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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 07/10/2025 16:32
El ejercicio físico estimula la neurogénesis en el hipocampo y facilita el olvido de recuerdos no deseados (Imagen ilustrativa Infobae) El avance de la neurociencia nos permite comprender mejor cómo el cerebro gestiona nuestros recuerdos. Recientemente, un estudio publicado en Science Direct explora de qué modo el ejercicio físico tiene la capacidad de debilitar la persistencia de recuerdos no deseados. La investigación pone sobre la mesa una propuesta innovadora: incrementar la neurogénesis en el hipocampo puede facilitar que la mente deje atrás huellas del pasado, abriendo caminos para el aprendizaje y el bienestar emocional. El hipocampo y la neurogénesis El hipocampo constituye una región clave dentro del cerebro involucrada en el aprendizaje y la memoria. No solo procesa y almacena información, sino que, a diferencia de la mayoría de las demás áreas cerebrales, sigue generando nuevas neuronas durante la edad adulta. Este proceso, conocido como neurogénesis adulta, representa uno de los mayores descubrimientos de la ciencia moderna en el campo de las neurociencias. Las nuevas células granulares, generadas en la zona subgranular del hipocampo, se convierten en neuronas funcionales y maduras apenas una o dos semanas después de su proliferación. A partir de su integración sináptica, contribuyen activamente a la función hipocampal, permitiendo al organismo adaptarse a nuevas situaciones y codificar información reciente. Este fenómeno —reflejado en múltiples estudios— demuestra que potenciar la neurogénesis mejora la capacidad de adquirir y ajustar recuerdos espaciales y contextuales. El incremento de nuevas neuronas en el hipocampo permite desapegar experiencias negativas y optimizar la salud mental (Imagen Ilustrativa Infobae) Sin embargo, el artículo de Science Direct sugiere que este beneficio encierra una paradoja: la alta plasticidad del hipocampo mejora el aprendizaje, pero puede desestabilizar recuerdos almacenados anteriormente. Así, el mecanismo que nos ayuda a aprender cosas nuevas también podría facilitar el olvido de aquellas menos relevantes o deseadas. El experimento: ejercicio, neurogénesis y olvido intencionado Buscando esclarecer el impacto real del ejercicio físico sobre el control y el olvido de los recuerdos, el estudio utilizó modelos animales de laboratorio. Los ratones, sujetos a carreras voluntarias en escenarios especialmente diseñados, experimentaron un aumento notable en la producción de nuevas neuronas en el hipocampo, como consecuencia directa de su actividad física. Los investigadores entrenaron a sus sujetos en una tarea denominada de asociación de pares (PAL), basada en el reconocimiento de imágenes y ubicaciones en una pantalla táctil. Luego de que todos los ratones alcanzaron el criterio de rendimiento, la mitad de ellos continuó con su rutina habitual, mientras que la otra mitad tuvo acceso a ruedas de ejercicio, incrementando así su nivel de actividad física. Los resultados fueron elocuentes: correr aumentó la neurogénesis y debilitó la retención del recuerdo previamente instalado. Además, cuando los ratones fueron sometidos a una tarea inversa que requería desaprender la asociación anterior para aprender una nueva, quienes habían realizado ejercicio necesitaron menos intentos de corrección, lo que evidenció una menor interferencia del recuerdo anterior. El estudio se realizó en modelos animales, en este caso ratones, y se logró demostrar el impacto positivo de la actividad física en la salud mental. (Imagen ilustrativa Infobae) Este hallazgo arroja luz sobre la capacidad de la neurogénesis inducida por el ejercicio no solo para potenciar la flexibilidad cognitiva, sino también para fomentar la capacidad de desapego de memorias antiguas. Bajo esta perspectiva, el olvido no es solamente una “pérdida” de información, sino un proceso adaptativo con beneficios directos para la salud mental. El ejercicio físico como facilitador del bienestar emocional La capacidad de desestabilizar recuerdos mediante el ejercicio tiene implicaciones relevantes para el bienestar psicoemocional. Vivencias negativas, como traumas o recuerdos dolorosos, pueden mantener un estado de sufrimiento prolongado en quienes las padecen. El artículo de Science Direct sugiere que la práctica regular de ejercicio físico podría convertirse en una herramienta natural para modular la persistencia de estos recuerdos. En particular, la integración continua de nuevas neuronas remodela los circuitos existentes dentro del hipocampo. Esta remodelación tendría la capacidad de debilitar la conexión entre las experiencias previas y su evocación, facilitando la adaptación emocional y la superación de vivencias perturbadoras. Por tanto, el ejercicio no solo favorece el estado físico y cardiovascular, sino que también actúa sobre la base biológica de la memoria, abriendo una vía natural para dejar atrás aquello que no nos permite avanzar. La neurogénesis inducida por el ejercicio ayuda a superar recuerdos dolorosos y favorece el bienestar emocional (Imagen Ilustrativa Infobae) Aplicaciones futuras El cuerpo de conocimiento sobre los efectos del ejercicio sobre la memoria y la capacidad de “borrar” recuerdos es todavía reciente, pero está creciendo de manera acelerada. Experimentos previos han demostrado que la manipulación de la neurogénesis antes de fases de entrenamiento mejora el aprendizaje, especialmente en tareas espaciales y de contexto. Por el contrario, cuando el incremento en la neurogénesis sucede después del entrenamiento, ocurre un debilitamiento en la retención de memorias ya formadas. Todo apunta a que el proceso de olvido inducido por la neurogénesis adulta permite codificar recuerdos nuevos con menos interferencia, optimizando la función cognitiva para retos cambiantes. Este mecanismo resulta especialmente útil para extinguir emociones negativas asociadas a ciertas experiencias, por lo que la implementación de rutinas de ejercicio podría jugar un papel decisivo en terapias orientadas a tratar trastornos como la ansiedad o el estrés postraumático. Los resultados de este estudio brindan una justificación científica sólida para promover la actividad física como parte de programas de intervención en salud mental. Los profesionales podrían sugerir el ejercicio no solo como medida complementaria para la salud general, sino también como agente terapéutico capaz de contribuir en la renovación de circuitos cerebrales asociados con recuerdos dolorosos.
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