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  • Alicia Moszkowski: “Esta es una revolución silenciosa, la proporción de población de más de 60 años está cambiando el paradigma”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 18/10/2025 05:15

    Alicia Moszkowski: la revolución silenciosa de la Generación Silver Cuando Alicia Moszkowski descubrió la silver economy y decidió reencauzar hacia allí su expertise, tenía detrás una larga carrera en marketing de grandes empresas. Ella misma es un ejemplo de este nuevo comienzo, esta reinvención, a la edad que antes se consideraba del retiro total. Una nueva longevidad, fruto de un mayor bienestar y de los avances en salud, habilita esta posibilidad de volver a empezar. — Te dedicás a la consultoría en silver economy, ¿cómo llegaste a esa actividad? — Hace varios años que trabajo como consultora independiente, en temas de silver economy. Pero muchos más como consultora. Fui haciendo un giro en mi actividad. Yo vengo del mundo de los negocios, de las tarjetas de crédito, de los centros comerciales... Una larga carrera, mucha gente me asocia con la industria de los shoppings porque la inauguré a principios de los noventa. Pero ya pasando los sesenta, sentía que esto de incentivar el consumo de la gente de la mañana a la noche no me daba satisfacción. Necesitaba dedicarme a algo que me permitiera dejar una huella, sentirme más útil, brindar un servicio. Yo hacía voluntariado, pero en paralelo. Pero no me alcanzaba. Y en un período en que tuve que parar seis meses el trabajo por un tema de salud, que tuvo final feliz, aproveché para leer cosas nuevas y ahí descubrí la economía plateada y me fascinó. Tiene que ver con la gran gama de productos y servicios destinados a satisfacer las necesidades de la gente grande, 60 plus. — Es algo nuevo en la dimensión que está alcanzando. — Sí, tiene que ver con el fenómeno de la longevidad que estamos viviendo, que me atrapó desde el principio. No solo porque yo ya soy el target, porque pertenezco a esa franja etaria, sino porque estamos viviendo un momento único en la historia de la humanidad. Nunca hubo tanta gente grande viva y en relativamente buen estado. Es inédito. Una socióloga que admiro mucho, Mercedes Jones, especialista en longevidad, llama a esto la revolución silenciosa. Es una revolución silenciosa porque sociedades envejecidas, con una proporción de población de más de 60 años de hasta el 25% en países más desarrollados o del 12, 13% en nuestro caso, están cambiando el paradigma. Están cambiando las relaciones laborales, las relaciones sociales, las estructuras familiares. Pensá que antes, en la generación de mis padres, una persona de cincuenta se retiraba, se jubilaba. Los matrimonios duraban toda la vida porque la vida era más corta. Las profesiones eran para toda la vida. En cambio yo en mi larguísima vida me reinventé muchas veces. Primero hice Derecho, fui abogada, después viajé a Francia con una beca del gobierno francés para hacer un doctorado en Relaciones Económicas Internacionales. Después, mi tercera universidad fueron las empresas en las que trabajé en Argentina. Hay una empresa en particular, a la que le estoy profundamente agradecida, American Express, porque fue mi tercera universidad. Ahí aprendí muchísimo. Fui gerente de marketing en la prehistoria de esa empresa, y estoy en temas de marketing desde hace más de cuarenta años. Alicia Moszkowski es consultora en temas de silver economý — Hasta que llegaste a la silver economy. — Sí, cuando descubrí la economía plateada, me di cuenta de que había tantas oportunidades y tantas posibilidades de desarrollar cosas, que me dije qué bueno sería seguir haciendo lo mismo, pero volcada hacia empresas que, o bien produzcan bienes y servicios para el segmento, o bien quieran acercarse a él. Es lo que vengo haciendo desde hace algunos años: acompaño a esas empresas en el desarrollo de nuevos negocios, estrategia, marketing y comunicación. — Hay personas que se jubilan a los 65 años en la plenitud de sus capacidades en determinados segmentos. Un médico de un hospital público, por ejemplo, ¿no es un desperdicio de la inversión que hizo el propio hospital en