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» Derf
Fecha: 03/10/2025 13:56
Los loros son reconocidos por su habilidad para imitar la voz humana con una precisión llamativa. Este comportamiento, que suele resultar divertido y hasta entrañable, tiene detrás una explicación biológica y neurológica que los convierte en las aves imitadoras por excelencia. En términos anatómicos, los loros no poseen cuerdas vocales como los humanos, sino un órgano llamado siringe, ubicado en la tráquea. Este órgano, formado por membranas y anillos vibratorios, les permite producir una amplia variedad de sonidos. En su caso, la lengua redondeada y muy móvil les da la capacidad de reproducir palabras y entonaciones complejas. El dimorfismo sexual también juega un rol importante: los machos suelen ser más hábiles para imitar sonidos, ya que esta capacidad forma parte de sus rituales de apareamiento. Aun así, no son las únicas aves con esta habilidad: cuervos y urracas también pueden imitar, aunque con menor exactitud. Lo que realmente distingue a los loros es su cerebro. Un estudio de 2015 reveló que, además de los núcleos encargados del aprendizaje vocal que tienen otras aves, los loros cuentan con “conchas” cerebrales, anillos adicionales que rodean estas zonas y potencian su capacidad imitativa. Esto explica por qué especies como el loro gris africano, el loro eclecto y los guacamayos sobresalen en este terreno. Sin embargo, la imitación no siempre implica comprensión. En la mayoría de los casos, los loros repiten sonidos mediante un mecanismo de estímulo-recompensa, al notar que al hacerlo reciben atención o algún premio. Un caso excepcional fue el del loro gris Alex, estudiado por la psicóloga Irene Pepperberg durante tres décadas. Este ejemplar logró asociar palabras con objetos, colores y acciones, expresando incluso deseos propios. Su inteligencia racional era comparable a la de un niño de cinco años, y su inteligencia emocional a la de uno de dos. Pero no todo resulta simpático: en 2020, cinco loros grises de un parque en Lincolnshire (Inglaterra) debieron ser apartados del público porque habían aprendido a insultar a visitantes y cuidadores, mostrando que su habilidad para imitar también puede generar situaciones incómodas. En definitiva, los loros son imitadores natos gracias a una combinación única de anatomía y neurología, lo que los convierte en un espejo sonoro de su entorno y, al mismo tiempo, en protagonistas de fascinantes investigaciones científicas. Las 7 señales de que estás consumiendo demasiado azúcar:
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