03/10/2025 16:24
03/10/2025 16:23
03/10/2025 16:21
03/10/2025 16:20
03/10/2025 16:20
03/10/2025 16:20
03/10/2025 16:20
03/10/2025 16:20
03/10/2025 16:20
03/10/2025 16:20
» Diario Cordoba
Fecha: 03/10/2025 13:45
Como andaluz de vocación universal, como somos la mayoría de los andaluces, me hierve la sangre cada vez que oigo las sandeces que algunos políticos y figurines catalanes sueltan contra todo lo andaluz. No es solo el veneno de sus palabras; es la podredumbre que intentan esconder tras ellas. Empecemos por Jordi Pujol, artífice del proyecto de ingeniería social que desembocó en el procés, y que, en 1958, en su librito La inmigración, problema y esperanza de Cataluña, defendía lo siguiente: «El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico, es un hombre destruido, es generalmente un hombre poco hecho, un hombre que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual». En 2014, Pujol confesaría haber ocultado millones en Andorra durante 34 años. Gran parte de ese dinero es de dudosa procedencia. Su familia, con hijos como Jordi Pujol Ferrusola, implicado en el cobro de ocho millones por «asesorías» fantasma a contratistas de la Generalitat, u Oriol, metido en el caso ITV por amañar concursos a cambio de favores. Y no hablemos del 3%: CDC cobraba el 3% de las obras públicas adjudicadas. La Fiscalía pide 374 millones de devolución y penas de hasta 20 años. Luego viene Joan Puigcercós, de ERC, que en un mitin de 2010 soltó: «En Andalucía no paga impuestos ni Dios». Andalucía, la comunidad más poblada, con casi 9 millones, recibe 1.522 millones menos al año de lo que le toca por su peso demográfico. En sanidad, solo 1.748 euros por habitante en 2025, 189 por debajo de la media nacional. ¿Y ellos? Se quejan de «expolio» mientras su PIB per cápita es un 50% superior, gracias a un sistema que nos deja a la cola. Josep Antoni Duran i Lleida, en 2011, arremetió contra el PER: «Los jornaleros andaluces reciben un PER para pasar la mañana en el bar del pueblo». ¿Y el PER catalán? No, mejor miren el caso Adigsa: malversación en viviendas públicas bajo CiU, con imputados como Germà Gordó, mano derecha de Mas. O las ITV amañadas por Oriol Pujol, que colocó a 46 cargos en gobiernos de Mas. Nuestro PER es renta básica para estacionalidad agraria, que genera el 8% del PIB andaluz. ¿Vagancia? Es trabajo duro que ellos romantizan en sus viñedos subvencionados. Jordi Turull, de Junts, viene ahora a hacer su personal contribución a esta tradición de la política catalana: «Con el dinero de los catalanes los andaluces te subvencionan el gimnasio y que puedas tener un perro de compañía. Esto es la perversión número uno». ¡Qué gracia! El mismo Turull, exconseller durante el procés, salpicado por las sombras de la financiación irregular de CDC. Su partido heredero sigue lamiendo las botas de Pujol, cuyo clan acumuló un «patrimonio desmedido» de comisiones corruptas, según la Audiencia Nacional. Mientras, Andalucía exporta 7.200 millones en agroalimentación y crece al 3% en 2025, por encima de la media española, pero infrafinanciada. Esta chusma no representa a Cataluña, tierra de Verdaguer y Dalí, con la que compartimos migraciones y sueños. Pero su hipocresía apesta: malversan en el procés (desvíos para «embajadas» fantasma) mientras nos acusan de parásitos. Andalucía, de Tartessos a Al-Ándalus, de Averroes a Emilio Lledó, no es una sociedad de «hombres destruidos». Es resiliente, con un PIB creciendo al 3% en 2025 pese a la infrafinanciación que nos quita 1.522 millones anuales por nuestro peso poblacional. Los andaluces no somos «anárquicos», somos solidarios, cultos, trabajadores. Y hartos de lecciones de quienes nos amenazan con el supremacismo para ocultar su corrupción. Basta de silencio. Andalucía exige respeto. Y ustedes, señores independentistas, contemplen cómo el Guadalquivir fluye cada vez más limpio y con más fuerza, mientras sus cloacas se destapan. *Profesor de la UCO
Ver noticia original