esa persona? — Y la sociedad, por supuesto. — ¿Qué cosas deberían irse adaptando a esta nueva realidad? — Por lo pronto, educar, es decir, tomar conciencia a nivel colectivo de este fenómeno. Las políticas públicas tienen que cambiar. Como decías, que una persona se retire tan joven es un desperdicio. Se podrían generar programas opcionales, para que quienes no deseen retirarse tengan la posibilidad de seguir con un part time o mentorías o capacitando a los más jóvenes. Esto está empezando a pasar un poquito en el mundo empresario. Algunas empresas tienen programas por los cuales las personas que se retiraron colaboran a tiempo parcial para capacitar a las jóvenes generaciones y transmitirles la cultura organizacional. Pero vivimos una paradoja. Porque por un lado, las sociedades van envejeciendo, las personas están activas física y laboralmente más tiempo, pero por otro lado en el mundo empresario las carreras son cada vez más cortas. Y ves gente de 50 años a la que la están invitando a que se retire. Es una paradoja a la que todavía no le encontramos la vuelta. — ¿Cuál podría ser una solución? — Bueno, hay asociaciones que capacitan al personal que se quedó afuera de las empresas, como la Asociación Diagonal, por ejemplo. Que recibe gente a partir de los 45 años. Imaginate, gente de la generación de mis hijos ya está fuera del sistema de alguna manera. Pero, por otro lado, sus padres están todavía activos, produciendo y contribuyendo a la sociedad. — Esto de invitar a gente todavía joven a retirarse, ¿a qué se debe? ¿Costos? ¿Idea de que joven es necesariamente mejor? — Claro, hay empresas cuya cultura organizacional conlleva un culto desmesurado por los valores de la juventud. No es en todas, desde ya, pero sucede. Hay una paradoja: mientras algunas empresas elaboran programas para aprovechar las experiencia de los seniors, otras invitan a la gente a retirarse temprano, explica Moszkowski — Ahora, una cosa es el jubilado al que no le queda más remedio que seguir trabajando, y otra el que se retira en condiciones relativamente buenas pero de todos modos quiere seguir trabajando. A veces incluso emprende un proyecto nuevo cuando se retira. ¿Se sabe qué proporción de retirados sigue trabajando? — Lo que sabemos es que entre los jubilados argentinos hay un treinta, treinta y cinco por ciento, que continúa trabajando. Pero es estimado, porque en la base de la pirámide, donde mucha gente necesita seguir trabajando, hay mucho trabajo informal. Los vendedores ambulantes que vemos en el subte muchos son gente grande que sigue trabajando, o la gente que trabaja a domicilio, la que desarrolla un pequeño emprendimiento. También se ve en los sectores medios. Gente que empieza fabricar cosas para vender. — Observo también un fenómeno a contramano: abuelos o jubilados que siguen siendo el sostén de hogar. — Eso pasa porque los hijos no logran todavía estabilizarse económicamente. Pasa sobre todo en la clase baja y en la media baja, donde la jubilación del jefe de familia es un aporte seguro a la economía familiar, en un contexto de muchísimo empleo informal, como pasa en las capas más desfavorecidas de la sociedad. — A qué tipo de empresas apunta tu trabajo de consultoría? ¿Las que se dedican a la tercera edad? — Las que desarrollen productos y servicios para esta franja etaria. Yo no diría tercera edad solamente porque es muy amplio el abanico. Para muchos, la generación silver comienza a los 50 años y una persona de 50, hoy día, es muy joven. En la actualidad, a las personas de 50 y 60 años se las sigue considerando jóvenes (Freepik) — Diría que hoy no se considera viejo ni siquiera uno de sesenta. — También sacaría la palabra viejo porque tiene en el inconsciente colectivo una connotación peyorativa. — Es cierto. — Se lo escucha a veces en la calle como insulto. Pero volviendo a lo silver, que abarca a personas de 50, 60, 70, 80 y más allá, no tienen tantos puntos en común. Entre los 50 y los 60, la persona está en plena actividad, en plena vitalidad, también entre los 60 y los 70, pero ya con requerimientos un poco diferentes. Entonces, hay productos y servicios para distintas franjas etarias, para distintas necesidades. Las