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  • Los claroscuros del plan de Trump para Gaza: sin plazos para la retirada de Israel ni garantías de un Estado palestino

    » Diario Cordoba

    Fecha: 01/10/2025 08:52

    Más allá de la relevancia del plan de 20 puntos para poner fin a la guerra contra Gaza presentado por el presidente estadounidense Donald Trump en la Casa Blanca este lunes, hay otra palabra que lo define con precisión: ambigüedad. Hay múltiples claroscuros en ese listado de cambios, al que Israel ya se ha comprometido. Hamás, a la que Trump le ha dado "tres o cuatro días" para decidir, sigue estudiando su respuesta, que algunas fuentes apuntan que podría producirse este miércoles. Sin embargo, horas después de las celebraciones públicas, el primer ministro Binyamín Netanyahu ha negado algunos de estos compromisos. Las tropas israelíes no se retirarán de Gaza, como garantizó Trump, ni tampoco facilitarán el camino a la creación de un Estado palestino. Los enunciados de cada estos 20 puntos prometen escenarios diversos de viabilidad dudosa. Por ejemplo, faltan detalles sobre cómo serán procesados los combatientes de Hamás a los que se les ha garantizado una amnistía y la posibilidad de exiliarse si liberan a los rehenes y entregan las armas. No se sabe cómo podrán volver aquellos gazatíes que abandonaron el enclave en el intento de salvar la vida de una ofensiva militar israelí que ha matado a 66.000 palestinos. O tampoco está claro quiénes serán los integrantes de la nueva fuerza de seguridad internacional propuesta para controlar Gaza. A continuación, algunas de las incógnitas más evidentes del plan de Trump. Poco después de salir de la Casa Blanca, el primer ministro israelí publicó un vídeo en hebreo en sus redes sociales. “Ahora el mundo entero, incluido el mundo árabe y musulmán, está presionando a Hamás para que acepte los términos que creamos junto con Trump, para traer de regreso a todos los rehenes, los vivos y los muertos, mientras el Ejército israelí permanece en la mayor parte de la Franja. ¡¿Quién lo hubiera creído?!”, decía, visiblemente contento. Con este mensaje, Netanyahu demuestra su creencia de que ahora la presión internacional ya no está sobre Israel, sino sobre el grupo palestino. No obstante, con esta primera declaración, el líder israelí contradice uno de los puntos del plan de Trump, que establece que “Israel no ocupará ni anexará Gaza” y que sus tropas se retirarán “completamente de Gaza, con la excepción de un perímetro de seguridad”. También Netanyahu respondió con un “rotundamente no” a que este plan facilitaría la vía para la creación de un Estado palestino. De nuevo, se contradice con el punto 19 del plan: “a medida que avanza la reconstrucción de Gaza y se lleva a cabo fielmente el programa de reformas de la Autoridad Palestina, es posible que finalmente se den las condiciones para un camino creíble hacia la autodeterminación y la creación de un Estado palestino, lo que reconocemos como la aspiración del pueblo palestino”. En su plan, Trump anunció que “Gaza será gobernada por un comité palestino tecnocrático y apolítico”, que estará “integrado por palestinos cualificados y expertos internacionales”. Pero en ninguno de los 20 puntos hay una aclaración sobre quiénes son las personas que formarán este gobierno ni cómo serán seleccionadas. Tampoco hay un calendario específico sobre cuándo ocurriría su formación. Además, este comité será supervisado por una “Junta de Paz” dirigida por Trump que incluye el exprimer ministro británico, Tony Blair, y otros actores extranjeros, pero la hoja de ruta no explica cómo será esta relación, ni cuál será el proceso de decisión en ambos organismos. Por otro lado, otra de las grandes incógnitas es el papel de la Autoridad Palestina (AP). Durante varios puntos del plan de Trump, se explica que será sometida a un programa de reformas antes de retomar el control de Gaza. Pero Netanyahu en el vídeo insistió en que ni Hamás ni la AP formarán parte de la administración civil que asuma el gobierno al fin de la guerra. “Probablemente no le sorprenda saber que una abrumadora mayoría del público israelí no cree que la AP realmente cambie”, señaló el primer ministro. Tampoco está claro quién decidirá que la AP está lista para tomar el control de Gaza ni qué requisitos debe cumplir para que pueda gobernar el territorio. Otra de las grandes incógnitas es la “Fuerza Internacional de Estabilización temporal” que protegería Gaza durante cierto tiempo. Ningún país, a excepción de Indonesia, se ha mostrado dispuesto a enviar tropas a Gaza. El presidente indonesio Prabowo Subianto dijo el martes pasado durante la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York que su país está listo para desplegar 20.000 fuerzas de paz en Gaza. Pero no hay muchas naciones que se presten a desplegar a sus fuerzas de seguridad en un territorio para nada seguro. Se desconoce cuáles son los criterios para que se les permita desplegarse, ni cuáles serían sus responsabilidades ni sus competencias. Estas fuerzas podrían actuar como un Ejército, como una fuerza policial o un cuerpo de observación, y tampoco se sabe si se podrían enfrentar a Hamás o a las tropas israelíes. Pese a las garantías que excluyen la posibilidad de anexión de Gaza y de limpieza étnica de su población por parte de Israel, hay algunos detalles ambiguos y vagos a los que Tel Aviv podría aferrarse para ocupar parte de territorio palestino. Hamás se enfrenta precisamente a esa disyuntiva: sobre si aceptar su rendición o arriesgarse a la ocupación israelí de Gaza. El plan señala que Israel puede ocupar indefinidamente un supuesto “perímetro de seguridad” en el interior del enclave. Pero no se han establecido cronogramas para la retirada de esta zona, por lo que depende de la voluntad de Israel, que podría decidir quedarse. “Una vez más se les pide a los palestinos que vivan como una población cautiva bajo el control y la dominación israelí total y completa, sin ninguna perspectiva de ser un pueblo libre en su propio país”, señala a Al Jazeera Omar Baddar, un analista político palestino-estadounidense radicado en Washington. Además, la propuesta no reconoce el derecho a un Estado palestino, sino que indica que la condición de Estado es algo que los palestinos buscan, pero no algo a lo que tengan derecho. Antes de la reunión de Trump y Netanyahu, el ministro de Finanzas israelí, el ultraderechista colono Bezalel Smotrich, anunció sus líneas rojas. Tras su aprobación, no dudó en tildar el plan de “rotundo fracaso diplomático” que “terminará en lágrimas”. A lo largo de una extensa publicación en X, acusó de “entregar nuestra seguridad a extranjeros” y “desperdiciar” la oportunidad de frustrar por completo las ambiciones de un Estado palestino. “Nuestros hijos se verán obligados a luchar de nuevo en Gaza”, ha declarado. “Dada la realidad creada por la presión internacional, la destructiva campaña de rehenes, la renuncia inicial del primer ministro Netanyahu a conquistar Gaza y adoptar el plan original de Trump, la lentitud del ejército y el fracaso en llevar a los líderes militares al lugar que queremos, la coalición vacilante y la fatiga bélica natural después de dos años de guerra, a la luz de todo eso, ¿no hay otra opción y es este el máximo que se puede lograr en este momento?”, se preguntó Smotrich.

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