres años después de aquel affaire, el Consejo de la Magistratura convalidó el archivo que había dictaminado la Comisión de Disciplina, en una sesión caliente que incluyó tensos cruces entre los consejeros. El senador Luis Juez dijo que esta decisión “es la consecuencia nefasta de ponerle un biombo cuando queremos que a un magistrado no le pase absolutamente nada. Cuando no queremos que un tema se trate, nos hacemos los tontos, miramos para el costado y dejamos que el tiempo pase”, les recriminó a sus pares. Quien recogió el guante fue Alberto Lugones, representante de la magistratura: “No voy a aceptar que los expediente están escondidos y guardados para alguien. Yo no oculto a nadie, no escondo a nadie”, afirmó. También lanzó un dardo directo al senador Juez: “No podemos seguir durmiendo sobre la cabeza de un magistrado una espada de Damocles para ver si un día cambia la mayoría y entonces le cortamos la cabeza. Para eso está la ley, que dispone que a los tres años caduca el proceso. Si no les gusta eso, que modifiquen la ley”, disparó. El renacer de la figura de Daniel Edgardo Alonso no puede entenderse sino por sus vinculaciones y afinidades. En los tribunales le atribuyen ese rescate a Lugones, el influyente representante de los jueces y referente de la Lista Celeste, a quien Alonso acompañó más de vez en la interna de los magistrados. De hecho, aquella decisión que puso a Alonso en la picota pretendía frenar el desembarco de Horacio Rosatti en el organismo que elige y sanciona a los jueces, además de manejar el presupuesto judicial, retaceando el poder que hasta ese momento detentaba Lugones. Lugones era el presidente del Consejo de la Magistratura cuando Alonso dictó la polémica medida precautelar y tuvo que ceder, a regañadientes, ese rol a manos de Rosatti, que quedó entonces al mando del organismo mientras era al mismo tiempo presidente de la Corte Suprema. Y sigue. En ambos cargos. Esta vez, cuando se trató la suerte de Alonso, se abstuvo de votar. Curiosidades. Del púlpito al banquillo El archivo de las denuncias que tenía en el Consejo de la Magistratura completa el combo de buenas noticias para Alonso. En su momento, los diputados de la Coalición Cívica Juan Manuel López y Mariana Stilman también promovieron una denuncia penal en su contra por delitos de asonada (sedición), prevaricato y abuso de autoridad. La denuncia penal también fue desestimada. Por inexistencia de delito. El juez, tomando los argumentos del Ministerio Público Fiscal, concluyó que los hechos denunciados “no encuadran en ninguna figura típica del Código Penal de la Nación” y “la Corte Suprema anuló lo actuado por el juez Alonso y, luego de analizar integralmente su conducta, dispuso la intervención de las vías institucionales que estimó correspondientes”. El fiscal sostuvo en su dictamen que “la discusión en torno a su correcta o incorrecta postura, aplicación y/o interpretación del derecho no es una órbita competente al ámbito penal”, y solicitó la desestimación de la denuncia contra Alonso. La investigación siguió por el carril administrativo. El Consejo de la Magistratura inició un proceso disciplinario y en noviembre de 2022 Alonso presentó un extenso descargo en el que desgranó cada una de las acusaciones y planteó su defensa: “Mi criterio puede ser erróneo y, de hecho, el alto cuerpo así lo ha considerado, pero de ninguna manera puede ser tachado de arbitrario, ilegal o desconocedor del derecho aplicable”. En otro tramo de su libelo sostuvo: “Los jueces podemos equivocarnos y oportunidades nos equivocamos. Ello tiene solución a través de los mecanismos diseñados por el legislador (…) Lo que de ninguna manera puede predicarse es que los criterios expresados por los jueces en sus resoluciones puedan servir de base para la persecución a través de procesos disciplinarios o acusatorios”. Finalmente, su criterio se impuso y el miércoles 15 de octubre el plenario del Consejo de la Magistratura desestimó las denuncias y archivó las actuaciones que tenían en vilo al titular del Juzgado Federal Número 2 de Paraná. Acaso Alonso habrá seguido aquel consejo del Viejo Vizcacha: “Hacete amigo del juez; / no le des de qué quejarse… / Pues siempre es bueno tener / palenque ande ir a rascarse”. Y hoy tiene motivos para celebrar.
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