industrias que han visto esto son la del ocio, ni qué decir de la medicina estética, que está en un auge feroz, pero que apunta a lo alto de la pirámide de ingresos, como muchos productos. También la salud. Turismo, entretenimiento, entretenimiento asociado con la tecnología. ¿Hubiéramos imaginado que iba a haber apps de encuentros para personas mayores? — Ah, no, pero es verdad que existen. — Para personas mayores, ya hace mucho tiempo. Y no solamente con fines románticos, también con fines de sociabilización. Porque uno de los problemas de la edad madura es la soledad. Y cuanto más se avanza en edad, a partir de los 80, por ejemplo, la soledad es un factor que incide de manera brutal en la salud. Por eso hay un proyecto muy interesante del Gobierno de la Ciudad que se llama Escucha Activa. No sé si sigue vigente, pero fue un éxito en su momento. Un telecentro para acompañar a las personas solas. Hay planes de envejecimiento activo de la Ciudad, desde donde se generan muchas actividades de capacitación. — Alguna vez leí sobre programas, no recuerdo dónde, para reunir a nietos sin abuelos con abuelos sin nietos... — Sí, se hace. La intergeneracionalidad es fundamental. Por ejemplo, en las residencias para personas mayores a veces hay orquestas o coros de niños que van a interactuar y hacer talleres de arte con las personas mayores y eso es muy enriquecedor. — Mencionabas los sectores que están mirando hacia esta franja, ¿qué pasa con la indumentaria? — Está cambiando gradualmente. Hay campañas de publicidad que incluyen a personas maduras entre sus modelos. Hoy en día no hay moda para señoras mayores y moda para señoras jóvenes. Nos ponemos todas lo mismo, adaptándolo. Pero no hay boutiques para señoras grandes como en la época de nuestras madres. La moda es más transversal. Está en uno adaptarla. Ya no existen boutiques exclusivas para señoras grandes, hoy la moda es transversal — ¿Es decir que las marcas contemplan toda la gama, desde las chicas jóvenes hasta las más maduras…? — No, lo que hacen marcas clásicas que son multitarget es incluir en sus campañas de publicidad a personas mayores. Y, más allá de la moda, hace uno o dos años, en vía pública había una campaña de una marca de preservativos. — ¿Protagonizada por gente de edad? — Solamente. Era una pareja muy madura. Eso es maravilloso, porque sugiere que el sexo no termina necesariamente a los 60, 70 u 80, que la gente grande tiene el mismo derecho al disfrute que cuando era un poco más joven. Es maravilloso que una empresa se haya atrevido a esa apuesta. — ¿Qué pasa con las casas de retiro. Si viejo puede sonar despectivo, geriátrico tiene una connotación muy fea. Veo en otros países soluciones más humanas, diría, como los condominios. Eso todavía no existe acá. — Es incipiente. Lo que pasa es que las residencias para personas mayores por lo general albergan a quienes necesitan asistencia. En los condominios, son personas que necesitan quizás un poco menos de asistencia. También hay fórmulas intermedias. Habría que separar a las personas mayores autoválidas de las que no lo son y que necesitan algún tipo de asistencia. Otra modalidad, muy habitual en Argentina, es el envejecimiento en el hogar. Familias que eligen armar el equipo de cuidado en la casa para no recurrir a una residencia. A mi juicio, no es lo más acertado, porque implica un costo y una responsabilidad enorme. Pero en la tradición judeocristiana esto pesa mucho. — ¿No es positivo? ¿No es beneficiosa la intergeneracionalidad? Para un niño, por ejemplo, los abuelos son fundamentales. — Es que con frecuencia no se trata de intergeneracionalidad. Esos abuelos no viven con sus hijos, sino que éstos arman un equipo de cuidado para esa persona mayor que vive sola. A eso me refería. Se llama aging in place, y no necesariamente es intergeneracional. Y la sociabilización es importante en la vida de las personas mayores. Es mucho más positiva la opción de una residencia donde va a estar entre sus pares, donde va a tener actividades. La soledad es un factor negativo para la salud de las personas mayores (Freepik) — Pero los condominios, por ejemplo, de Estados Unidos, no son sólo para gente autónoma. Si