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  • Piden revocar permisos a la veterinaria acusada de maltrato

    » Elterritorio

    Fecha: 11/10/2025 10:57

    La causa lleva más de 2 años de investigación: encontraron animales hacinados y otros congelados. “No tiene sentido en tener un yacaré en un fuentón en pleno Posadas". sábado 11 de octubre de 2025 | 5:30hs. El operativo en el local se desplegó el miércoles por la mañana. Foto: Agustina Vera La investigación judicial por maltrato animal en una veterinaria de Posadas lleva más de dos años de desarrollo. Con diferentes informes y datos recabados en ese período, es que el miércoles por la mañana personal de Gendarmería Nacional realizó un operativo de allanamiento en el local céntrico. Allí -con presencia de especialistas del Centro de Rescate de Fauna Silvestre Ohana, que colaboraron en la identificación de las especies animales- encontraron 114 ejemplares vivos de animales, otros 14 congelados y hasta un criadero de reptiles con 63 huevos. El caso disparó inquietudes e indignación, especialmente en aquellos grupos sociales que trabajan por el cuidado y preservación de la fauna misionera. La veterinaria permanece abierta, mientras que los animales hallados continúan allí bajo depósito judicial: desde la parte propietaria habrían argumentado contar con permisos de tenencia de animales silvestres de parte del Estado. Pero, en paralelo, desde el Centro de Rescate lamentaron que se haya impuesto una orden judicial de “no innovar” -esto es, una cautelar que prohíbe que se altere algo del proceso, mientras se investiga- y anticiparon que pedirán a la Justicia la revocación de cualquier permiso de tenencia vigentes. “Vamos a solicitar la nulidad de todos los permisos porque no hay ningún sentido en que esos animales estén ahí. No es un centro de rescate ni de rehabilitación”, reprochó Fernando Piesco, director del Centro de la Fundación Ohana. El especialista explicó que la causa se mantuvo bajo estricto hermetismo para garantizar el éxito de la investigación, que reunió una amplia cantidad de pruebas y medidas probatorias. “Hay muchísima evidencia que respalda lo actuado y las sorpresas van a ser aún mayores”, anticipó al tiempo que no descartó que se revelen otros posibles ilícitos. Durante el operativo, el equipo de Ohana fue convocado por el juez de la causa, Juan Manuel Monte, como apoyo técnico para identificar las especies halladas y determinar el grado de maltrato. “Nos encontramos con una situación que supera todo lo que uno puede imaginar. Ver animales en estado de hacinamiento, sin condiciones adecuadas, fue muy doloroso”, relató Piesco sobre lo vivido allí. Ante la mirada atenta de transeúntes y de la prensa, Gendarmería, personal de la Policía de Misiones y de la Fundación inspeccionaron el lugar y allí encontraron reptiles, tortugas carbonarias, una boa curiyú dispuesta en un contenedor de plástico y monos Titi pincel: en un freezer había al menos más de una decena de roedores congelados. “Había animales que podrían estar tranquilamente en la naturaleza. Tenerlos ahí no tiene ningún sentido de ser”, recalcó, al explicar la diferencia legal entre la tenencia de fauna silvestre para su rehabilitación frente a la tenencia para su uso particular o posible venta. Entre los ejemplares, se encontraba una tortuga carbonaria, especie en peligro de extinción y protegida por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites). Al respecto, Piesco recalcó que “la tenencia (de esta especie y de otras) está absolutamente prohibida y la reproducción está aún más controlada. Encontrarlas en un comercio, criadas para la venta, es realmente increíble”, enfatizó. “Cuando abrimos los freezers encontramos ejemplares muertos. Es algo chocante. Sabíamos que había tenencia de monos y crías, pero no esperábamos verlos así, congelados”, describió. Aunque evitó aventurar conclusiones, señaló que “los animales se venden vivos y también muertos”, y no descartó que pudieran destinarse a prácticas como la taxidermia. Sanidad dudosa En entrevista con Radio Up, Piesco también advirtió sobre los riesgos sanitarios del lugar. “No encontramos planes de manejo ni de control. Había un criadero de roedores en condiciones de hacinamiento, sin salubridad ni control ambiental. La convivencia de animales domésticos con silvestres era algo naturalizado, lo cual representa un riesgo para todos”, explicó. Además, observó que, pese a la gravedad del cuadro, la veterinaria continúa abierta por una orden judicial. “Es incomprensible. El local no está habilitado ni para el comercio ni para la tenencia de fauna silvestre. El municipio debería haber actuado con una clausura preventiva”, sostuvo el referente de Ohana, al tiempo que cuestionó que los animales sigan bajo custodia del mismo responsable. “Cuando se prueba el delito de maltrato, la víctima -en este caso, los animales- debe ser puesta a resguardo, no en manos de quien le causó el daño”, remarcó. Consultado sobre los permisos exhibidos por el propietario, Piesco fue contundente: “Por más que existan, no tienen sustento. No se puede otorgar un permiso para tener un yacaré en un fuentón o una boa en una palangana. Además, todo permiso de tenencia debe estar respaldado por un certificado de origen del animal, y los animales deben tener un microchip. Si eso no existe, se está avalando el tráfico ilegal”, resumió. Desde la Fundación anticiparon que ya trabajan en un informe exhaustivo con los datos de las especies encontradas y el análisis biológico, a cargo de un especialista del equipo. Los documentos serán remitidos al juez interviniente y se espera que en los próximos días disponga nuevas medidas. El caso movilizó a la sociedad y puso en el centro de la opinión pública, una vez más, la discusión y concientización sobre la tenencia y el rescate animal, punto sobre el que Piesco explicó: “Rescatar no es retener. Un verdadero rescate busca devolver al animal su libertad en un ambiente adecuado. Lo que vimos ahí no tiene nada que ver con eso”, afirmó. Desde el Centro de Rescate esbozaron un pedido concreto: que se disponga el resguardo inmediato de los animales y la intervención de organismos científicos. “Sugeriremos que se convoque al Conicet para realizar estudios sobre los ejemplares fallecidos y, si no, que se disponga su cremación”, detalló. Para Piesco, “el local debería estar cerrado y la persona inhibida de todo manejo de fauna silvestre”.

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