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» Diario Cordoba
Fecha: 04/10/2025 10:32
Para cualquier persona, es normal ver a las aves recoger pequeños trozos de materiales sintéticos, como trozos de plástico o cartón, y llevarlos a su nido. Se trata de un comportamiento bastante extendido entre las aves, que usan estos fragmentos para ir completando su hogar. Pero algunas especies de aves más grandes, como ciertos buitres, águilas y halcones, presentan una característica especial: un mismo nido es utilizado a lo largo de siglos si está situado en un lugar seguro. Generaciones de aves continuarán ocupando y añadiendo materiales a estos nidos durante cientos de años, por lo que acaban convirtiéndose en una especie de museo, como ha demostrado un estudio llevado a cabo en España. Se trata de un hecho bien comprobado en el caso del quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), una especie amenazada que construye nidos en cuevas de acantilados, abrigos rocosos o cornisas. El quebrantahuesos se encuentra con mayor frecuencia en las cordilleras europeas, especialmente en los Pirineos y en otros lugares de la Península Ibérica. El ambiente en muchas de estas regiones es seco, sobre todo en las estructuras cavernosas donde se encuentran los nidos, lo que crea un entorno ideal para la conservación a largo plazo. Quebrantahuesos en España y, abajo, un nido de esta especie / 'Ecology' Hace más de una década, un grupo de investigadores tuvo la oportunidad de examinar en detalle 12 de estos nidos en España. Su estudio, publicado recientemente en la revista Ecology, da a conocer hallazgos realmente sorprendentes. El equipo estaba dirigido por Antoni Margalida, del CSIC. «Entre 2008 y 2014, llevamos a cabo una intensa investigación centrada en más de 50 nidos históricos de quebrantahuesos bien conservados en zonas del sur de España, donde la especie se extinguió hace unos 70-130 años. Se examinaron un total de 12 nidos y los restos se identificaron y analizaron capa por capa, siguiendo métodos estratigráficos arqueológicos establecidos», explican los autores. Un zapato de 675 años de antigüedad El equipo revisó el material de los nidos acumulado a lo largo de los siglos y entre él encontró 226 objetos creados o alterados por el ser humano, lo que ofrece una perspectiva tanto de los ecosistemas pasados como de las culturas humanas de la región. El tesoro incluía objetos como una honda de esparto, zapatos, una saeta de ballesta, un trozo de cuero de oveja decorado y una lanza de madera. Aún más sorprendente fue que varios objetos tenían más de 600 años de antigüedad, según la datación por carbono-14. Los resultados de un zapato databan de hace unos 675 años, mientras que los del cuero decorado databan de hace unos 650 años. Sin embargo, la datación reveló diversos períodos de tiempo, incluyendo un trozo de cesta que data de hace unos 150 años. Objetos humanos encontrados en algunos nidos: un ahonda, flechas o un zapato / 'Ecology' Auténticos museos naturales al aire libre "Gracias a la solidez de las estructuras de los nidos de quebrantahuesos y a su ubicación en el Mediterráneo occidental, generalmente en lugares protegidos como cuevas y abrigos rocosos con temperaturas relativamente estables y baja humedad, han actuado como museos naturales, conservando material histórico en buen estado", escriben los autores. Contacto de la sección de Medio Ambiente : crisisclimatica@prensaiberica.es Además de los objetos de fabricación humana, los investigadores encontraron 2.117 huesos, 86 pezuñas, 72 restos de cuero, 11 restos de pelo y 43 cáscaras de huevo. El equipo señala que este estudio y sus hallazgos "pueden proporcionar información sobre cambios temporales en el espectro trófico, el entorno pasado y las especies silvestres y domésticas presentes". También consideran que estos nidos son una herramienta poderosa para investigar y comprender mejor la ecología, las tendencias de la biodiversidad y los cambios ambientales a los que están sujetos los buitres. Los hallazgos podrían contribuir a la restauración del hábitat y a los esfuerzos de reintroducción de especies.
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