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Parana » El Once Digital
Fecha: 12/10/2025 00:30
Tras más de tres décadas de cautiverio, Pupy encontró en Kenya una amiga fiel. Juntas compartieron los últimos momentos de la elefanta antes de su partida. La historia de Pupy y Kenya es un testimonio conmovedor de amistad, solidaridad y superación, especialmente en el contexto de animales que han vivido en cautiverio por décadas. Pupy, una elefanta que pasó 32 años en el ex Zoológico de Buenos Aires, falleció este sábado en el Santuario de Elefantes de Brasil, donde había encontrado una nueva oportunidad para vivir en libertad, aunque su tiempo fue corto. La causa de su muerte fue un colapso tras días de problemas gastrointestinales. A pesar de la tristeza de su partida, su historia es una de resiliencia, amor y la posibilidad de encontrar compañía en los últimos momentos de su vida. Tras su traslado al santuario, Pupy pasó seis meses adaptándose a su nueva vida, donde pudo experimentar lo que le había sido negado durante años: la libertad, el espacio para moverse y la oportunidad de elegir cómo vivir. Durante ese tiempo, la elefanta no solo encontró un entorno seguro, sino también una compañera inquebrantable: Kenya, otra elefanta que también fue trasladada desde el Ecoparque. Juntas, ambas crearon un lazo profundo y silencioso que fue apreciado por todos los cuidadores del santuario. Una amistad silenciosa pero profunda Desde el primer momento, Pupy y Kenya compartieron una conexión especial. Los cuidadores relatan con cariño los pequeños gestos de confianza que ambos animales se brindaron, como cuando Pupy levantaba su trompa para observar con calma su desayuno, mientras que Kenya, tímida, se acercaba y probaba algunos bocados. Cada gesto reflejaba una creciente amistad, un vínculo basado en la curiosidad, el respeto mutuo y, sobre todo, en la solidaridad. Los cuidadores del santuario expresaron lo especial que era verlas juntas, especialmente cuando Kenya se mantenía cerca de Pupy, mostrándole afecto y acompañándola sin reservas. Foto: TN. Los días finales de Pupy fueron difíciles. Su salud se deterioró rápidamente, y aunque recibía medicación, su estado empeoró después de expulsar unas rocas negras que afectaron su sistema. A pesar de todo, Kenya nunca se apartó de su lado. En la noche del viernes, cuando Pupy sufrió el colapso mientras tomaba agua, Kenya permaneció a su lado, acostándose junto a ella. "Durmieron abrazadas hasta el final", relataron los cuidadores, mostrando la compasión y el cariño que se tenían. El legado de Pupy: una amistad que trascendió La historia de Pupy y Kenya es un recordatorio del profundo vínculo que los animales pueden establecer, y cómo, incluso en las circunstancias más difíciles, la amistad y la compañía pueden ofrecer consuelo. Para Pupy, esos últimos meses de vida, aunque breves, fueron llenos de experiencias que le habían sido negadas durante más de tres décadas de cautiverio. En su despedida, la elefanta encontró consuelo en el cariño de su amiga Kenya, que estuvo a su lado hasta su último aliento. (Con información de TN)
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