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» Elterritorio
Fecha: 02/10/2025 07:49
La primera reunión estuvo marcada por pedidos de distintos bloques para que José Luis Espert ceda la presidencia de la Comisión de Presupuesto, tras denuncias que lo vinculan con un empresario detenido por narcotráfico. miércoles 01 de octubre de 2025 | 16:31hs. La primera reunión de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, encargada de tratar la denominada “ley de leyes” para 2026, estuvo lejos de transcurrir en un clima institucional normal. El debate comenzó bajo la presidencia del economista y diputado José Luis Espert, quien enfrentó un pedido casi unánime de los bloques para que se aparte de su cargo tras quedar envuelto en denuncias que lo vinculan con Federico “Fred” Machado, empresario detenido por narcotráfico en los Estados Unidos. La tensión fue inmediata. Antes incluso de que los funcionarios del Ejecutivo iniciaran su exposición sobre el proyecto, distintos legisladores reclamaron que Espert ceda la conducción de la comisión, alegando que su continuidad perjudica el debate y erosiona la credibilidad del proceso. El diputado, sin embargo, se mantuvo en silencio, escuchó las acusaciones sin inmutarse y optó por abrir la sesión como si nada ocurriera. El silencio resultó incómodo no solo por la falta de explicaciones, sino también por la ausencia de un respaldo político sólido. Ni sus compañeros de bloque lo defendieron con firmeza ni el oficialismo mostró interés en despejar las dudas. En su lugar, la estrategia del Gobierno fue intentar pasar de largo: ordenar el debate hacia la exposición de los secretarios de Hacienda y de Finanzas, quienes dedicaron largos tramos de sus intervenciones a subrayar los logros de gestión de Javier Milei y a remarcar el equilibrio fiscal como bandera central. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, había advertido apenas unas horas antes que Espert debía dar explicaciones. Sin embargo, en la comisión nadie recogió el guante. Ni el PRO ni la UCR se pronunciaron, y tampoco lo hicieron otros bloques aliados, lo que dejó la sensación de un vacío político en torno a una figura clave en el tratamiento del presupuesto. El contraste fue notorio: mientras 27 de los 49 miembros de la comisión exigían que Espert diera un paso al costado, La Libertad Avanza cerró filas sin defenderlo directamente. El oficialismo prefirió acusar a la “campaña sucia” y hablar de maniobras políticas, aunque ninguno de sus referentes refutó en concreto las denuncias periodísticas. La estrategia consistió en sostenerlo en su lugar, evitando un golpe institucional para el Gobierno, pero al precio de iniciar el debate del presupuesto bajo sospechas que socavan la transparencia del proceso. La escena terminó exponiendo una contradicción: por un lado, la Casa Rosada intenta mostrar fortaleza y resultados en materia económica, con mensajes de orden fiscal y promesas de estabilidad; por el otro, deja abierto un flanco político sensible, permitiendo que el principal debate del año en materia presupuestaria arranque empañado por acusaciones de gravedad. En el medio, quedó la imagen de un oficialismo que optó por mirar hacia otro lado, priorizando sostener las formas y avanzar con el trámite legislativo antes que despejar dudas sobre la legitimidad de quien lo conduce. En definitiva, el debate por el Presupuesto 2026 empezó cargado de tensiones y sospechas. Espert se mantuvo en su silla, inmune a los pedidos de renuncia y sin dar explicaciones, mientras el Gobierno eligió continuar como si nada sucediera. El costo político, sin embargo, parece ya instalado: la discusión de la “ley de leyes” quedó marcada por la sombra de un escándalo que, lejos de disiparse, amenaza con seguir creciendo.
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