necesitan cuidado, está previsto. Para mí ese modelo es muy positivo porque combina las dos cosas, o sea, la asistencia y a la vez la sociabilidad. Me parece que eso no existe acá todavía, ¿o me equivoco? — Es incipiente. Hay algunos desarrollos que ya están tomando forma, pero es verdad que en nuestro mercado eso está lejano. Hay algún edificio urbano que ya tiene estas características hace muchos años, hay algunos proyectos… — O sea, ¿un edificio donde todos los que viven son gente de edad avanzada? ¿Con algún tipo de asistencia? — Exacto, exacto. Tienen algún tipo de asistencia, pero es algo que todavía no está difundido en nuestra comunidad. Se trata de algún caso aislado. Y hay algún proyecto suburbano que también contempla este tipo de condominio, pero, reitero, es una industria muy incipiente en nuestro país. En La Plata hay un arquitecto que tiene un proyecto lindísimo, de edificio adaptado a personas mayores, pero es un segmento que recién empieza a desarrollarse. — Sería auspicioso que se desarrolle. — Sí, pero hay otro tema. Ya hay gente de mi generación que empieza a pensar en armar pequeñas comunidades. — Como vivir entre amigos… — Exacto. En el mismo edificio o en el mismo barrio. Son comunidades que se generan espontáneamente. Este es un fenómeno que está creciendo de manera vertiginosa, porque lo escucho en distintas reuniones y hay proyectos que están surgiendo entre amigos. Creo que es un camino para el futuro de las personas mayores, en la medida en que no necesiten cuidados extremos. Alicia Moszkowski durante una actividad cultural — ¿Notás un cambio en la percepción de la sociedad hacia la gente de edad? Recuerdo que cuando Roberto Lavagna se presentó como precandidato a la presidencia, ante cualquier cosa que decía, la réplica del que no estaba de acuerdo era “está gagá”. En vez de decir “se equivoca”, o “no estoy de acuerdo”, era “está gagá”. Era algo realmente chocante. — Es terrible. Eso se llama edadismo. La discriminación por edad. El edadismo está dolorosamente presente en nuestra sociedad. No solamente hacia las personas mayores. Hay un edadismo inverso también. Es demasiado joven, no tiene capacidad, no puede. Pero las personas mayores son el blanco principal. Empieza a haber un cambio porque se generaron muchos programas de concientización. Hubo uno a nivel regional, muy interesante, Stop Edadismo, del que participé, que trató de crear conciencia y dar ejemplos. Hay un concepto que va cambiando porque muchos portavoces maduros se han hecho eco de este movimiento, de la presencia, cada vez más importante, de la gente grande. Mucha gente interesante habla del tema. Cuántos foros se abrieron, cuántos líderes de opinión abrazan el tema, cuánta gente madura ha generado empresas fabulosas en el mundo... La edad promedio de los creadores de las startups más exitosas ronda los 50 años. La gente llega a la cima de su madurez intelectual y profesional alrededor o después de los sesenta. Sin embargo hay ámbitos en los que tradicionalmente no se cuestionó el protagonismo en avanzada edad. — ¿Cuáles son? — Por ejemplo, la literatura, las artes, ahí hay incluso un culto del respeto a las personas mayores. Pero hay casos que me encanta ver, como por ejemplo, el de la belleza madura. En Estados Unidos hay una eclosión de modelos maduras fantásticas. Como Carmen Dell’Orefice, la mannequin que tiene alrededor de 90 años y es espléndida. O Iris Apfel, que nos dejó el año pasado, a los 102. O Daphne Zelfe. Mujeres hermosísimas que siguen contribuyendo al ideal de belleza. Isabella Rossellini fue la cara de Lancôme muchos años, y a los 42 la licenciaron, pero a los 65 la volvieron a llamar. Y ella dijo: “No estoy más joven que a los 42, pero algo ha pasado en el mundo porque Lancôme me acaba de convocar para volver a ser su rostro”. Eso es maravilloso. Muchas mujeres maduras son rostros de marcas. Carmen Dell'Orefice — Es lindo cuando es belleza natural, sin intervención de la ciencia. También hay una tendencia a dejar de teñirse, a asumirse silver. — Es lindísimo. Es una moda, la del pelo gris, es fantástica. Andie MacDowell (67) fue una de las pioneras. La moda ahora está cambiando con estos ejemplos