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» Misionesopina
Fecha: 17/10/2025 12:54
El desembarco de los locales de açaí, una cadena de origen brasileño que ofrece helados elaborados a base de açaí, ya se siente con fuerza en Posadas. Con su estética moderna, colores vibrantes y precios competitivos, la marca viene ganando espacio en un rubro que hasta hace poco era terreno exclusivo de las heladerías artesanales locales. Sin embargo, detrás del éxito comercial se abre un debate sobre el tipo de competencia que plantea este modelo de negocio y el impacto en el mercado laboral. El açaí se presenta como una opción saludable y energética, muy popular en Brasil, pero en realidad se trata de un producto industrializado y altamente procesado, que llega a la Argentina en formato congelado y con saborizantes agregados. Su expansión fue vertiginosa: además de locales propios, sus productos comenzaron a ofrecerse en kioscos, panaderías y locales de paso, algo que las heladerías tradicionales consideran una competencia desleal. “No podés competir con un producto que viene en baldes desde otro país, sin elaboración local, y que se vende en cualquier mostrador con una licuadora”, comentó un empresario heladero posadeño. “Nosotros generamos trabajo artesanal, usamos materia prima regional y pagamos alquileres y sueldos que esta gente no tiene.” El fenómeno no se limita a Posadas. En Oberá, días atrás, largas filas de jóvenes se vieron frente a un local de la marca, convocados por una búsqueda laboral. Las imágenes se viralizaron y abrieron otra discusión: la del tipo de empleo que promueven estas franquicias. Según trascendió, los puestos ofrecidos eran de media jornada y con sueldos bajos, lo que despierta críticas entre comerciantes locales que sostienen que se trata de una estrategia de expansión basada en mano de obra joven y barata. A nivel comercial, el atractivo visual y la facilidad del servicio son parte de la fórmula: locales pequeños, pocos empleados y un producto que se prepara en segundos. En contraposición, las heladerías artesanales locales deben lidiar con altos costos de producción, control bromatológico y una cadena de valor más compleja. “El consumidor muchas veces no sabe lo que está comprando. açaí no es helado artesanal: es un polvo industrial que se mezcla con agua o leche. Pero lo venden como si fuera algo premium y natural”, explicó el comerciante de helados. Mientras tanto, los jóvenes parecen ser el público más atraído por la propuesta. El sabor exótico, el marketing en redes y la estética “instagrameable” de los locales impulsan su éxito en una ciudad que valora cada vez más las experiencias rápidas y visuales. El desafío para las heladerías locales será sostener su identidad artesanal frente a la irrupción de un modelo globalizado que promete frescura y tendencia, pero que deja interrogantes sobre su verdadero impacto económico y social.
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