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Parana » El Once Digital
Fecha: 09/10/2025 07:30
Desde lugares inventados hasta equivocaciones en horarios de transporte, los modelos de IA cometen errores que pueden generar serias complicaciones para los turistas. La planificación de viajes con fines turísticos se convirtió en una de las tareas favoritas entre usuarios de aplicaciones de inteligencia artificial (IA), que utilizan chatbots para obtener información sobre los destinos que quieren visitar, pedir recomendaciones o planificar itinerarios. Pero se han registrado casos en los que los modelos conversacionales invitan a viajeros a que vayan a conocer lugares inexistentes. Uno de los casos más ilustrativos tuvo lugar en los Andes peruanos, en donde dos turistas le contaron al guía Miguel Ángel Góngora Meza sus planes para hacer senderismo con el objetivo de llegar hasta el “Cañón Sagrado de Humantay”, y quedaron desconcertados cuando se enteraron de que el sitio no era real. “Me mostraron la captura de pantalla, redactada con seguridad y llena de adjetivos vívidos, pero no era cierta. ¡No existe ningún Cañón Sagrado de Humantay!”, dijo el fundador de Evolution Treks Perú, en declaraciones a la BBC. Y agregó: “El nombre es una combinación de dos lugares que no tienen ninguna relación con la descripción”. El dato tomó por sorpresa a los viajeros, que habían pagado 160 dólares por llegar hasta el punto en donde se suponía que comenzaba su sendero, pero que resultó ser un camino rural sin destino. La situación motivó a Góngora Meza a advertir que “este tipo de información errónea es peligrosa en Perú”. “Cuando usas ChatGPT, que combina imágenes y nombres para crear una fantasía, puedes encontrarte a 4.000 metros de altitud sin oxígeno ni señal telefónica”, indicó. Según una encuesta de Global Rescue publicada este 2025, el 24% de los turistas consultados usan IA para planificar viajes, con marcadas diferencias generacionales: 40% entre menores de 35 años frente a 20% en mayores de 55. El uso de chatbots con este fin se duplicó desde octubre de 2024, cuando apenas alcanzaba el 11%, evidenciando una adopción acelerada especialmente entre jóvenes. Dana Yao lo experimentó en Japón cuando ChatGPT le indicó incorrectamente el horario del último teleférico del monte Misen, un error del modelo por el que ella y quienes la acompañaban se quedaron “atrapados en la cima de la montaña”. Otros ejemplos de desvaríos de la IA en cuanto a consultas sobre turismo y viajes, mencionó el medio británico, son el haber ubicado a la Torre Eiffel en Pekín o sugerir paseos “breves” que terminan convirtiéndose en travesías de varios kilómetros. Otro caso es el de Judy Gauthier, citado por el Huffington Post. La mujer, directora comercial de la compañía de viajes Go City y supervisora del desarrollo de herramientas de IA generativa, fue enviada junto a su familia a un sendero en las Montañas Great Smoky, en Estados Unidos, que llevaba 18 meses cerrado. Este tipo de situaciones que comprometen a los viajeros que confían en la IA se dan porque, según explicó el profesor Rayid Ghani de la Universidad de Carnegie Mellon, los modelos “no distinguen entre consejos de viaje e indicaciones”. “Solo conocen palabras que hacen sonar realista lo que dicen”, explicó a la BBC. La posibilidad de recibir información equivocada o falsa se incrementa cuando se pone el foco en los detalles. “Los vuelos, precios, clima y tráfico cambian en tiempo real, lo que dificulta que la IA se mantenga actualizada”, precisó Niusha Shafiabady, investigadora especializada en IA que fue consultada por ZME Science. "Una vez que sales del big data al small data, el sistema encuentra lo que quiere y empieza a creerlo", afirmó en el mismo sentido Jay Stevens, CEO de Wayfairer Travel, al que la IA le recomendó visitar aguas termales pero dándole indicaciones erradas sobre horarios de autobuses. Los riesgos de utilizar modelos de IA para planificar viajes generan el compromiso de que sean los usuarios quienes verifiquen cada detalle recurriendo a sitios oficiales de los destinos de sus viajes, consultando con personas locales y guiándose con aplicaciones como Google Maps para medir distancias.
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