maduros, pero en el mundo del deporte el retiro llega muy rápido y de ahí viene la reinvención, la reconversión. El que fue jugador ahora es director técnico. La gente va descubriendo nuevas vocaciones, nuevas voluntades. Porque en esta revolución que estamos viviendo, tenemos tantas oportunidades de aprendizaje a un clic, tanta oferta cultural, la gente tiene acceso a mundos a los que antes no accedía con tanta rapidez. Y puede descubrir nuevas vocaciones. La actriz Andie MacDowell posando en la alfombra roja del festival de Cannes, Francia, en mayo de 2025. REUTERS/Benoit Tessier — Hay algo importante: la gente no suele prepararse para el retiro. De repente llega. Así como negamos la muerte, también negamos que vamos a ser viejos. Pasar de la actividad a la inactividad de golpe es algo que a mucha gente la ha afectado profundamente, entonces habría que empezar a promover que se empiece a pensar con tiempo en la transición, porque la mayoría va a vivir años, incluso décadas más, después de jubilarse. — Me parece que la clave está en seguir aprendiendo. Seguir educándose y aprendiendo cosas nuevas cada día. Para ir descubriendo de qué manera contribuir con el talento propio a la comunidad en las distintas etapas de la vida. Yo en un tiempo, como ejecutiva de corporaciones, trabajaba doce, catorce horas diarias. Eso hoy es impensable, pero estoy muy contenta de poder contribuir a mi manera con los proyectos que encaro y transmitir lo que incorporé durante décadas. Eso me hace sentir plena. Y hay mucha gente de nuestros entornos y de nuestra generación que trabaja en paralelo una vez jubilada, ya sea en lo mismo, pero dándole otro cariz, o en actividades nuevas. — Es muy frustrante tener conocimiento, experiencia, y no poderlos transmitir. Es importante que las empresas y las instituciones vayan pensando en eso también. — Ya hay talleres y organizaciones que trabajan en esta transición. Está comenzando. Y es muy importante que las personas descubran de qué manera se pueden conectar con el mundo una vez que termina esa primera etapa, que no es el fin, sino un comienzo. Para eso hay que conversar, conocerse profundamente y aceptar el paso del tiempo. Es una dicha envejecer, porque si no, no estaríamos aquí, no veríamos crecer a nuestros hijos, a nuestros nietos. Para mí el envejecimiento es un privilegio. La manera como uno lo transita depende del trabajo interior de cada uno. — Así hay que tratar de verlo, en la medida de las posibilidades, como una transición a algo nuevo. — Lo que quisiera transmitir es que esta es una etapa de realización, de esperanza, de concreciones y es muy importante conocerse y descubrir en el interior de uno mismo lo que uno puede proyectar a los demás y cómo uno puede ayudar. Por otro lado es un mensaje a las empresas, que tienen que tener claro que este mercado de personas silver, de mayores de cincuenta, representa el 40% del consumo en Argentina -los mayores de 60 un poquito menos-. Es muy importante pensar en ellos a la hora de diseñar productos y servicios, tenerlos en cuenta no solamente para apps de salud, que son valiosísimas, sino también para una enorme gama de productos y servicios porque es un segmento interesantísimo. También hay que tenerlo en cuenta desde la comunicación. En pocos años, a nivel mundial, se va a duplicar la cantidad de personas mayores de sesenta y nosotros no escapamos a la tendencia. La generación silver será cada vez más tenida en cuenta a la hora de diseñar productos y servicios (Getty) — ¿De qué cifra hablamos? — Hoy hay mil millones de personas mayores de 60 a nivel mundial. Se va a duplicar para mediados de siglo. Entonces, en nuestro mercado, las empresas tienen que tener claro que lo que hoy representa el 12, 13% de la sociedad en pocos años va a ser un 18, 20 por ciento. Un segmento que tiene muchos deseos de consumir, de expandirse, de recibir propuestas. Me refiero a la punta de la pirámide. No puedo desconocer la base de la pirámide, no soy necia, sé que vivo en un país con una situación complicada y ahí las políticas públicas son fundamentales a la hora de nivelar y ayudar a las personas de edad.

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