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Paraná » Confirmado.ar
Fecha: 15/10/2025 11:50
Un juez de garantías señalado por su cercanía con Marcelo Casaretto decidió remitir a juicio —sin despejar nulidades ni acreditar prueba sólida— la causa contra el abogado que viene denunciando a magistrados y fiscales. Huele a castigo ejemplificador, no a justicia. Lo que pasó. En una audiencia irregular, el magistrado avanzó como si fuera un viejo juez de instrucción: ignoró planteos de nulidad, evitó resolver en el acto las exclusiones probatorias y convirtió la defensa en un trámite meramente formal. Con esa base, “revoleó” el expediente al debate. El imputado —abogado que denunció a jueces y fiscales por maniobras graves— quedó otra vez en estado de indefensión. El conflicto de interés. La defensa apunta un dato que el juez jamás despejó: su proximidad/amistad con Marcelo Casaretto. Si esa relación existe, la apariencia de imparcialidad está herida de muerte. Un juez no solo debe ser imparcial: debe parecer imparcial. Aquí no ocurre ni lo uno ni lo otro. Sin prueba, con apuro. No hubo tratamiento real de la prueba controvertida ni respuesta a las nulidades. Lo que sí hubo fue apuro para mandar a juicio. ¿Por qué la prisa cuando lo mínimo exigible era sanear el proceso, escuchar a la defensa y decidir con fundamentos? La respuesta es incómoda: porque el objetivo no es buscar la verdad, sino aleccionar a quien se atrevió a denunciar al poder judicial y al ministerio público. La defensa lo dice claro. No hay prueba seria que sostenga la acusación; hay inconsistencias y vicios de origen. El expediente, tal como está, no soporta un juicio sin antes depurar la basura procesal: prueba mal obtenida, actuaciones contradictorias, resoluciones orales sin soporte escrito y una defensa impuesta que ni siquiera pudo entrevistarse a tiempo con el imputado. Preguntas que el juez debe responder ya: ¿Existe —sí o no— vínculo de amistad o proximidad con Marcelo Casaretto? ¿Por qué no resolvió en el acto las nulidades y exclusiones, como manda la ley? ¿Qué prueba concreta justifica exponer a un imputado al banquillo, más allá de conjeturas? Lo que corresponde. Recusación del juez por temor objetivo de parcialidad, nulidad de la audiencia y de todo lo actuado en consecuencia, y suspensión de la remisión a juicio hasta sanear el proceso. Si el expediente no supera el tamiz legal mínimo, lo que corresponde es el sobreseimiento. Lo demás es prevaricato por insistencia. La señal que se envía. Si a un abogado que denunció jueces y fiscales se lo manda a juicio sin prueba y con un juez cuestionado por sus vínculos, el mensaje a la sociedad es devastador: denunciar al poder se paga caro. Y ese es el atajo más corto hacia la impunidad. Cierre. Entre Ríos no necesita jueces que cuiden amigos; necesita jueces que cuiden la ley. Y la ley dice que sin imparcialidad, sin defensa real y sin prueba, no hay juicio posible. Solo arbitrariedad. Fuente: La Caldera Post Views: 9
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