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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 09/10/2025 14:44
El húngaro László Krasznahorkai. (Editorial Sigilo) El escritor húngaro dijo haberse sorprendido cuando lo llamaron esta mañana para avisarle que había ganado el Premio Nobel de Literatura. Su nombre, sin embargo, hace rato que aparece entre los candidatos. Nació en la Hungría comunista en 1954, estudió Derecho y Educación, viajó por Asia y, en general por el mundo, se hizo escritor, hoy vive entre Trieste y Viena porque se fue de la Hungría del ultraderechista Víckor Orban. A través de su vida dio cientos de entrevistas donde habló de su literatura -a veces catalogada de difícil, al extremo de tener alguna novela sin puntos- y también de política y de su mirada del mundo. Aquí, algunas de esas respuestas: 1) En cuanto empecé a publicar algunas cosas pequeñas, recibí una invitación de la policía. Quizás fui un poco demasiado impertinente, porque después de cada pregunta decía: “Por favor, créame, no me ocupo de política”. “Pero sabemos algunas cosas sobre usted.” “No, no escribo sobre política contemporánea.” “No le creemos.” Después de un rato, me enojé un poco y dije: “¿De verdad pueden imaginar que escribiría algo sobre gente como ustedes?”. Y eso, por supuesto, los enfureció. Uno de los policías, o alguien de la policía secreta, quiso confiscarme el pasaporte. En el sistema comunista de la era soviética teníamos dos tipos de pasaportes, uno azul y otro rojo, y yo solo tenía el rojo. El rojo no era tan interesante porque con él solo se podía viajar a países socialistas, mientras que el azul significaba libertad. Así que les dije: “¿De verdad quieren el rojo?”. Pero aun así se lo llevaron, y no tuve ningún pasaporte hasta 1987. (2018) 2) Como verán, he aprendido el método del Dalai Lama a quien le pregunten lo que le pregunten contesta lo que le da la gana. (2024) 3) La gente no necesita profetas, sino falsos profetas. Ese pueblo, siempre oprimido en todos los regímenes, se resiste a admitir la verdad. La rebelión de esas capas sociales se volvió anárquica por la impotencia, así que solo buscan la destrucción de lo que había antes. La gente necesita que se le mienta. (2022) Los libros de László Krasznahorkai. (Jonathan Nackstrand / AFP) 4) “El mundo lleva mucho tiempo siendo como es, no se ha convertido en malo ahora. Y ahora me pregunto si el mundo realmente es malo. Quizá, además de todo lo demás, también es malo”. (2024) 5) Yo era un gran admirador de las figuras más importantes de la literatura mundial —eso es normal—, pero no podía imaginarme dentro de ese círculo… (2012) 6) Siento muchísimo por los soldados ucranianosque ahora están siendo torturados en un sótano de un pueblo que acaban de ocupar los rusos. Es infinitamente humillante para mí que eso pueda ocurrir porque no puedo hacer nada”. (2024) 7) Ningún libro es capaz de impedir lo que está ocurriendo en Gaza o Ucrania. László Krasznahorkai, un autor que precisa atención y lectura lenta. (Reuters) 8) Considero que el significado original de la palabra apocalipsis es el más relevante: es decir, el apocalipsis no es un evento del fin del mundo que nos amenaza, pero que está por venir. No, el apocalipsis es la forma de existencia actual. Cada instante es apocalíptico. ¡Seamos conscientes de ello cuando nos referimos a la llamada vida cotidiana! (2023) 9) “Yo vengo de la prosa y ahí el narrador no existe, no es como la poesía donde sí que se permite que tú participes como sujeto. Pero la prosa no lo hace posible. Ahí lo importante es que otra gente es más importante que yo. (2024) 10) Escribir es como un trance, pero eso no significa que no sea consciente de mí mismo. Porque dentro de mi estado de trance, hay un orden, una disciplina severa: estoy escribiendo una oración. Si bien es cierto que el texto avanza a toda velocidad, sin interrupciones por puntos, no es un “flujo de lava”, como intentó caracterizarlo un poeta inglés. No, la lava es lenta, y mi texto es más como una criatura que corre precipitadamente, sin aliento, con un destino en el alma, lejos de algo y al mismo tiempo hacia algo más. No se necesitan puntos, sino aliento y ritmo, tempo y melodía. Y no es cierto que no use puntos; uso un punto solo una vez, y la razón es que los puntos son muy importantes para mí. Me apresuro con el texto, el texto avanza a toda velocidad, y de repente, llega el final, y Alguien Mucho Más Poderoso que yo, o que nosotros, me susurra al oído: “Oye, aquí es donde pondrás ese punto”. (2023) FLaszlo Krasznahorkai, en 2015. (AP Photo/Matt Dunham, File) 11) La vida está muy acelerada, recibimos tanta información y con tanta rapidez que se nos olvida todo. Se han hecho estudios con niños que han concluido que, después de media página, se cansan y no se pueden concentrar. Esta literatura lenta, aunque luego toma ritmo, es para una islita muy aislada de lectores. (2024) 12) La vida en Hungría era absolutamente anormal e insoportable, y después de 1989 era normal e insoportable…" (2012) 13) Yo ya estaba decepcionado de Hungría cuando aún vivíamos en el comunismo. No ha sido ninguna sorpresa que los húngaros seamos incapaces de construir una democracia. Porque son cobardes, evitan los conflictos. No quieren solucionar las cosas con comunicación, sino huyendo del problema hasta que llega el momento en que hay que enfrentarse y entonces se vuelven violentos. (2024) 14) El terror en un libro, en una obra de ficción, no es el mismo que el terror en la realidad, por supuesto. Existe una frontera clara entre la ficción y la realidad. (2016) 15) No me gustan los políticos ni la política, porque esta simplifica al individuo conforme a sus intereses. Y una persona no es solo sus intereses. (2024)
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