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Concordia » Hora Digital
Fecha: 06/10/2025 20:22
Los presidentes de los Estados Unidos y Brasil están recomponiendo una relación que había comenzado mal. Encuentro en la ONU y efecto Bolsonaro. De “comunista” a “tipo piola”: ese fue el tremendo salto que dio Donald Trump en su calificación del presidente Lula da Silva, hace apenas dos semanas. Hubo quienes creyeron que la buena imagen del líder brasileño duraría tan solo un suspiro. Pero lo cierto es que el jefe de la Casa Blanca se muestra dispuesto a continuar las buenas relaciones recién conquistadas con su colega y, en ese afán, lo llamó este lunes para tener una primera conferencia online. El norteamericano reiteró algo que ya había anticipado el 23 de septiembre, cuando ocurrió un cruce breve pero programado entre ambos jefes de Estado, en los “pasillos” del edificio de las Naciones Unidas. En aquel momento, habló de la “excelente química” con Lula. Y esta vez, entusiasmado evaluó que ese encuentro resultó ser “una de las pocas cosas buenas” que ocurrieron durante la Asamblea General de la ONU. En la visión de Lula da Silva, la confrontación inicial entre ambos países, que duró ocho meses, se debió a la falta de información del presidente norteamericano sobre la orientación de su gobierno, y la suya propia. En verdad, los desentendimientos tuvieron que ver con las presiones ejercidas por el diputado Eduardo Bolsonaro sobre legisladores republicanos, y miembros del propio entorno “trumpista”, para convencerlos que el juicio contra su padre Jair seguido por la Corte Suprema de Brasil era, en realidad, una feroz “persecución política”. Lo cierto es que la Casa Blanca decidió castigar a Brasil con dos medidas.: una de ellas fue el arancel de 50% que traba el ingreso de productos brasileños al mercado americano; la otra resolución, que afecta a los jueces de la Corte y miembros del propio gobierno brasileño, es la cancelación de las visas para el ingreso a los Estados Unidos., para los implicados y sus familias. Ambos temas fueron reclamados por Lula durante el diálogo matutino. Pero la demanda no impidió al presidente brasileño señalar que una de las cualidades del nuevo intercambio reside, sin dudas, en que tanto Brasil como Estados Unidos “son los mayores países de América”. En un comunicado emitido esta tarde, el Palacio del Planalto precisó que de ahora en adelante las negociaciones respecto a los puntos conflictivos serán seguidas por el Secretario de Estado Marco Rubio y por el vicepresidente, y ministro de Industria, Geraldo Alckmin, junto al canciller Mauro Vieira y el ministro de Economía Fernando Haddad. De la conversación surgió la posibilidad de una cita presencial entre los presidentes en la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), que será realizada a fines de este mes en Malasia. Los medios diplomáticos locales no dejaron de marcar que el secretario Marco Rubio, elegido por Trump para continuar las negociaciones, es el más “ideológico” y “ultraderechista” en el equipo. Y a los empresarios le provocó ojeriza, porque temen que el funcionario sea demasiado “duro”. Lo cierto es que su padre, Mario Rubio, emigró a Estados Unidos poco antes de la revolución de 1959, y fue en vida un activo “anti castrista”. Se afirma que el Secretario de Estado (el canciller estadounidense) siempre se manifestó a favor de las sanciones contra Lula. En una columna periodística, el jefe de la diplomacia americana llegó a caracterizar al brasileño como “el más reciente líder de la extrema izquierda, que apoya al narco régimen de Nicolás Maduro”. Como sea, no es un detalle que Trump y Lula hayan intercambiado los números de sus celulares para mantener una vía directa de comunicación.
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