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» Elterritorio
Fecha: 15/10/2025 08:55
Oriundo de Buenos Aires y residente de Jardín América, relató su experiencia en el conflicto bélico que cambió su vida para siempre y le enseñó a valorar lo simple. miércoles 15 de octubre de 2025 | 3:30hs. Destaca la solidaridad de los ucranianos cuando estaba herido. Hay experiencias que marcan para siempre. Historias que sólo pueden contarse en primera persona, cuando el destino permite regresar para narrarlas. Historias que quedan guardadas para siempre Fabián C. (que prefirió resguardar su apellido), de 53 años, nació en la provincia de Buenos Aires, vivió un tiempo en Córdoba y hoy está radicado en Misiones, más precisamente en Jardín América. Sin embargo, a comienzos de este año viajó a Ucrania como voluntario para combatir en la guerra frente a Rusia. “Viajé en enero de este año y estuve tres meses en la guerra. Fui como voluntario porque creo en la causa justa de Ucrania”, contó a El Territorio. Aunque actualmente trabaja fuera del ámbito militar, Fabián fue oficial del Ejército Argentino y se retiró en 2011. En suelo ucraniano integró un batallón de asalto junto a tres compatriotas y otros voluntarios sudamericanos, entre ellos colombianos, chilenos, paraguayos y ecuatorianos. El frente de batalla “Asumir que uno puede morir es lo más crudo de vivir una guerra. Vi caer a compañeros en combate. Yo mismo fui herido en el brazo izquierdo. Tengo la bendición de poder contarlo, pero sobre todo de honrar la memoria de mis hermanos que murieron y quedaron allá”, relató. Más que amistades, en el frente forjó una hermandad con quienes compartió trincheras. A pesar de la barrera del idioma, aseguró que siempre sintió el apoyo del pueblo ucraniano, especialmente cuando resultó herido. Un dron ruso lanzó una bomba que explotó a tres metros de distancia, provocándole lesiones en el brazo izquierdo, recordó. Fue atendido por soldados locales, quienes lo cuidaron con lo poco o mucho que tenían. Ese gesto fue muy valioso para él. Fabián describió el conflicto como una guerra tecnológica, donde los drones jugaron un papel decisivo. Según detalló los había de todos los tamaños y colores, para todo tipo de tareas. El regreso y las huellas El regreso a la Argentina no fue sencillo para él. Durante su estancia en Ucrania mantuvo escaso contacto con sus familiares; apenas enviaba mensajes para avisar que seguía con vida. “Hay cosas que debo volver a aprender a sobrellevar”, reconoció el voluntario. Cuando se le preguntó si volvería a combatir, su respuesta fue inmediata, no hubo lugar para la duda: “Sí, porque tengo hermanos allá. Sigo en contacto con compañeros que regresaron a sus países y con otros que aún continúan. Los que volvimos tratamos de ser un apoyo moral para ellos”. Tras haber estado cara a cara con la muerte, Fabián dice que aprendió a valorar los pequeños gestos cotidianos a darles real importancia. “Dormir en una cama es algo hermoso. Allá se dormía como, donde y cuando se podía. En combate se descansa un poco, pero nunca lo suficiente”, confesó. Hoy su mayor deseo es que la guerra termine lo antes posible y que Ucrania recupere su soberanía. “Me gustaría volver, pero en paz. Recorrer los lugares donde combatí y despedir a mis hermanos de la manera en que no pude hacerlo entonces”, concluyó con emoción.
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