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  • “No hay locura, hay estructura”: Enrique De Rosa analiza el perfil psicológico de Pablo Laurta

    Concordia » Hora Digital

    Fecha: 16/10/2025 03:04

    El psiquiatra y médico legista Enrique De Rosa descartó que Pablo Laurta actuara bajo una enfermedad mental y describió su personalidad como obsesiva y racional, con una lógica interna que justificaba En el contexto del caso que conmocionó a Entre Ríos y Córdoba, donde Pablo Laurta está acusado de asesinar brutalmente al remisero Martín Palacio y a dos mujeres, el psiquiatra, neurólogo y médico legista Enrique De Rosa ofreció un análisis detallado del perfil psicológico del imputado. En declaraciones a Canal 9 Litoral, De Rosa cuestionó la creencia común de que Laurta actuó bajo una patología mental y planteó que se trata de una personalidad estructurada, obsesiva y con una racionalidad peligrosa. El especialista explicó que “se piensa que esa mente criminal tiene que ver con una patología, y en realidad no. Son estructuras de personalidad que no cursan con una patología en el sentido clínico de la palabra”. Añadió que “la enfermedad mental no es sinónimo de homicidio, y viceversa”, señalando que la conducta del acusado responde a una lógica interna que le daba sentido a sus actos. “Este sujeto ha sido un personaje que, de alguna manera, creía que lo asistía una causa justa. Armaba una narrativa propia, una modalidad, una serie de asociaciones que le daban coherencia a lo que hacía. Se autojustificaba con un criterio moral que él mismo construía”, afirmó De Rosa. El médico legista también destacó antecedentes del acusado que se conocieron después de los crímenes. “Había acosado a su exmujer durante mucho tiempo, tenía una causa judicial, y su propia madre había cortado el vínculo porque lo consideraba peligroso. El gran problema como sociedad es que no respondemos a esas alertas. Banalizamos cierto grado de peligrosidad y no tomamos medidas para protegernos”, advirtió. Sobre el asesinato de Martín Palacio, cuyo cuerpo fue encontrado decapitado y mutilado, De Rosa señaló que la violencia y la planificación no fueron producto de un impulso descontrolado. “Este sujeto tenía una obsesión por el control, por la planificación. Da la impresión de que había un cierto goce en la preparación, no solo en el acto. Y que el homicidio haya sido criminis causa —es decir, para ocultar otro delito— encaja con un perfil obsesionado con que todo pase como él lo había previsto”, explicó. En cuanto al secuestro del hijo de cinco años de Laurta, que el acusado habría intentado justificar como un acto de amor paternal, De Rosa lo interpretó como una manifestación de posesión narcisista. “No lo cuidó, no lo alimentó, no tenía ropa. No hay amor en eso. El hijo era un objeto, una posesión que la esposa le habría quitado. Es una lógica material, narcisista: le sacaron algo que sentía como parte de sí mismo”, afirmó. Finalmente, el especialista señaló que la aparente frialdad de Laurta durante los hechos contrasta con su reacción al ser detenido. “Ahí es cuando se descompensa. El relato interno, fantasioso, con cruces de ríos en kayak y escenas cinematográficas, se choca con la realidad. El plan se detiene. Y ese choque con lo concreto puede haberlo quebrado”, concluyó. Las reflexiones de Enrique De Rosa invitan a reconsiderar la relación entre criminalidad y salud mental, y a prestar atención a las señales de alerta que a menudo se ignoran hasta que es demasiado tarde.

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