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» Amanecer
Fecha: 01/10/2025 16:08
Cada 30 de septiembre se celebra el Día Internacional del Traductor, en memoria de San Jerónimo, considerado el patrono de los traductores por haber llevado la Biblia al latín. En esta fecha, la docente y traductora Yanina Giménez compartió su mirada sobre una profesión que, si bien atraviesa cambios profundos por los avances tecnológicos, sigue siendo clave para conectar culturas y garantizar la precisión del lenguaje. “Los traductores humanos tenemos la facilidad y capacidad de comprender el texto, el contexto, la cultura, lo específico, las frases que solo interpreta un traductor humano y que la inteligencia artificial aún no logra captar”, señaló Giménez. El impacto de la IA en el campo de la traducción ha encendido alarmas en el sector. Diversos estudios colocan a esta disciplina entre las más expuestas a ser reemplazadas por sistemas automáticos. Herramientas como los traductores en línea o los programas de interpretación simultánea avanzan a gran velocidad, ofreciendo resultados cada vez más rápidos y accesibles. Sin embargo, según la especialista, todavía presentan limitaciones: “Hay palabras y expresiones muy culturales que no pueden resolverse con una traducción literal o general, como suele suceder en aplicaciones automáticas. Para la precisión, lo humano sigue siendo imprescindible”. Desde la traducción de obras clásicas hasta la labor de los intérpretes en eventos internacionales, los traductores cumplen un papel esencial en la comunicación global. Conscientes de ello, la Federación Internacional de Traductores (FIT) instauró en 1991 esta fecha conmemorativa, y en 2017 la Asamblea General de las Naciones Unidas la oficializó, reconociendo el rol estratégico de la traducción para el entendimiento entre culturas. En el marco de la conmemoración, se organizan en distintas partes del mundo actividades para homenajear el trabajo de traductores e intérpretes, pero también para abrir un espacio de reflexión sobre los desafíos actuales de la profesión. Si bien la automatización plantea riesgos, especialistas coinciden en que las traducciones complejas requieren todavía una sensibilidad, una interpretación cultural y una capacidad de contextualización que las máquinas no pueden replicar. “Podemos convivir con la inteligencia artificial, pero no reemplazar la esencia de nuestra tarea”, concluyó Giménez.
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