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Crespo » Paralelo 32
Fecha: 11/10/2025 14:14
El Trastorno del Desarrollo del Lenguaje (TDL) es una condición que afecta a un número significativo de niños, pero que aún permanece poco conocida. Según la investigadora británica C. Norbury (University College London, 2018), alcanza al 7,4% de la población infantil mundial, lo que implica que en un aula de 30 alumnos al menos dos pueden presentar dificultades para adquirir el lenguaje de manera típica. “El TDL se suele manifestar como la aparición tardía del lenguaje, generalmente después de los tres años, cuando lo esperado es que entre los 18 y 24 meses los chicos comiencen a producir sus primeras palabras”, explica Verónica Maggio, directora de la Diplomatura en Trastornos del Lenguaje Infantil de la Universidad Austral y coordinadora del área de Lenguaje del Hospital Universitario Austral. Más que hablar tarde El TDL no se limita únicamente a la demora en la palabra. “En algunos casos se combinan problemas de comprensión y de expresión, y en otros los chicos entienden bastante bien, pero tienen grandes dificultades para expresarse”, detalla Maggio. En el desarrollo típico, la adquisición del lenguaje se extiende hasta los seis años, etapa en la que el lenguaje se internaliza y se convierte en herramienta del pensamiento. Cuando este proceso se ve alterado, surgen señales de alerta. Según D. Bishop (Universidad de Oxford, 2017), en niños de 3 años algunos de los indicios de TDL incluyen: Dificultad para comprender órdenes simples. Uso de pocas palabras. Imposibilidad de combinar dos o tres términos en una frase. Alteraciones en la pronunciación que dificultan la comprensión. Problemas para sostener una conversación simple. En los niños de 4 y 5 años, estas dificultades pueden evolucionar a: Frases sin artículos ni conectores (agramaticales). Olvido de palabras, pese a reconocer su significado. Problemas para relatar pequeños eventos cotidianos. Consecuencias más allá del lenguaje El impacto del TDL excede lo verbal. “Como el lenguaje es la base para el aprendizaje y la socialización, su alteración puede generar problemas de conducta, de atención y de vínculos”, advierte Maggio. Estudios recientes indican que los niños con TDL tienen cinco veces más riesgo de presentar trastornos atencionales que la población general (Andreu Barrachina, 2022). Además, entre 50% y 70% desarrolla dificultades de aprendizaje en lectoescritura y matemáticas, especialmente en resolución de problemas. En el plano social, muchos niños con TDL tienden al aislamiento por temor a no ser comprendidos y, en ocasiones, pueden ser blanco de burlas debido a sus dificultades para interactuar verbalmente. “El TDL es un trastorno invisible porque muchas veces se confunde con timidez, con un problema de conducta o con falta de estímulos. Pero no es ninguna de esas cosas. Es una condición específica que requiere detección temprana y acompañamiento”, subraya Maggio. La especialista concluye que visibilizar el TDL es clave: “Si padres y docentes lo conocen, podemos ayudar a esos chicos a desplegar todo su potencial con estrategias adecuadas, tanto en el aula como en el hogar”.
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