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» Diario Cordoba
Fecha: 06/10/2025 09:30
El funambulismo que el Gobierno se ha visto obligado a practicar durante los dos últimos años para sacar adelante una legislatura que, desde un principio, se auguraba que no iba a ser nada sencilla se complica cada vez más. A la dificultad de gobernar en coalición y hacer el encaje de bolillos para atraer a siete partidos se suman cada vez más los vetos cruzados entre los socios. Al punto de que el Ejecutivo está sufriendo para desplegar su agenda social, desde la derogación de la 'ley Mordaza' a las propuestas para hacer frente a la crisis de la vivienda. Lo que contenta a unos, muchas veces, enfada a otros. El Gobierno reconoce que, al contrario de la pasada legislatura, en esta la aritmética parlamentaria es todavía más compleja, al no haber mayorías claras ni progresistas ni conservadoras. Y a ello se suma esta vuelta de tuerca más por la intensificación de los vetos cruzados entre los grupos. "Hay algunos que no hablan con otros grupos", señala uno de los negociadores del Ejecutivo. De ahí que cada vez se les reclame más a menudo intermediar con otros aliados para facilitar que salgan adelante las iniciativas. Una espiral competitiva entre los grupos que se enfrentan entre sí en sus respectivos territorios que está llevando, según las mismas fuentes, a que determinados partidos "ahonden en las diferencias": marcar mayor perfil propio y tender a posiciones de máximos cuando se trata de medidas impulsadas por el competidor. Fuentes del socio minoritario del Gobierno añaden que hay ocasiones en las que las conversaciones encallan sin saber si se debe "al contenido, a la forma, al quién lo propone o al con quién se ha negociado". Frente a esta tendencia, desde el Ejecutivo abogan por la receta del diálogo y buscar puntos de consenso que puedan beneficiar a todos los socios de la mayoría de investidura. Algo que estaría alejando los discursos en la tribuna, con reproches cruzados que enturbiarían la iniciativa parlamentaria. "No ayuda que la gente se insulte", avisan. "Cada partido tiene su juego", reconocen, pero llevarlo al extremo de la incompatibilidad enterraría la agenda política de todos ellos. De ahí que concluyan ya respecto a las iniciativas propias del Gobierno que "no se puede pedir la luna". La "neblina" de la legislatura Sin embargo, el choque entre socios se ha llevado por delante ya varias iniciativas pactadas por el Gobierno con algunos de sus aliados. Las dos últimas, la rebaja de la jornada laboral impulsada por Yolanda Díaz y que tumbó Junts y la delegación de las competencias de inmigración a Catalunya que rechazó Podemos. En el Ejecutivo tratan de explicar que su poder de negociación llega hasta donde llega y que no se les puede acabar responsabilizando de lo que voten otros partidos. Los propios socios admiten esta dinámica. La portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, habló el jueves de la "situación realmente complicada entre los diferentes partidos que hay en el hemiciclo con intereses cruzados". Y a principios de septiembre, el líder del PNV y exportavoz parlamentario, Aitor Esteban, reconoció que "cada partido va a marcar su perfil" ante la "neblina" que se alza sobre el futuro de la legislatura. No obstante, ya no son solo las medidas que han caído por el camino, sino las leyes que se encuentran bloqueadas en la Cámara por esta falta de acuerdo. Un ejemplo claro es la disputa entre EH Bildu y PNV en torno a la reforma de la 'Ley Mordaza'. Fuentes conocedoras de la negociación apuntan a que ambas formaciones chocan frontalmente por cómo se recoge el principio de autoridad en la norma. Además, los abertzales endurecieron su posición inicialmente porque la modificación de la ley se estaba realizando sobre la base de un texto del PNV y, ahora, son los jeltzales los que frenan el pacto porque el Gobierno negoció con EH Bildu unos cambios que a ellos no les convencen. Inmigración, vivienda y prostitución No es el único asunto. La iniciativa legislativa popular para legalizar a medio millón de personas migrantes lleva meses bloqueada en el Congreso ante la incapacidad de engarzar las enmiendas de todos los socios. Más allá del choque ideológico entre el PNV y los partidos de izquierdas, la batalla se ha focalizado entre Podemos y Junts. Los primeros exigían que se aprobara esta ley para dar su voto favorable a la delegación de migración a Catalunya, mientras los segundos querían que fuera al revés. Ante esta situación, los morados acabaron tumbando la norma, lo que augura un bloque de la regularización de migrantes por parte de los posconvergentes. Los choques también se producen a la hora de encarar el problema de vivienda que se vive en España. Actualmente, hay casi media decena de iniciativas registradas en el Congreso, todas ellas por formaciones de izquierdas. Sin embargo, PNV y Junts han puesto freno a estas medidas exigiendo modificaciones, como mayor protección a los propietarios. ERC llegó a un acuerdo con los posconvergentes para modificar los contratos de alquiler temporales, pero la norma lleva meses guardada en un cajón. Y, las discrepancias, se dan incluso entre los propios partidos de izquierda. El Gobierno ha anunciado en varias ocasiones su intención de llevar una norma al Congreso para abolir la prostitución. Hace tres años, una iniciativa similar provocó que el grupo de Unidas Podemos se fragmentara, con los 'comunes', abiertamente regulacionistas en lo referente a la prostitución, votaron en contra. El Ejecutivo aún no ha encarado este debate en esta legislatura, pero todo apunta a que será una disputa más entre socios.
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