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» Diario Cordoba
Fecha: 11/10/2025 14:29
El sector del dulce en España, que engloba chocolate, turrones, caramelos y otros productos de confitería, mueve cada año más de 5.000 millones de euros y mantiene una fuerte vocación exportadora, especialmente hacia Europa y Latinoamérica. España se ha consolidado como uno de los principales productores europeos, con marcas históricas que combinan la herencia artesana con la industrialización y la diversificación de gamas. Dentro de este universo, la confitería española conserva un rasgo distintivo: su raíz familiar. Buena parte de las empresas que hoy lideran el mercado nacional -como Lacasa, Valor, Suchard España y El Almendro- nacieron de pequeños obradores a finales del siglo XIX o principios del XX. En ellas, la propiedad familiar no solo ha garantizado la continuidad generacional, sino también una visión de largo plazo, alejada del cortoplacismo financiero y centrada en la calidad, la innovación y el arraigo al territorio. En el segmento del chocolate y derivados, la competencia se reparte entre grandes multinacionales (Nestlé, Ferrero, Mondelez) y estas empresas familiares que han sabido mantener su identidad y capacidad de adaptación. Lacasa destaca como uno de los referentes indiscutibles, con una presencia consolidada tanto en el canal tradicional como en la gran distribución. Productos icónicos como Lacasitos o Conguitos han trascendido su condición de marca comercial para convertirse en parte del imaginario popular del consumidor español. En la quinta generación Lacasa afronta su etapa de mayor expansión internacional con una estructura de gobierno que mantiene la identidad familiar como eje estratégico. En 2021, el consejo de administración formalizó el relevo generacional con el nombramiento de Lucas Lacasa como nuevo consejero delegado, representando a la quinta generación al frente de la compañía. La decisión se acompañó de un movimiento clave. Fernando Renta asumió la dirección general ejecutiva, profesionalizando la gestión sin desplazar el peso familiar en las decisiones de largo plazo. La empresa subrayó entonces que Lucas Lacasa llevaba doce años implicado en la dirección, impulsando una cultura basada en la calidad, la flexibilidad ante el mercado y la confianza en los equipos. Mientras, Mariano Lacasa, tras cinco décadas en primera línea, continuó como presidente, garante de la continuidad del legado. El equilibrio entre gobernanza profesional y apellido fundador permite a Lacasa operar como grupo internacional sin diluir su naturaleza de empresa familiar, una condición que es una seña de identidad de la compañía a la que no se quiere renunciar.
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